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Signos de alerta en el desarrollo del lenguaje de un niño: "Es importante estar atentos y, si observan alguno, acudir a un profesional"

Una niña en terapia
Getty Images

El lenguaje es nuestra capacidad para expresarnos y comunicarnos con los demás a través de palabras u otros sistemas de signos. Esta habilidad, que nos diferencia de otros seres vivos, nos permite establecer interacciones sociales, desenvolvernos en nuestro día a día y favorece el aprendizaje. Desde los primeros meses de vida, un niño comienza a desarrollar el lenguaje, primero reaccionando ante estímulos, después emitiendo sonidos, para terminar desarrollando el habla.

En cada etapa de desarrollo, el lenguaje evoluciona siguiendo unos patrones de tiempo similares. Muchos padres y madres, conscientes de esto, pueden inquietarse porque su hijo no comience a desarrollar el habla al tiempo que el resto de niños de su misma edad. "Es importante recordar que cada niño es distinto y, por tanto, cada uno lleva un ritmo de desarrollo de sus hitos del lenguaje distinto. Es importante que las familias eviten comparaciones con otros niños, ya sean hermanos o compañeros de clase y recuerden esto", asegura Luis Rojas, logopeda.

No obstante, es importante mantenerse alerta ante ciertas señales de alarma o banderas rojas que el menor presente. No se trata de que las familias se preocupen antes de tiempo, sino de prevenir frente a posibles alteraciones en el desarrollo de la comunicación y el lenguaje del niño.

A continuación, enumeramos distintos signos de alerta en el desarrollo del lenguaje de un niño desde sus primeros meses de vida hasta los cinco años de edad:

De 0 a 3 meses

  • No reacciona a diferentes ruidos
  • Llanto anormal
  • No reconoce voces familiares

De 3 a 6 meses

  • No balbucea
  • ​No sigue los ruidos con la mirada

De los 7 meses al año

  • No silabea
  • ​No presta atención cuando le están hablando
  • ​No hay imitación de sonidos
  • ​No usa gestos para comunicarse
  • ​No gira la cabeza ante algún sonido

De 1 a 2 años

  • No dice sus primeras palabras
  • No hay imitaciones de acciones ni breves palabras
  • No sigue órdenes simples
  • No comprende preguntas simples
  • No mantiene la atención en el juego
  • No señala para pedir algo
  • No hay adquisición de vocabulario básico
  • No construye estructuras de dos palabras

De 2 a 3 años

  • No denomina objetos básicos
  • ​Solo construye breves oraciones de 2 a 3 palabras
  • ​No hay comprensión de órdenes de dos pasos
  • ​No hay juego simbólico
  • ​Confunde unos términos sencillos con otros
  • ​Hay poca inteligibilidad de su habla

De 3 a 4 años

  • Construcciones sintácticas de 3 palabras
  • Ausencia de adjetivos y pronombres
  • No formula preguntas básicas
  • Confusión a la hora de contar hechos pasados y futuros
  • Frustración al comunicarse

De 4 a 5 años

  • Dificultades a nivel fonológico
  • ​No hay lenguaje narrativo
  • ​Dificultades en la evocación de términos básicos
  • ​No es capaz de mantener la atención mientras se cuenta un cuento
  • ​Escaso vocabulario
  • ​No es capaz de mantener una breve conversación
  • ​No realiza descripciones básicas de objetos

Intervenir de forma precoz

Todas estas banderas rojas son orientativas y servirán como guía para padres y familias que, antes de alarmarse, deberán consultar con un profesional. "Es importante que estén siempre atentos a estos signos de alerta y, cuando observen algo, acudan a algún profesional, por ejemplo, el pediatra o un logopeda, para que les pueda informar mejor de los hitos del desarrollo del lenguaje de los niños y determinar si el punto en el que está su hijo es adecuado o no", explica Rojas.

El profesional decidirá, en cada caso, si es conveniente que el niño comience con un tratamiento de Atención Temprana. Los seis primeros años son clave en el desarrollo del lenguaje del menor. En esta etapa, el cerebro presenta una mayor plasticidad y los niños se encuentran en un período especialmente sensible al desarrollo lingüístico.

"Siempre que se detecten estos signos de alerta y que se considere por parte del logopeda, debe iniciar un tratamiento de forma temprana. De esta manera, se evitará que exista un desfase mayor del niño en correspondencia con niños de su edad. Cuanto antes se empiece el tratamiento, antes se podrán tratar las dificultades que presenta y que no se prologuen más en el tiempo", afirma el logopeda.

La importante labor del logopeda y del entorno

El logopeda puede comenzar a trabajar con el niño desde edades muy tempranas, "dependiendo de las dificultades en el lenguaje que presente y a la edad que se detecta el retraso". La intervención tendrá el objetivo de que el niño "alcance su máximo potencial y el nivel esperado para su edad".

"La intervención se enfocará dependiendo de las diferentes áreas de lenguaje que haya que trabajar con el niño, ya sea a nivel fonológico, de construcción de oraciones, de vocabulario, prerrequisitos del lenguaje, etc. Lo más normal es que haya que intervenir en diferentes áreas del lenguaje", asegura Rojas.

Para que la intervención logopédica tenga éxito, es esencial la colaboración del entorno en el que se mueve el niño: casa y colegio. "Es importante que haya una comunicación fluida entre estos dos contextos, así como el cumplimiento de las pautas del lenguaje que dé el logopeda tanto a las familias como al colegio. Las familias deben concienciarse de que, para que el tratamiento salga bien, deben trabajar en casa con su hijo. De esta manera, la evolución será mucho más rápida y el tratamiento más eficaz", señala el logopeda.

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