La invasión rusa de Ucrania no está yendo como el Kremlin desearía, y uno de los motivos de la falta de avances significativos de la fuerza invasora es la desmotivación de unas tropas poco preparadas.

Prueba del caos que reina entre las filas de los agresores son los vídeos que circulan en redes sociales y en los que se ve cómo soldados rusos se dedican al saqueo y al pillaje en las casas ucranianas que van ocupando.

Un nuevo vídeo muestra a tres rusos llevándose en carritos todo tipo de cosas, hasta colchones. Las imágenes fueron captadas en la zona de Jersón el pasado mes de septiembre.

Anton Gerashchenko, asesor oficial del Ministro del Interior de Ucrania, declaró a The Sun que "la moral entre las tropas rusas es baja porque se lanzan a la lucha sin el equipo, el uniforme y la planificación adecuados".

"No tienen idea de por qué están peleando. Sin embargo, ninguno de ellos, así como la población rusa en general, parece ser capaz de protestar en masa", dice Gerashchenko.

"Vemos que muchos rusos que vienen a la guerra en Ucrania usan esto para saquear y obtener ganancias materiales. Esta es su motivación", añade el asesor del gobierno ucraniano.

"La policía nacional de Ucrania y los fiscales internacionales están trabajando muy duro para documentar los numerosos casos de crímenes de guerra rusos en Ucrania. Estos delitos incluyen asesinatos, heridas, destrucciones y saqueos", prosigue Gerashchenko.

"Muchos soldados rusos provienen de pueblos muy pobres y ven la guerra como una oportunidad para obtener ganancias. También vemos que la propaganda rusa promueve la guerra como una oportunidad para ganar un buen dinero: pagar deudas, comprar un coche, devolver las cosas saqueadas a la familia...", explica el asesor.

"Ha habido muchos casos documentados en los que el saqueo es un proceso bien organizado y establecido que comienza con el embalaje y la carga de las cosas en un camión hasta su envío a Rusia. Ya conté la historia de mi amigo que vivía cerca de Kiev: absolutamente todo fue sacado de su casa, hasta platos, ropa interior y toallas. Y hay muchas historias similares", concluye el asesor.