En el último trimestre del año pasado, la vida de Amalia de Orange, heredera al trono de los Países Bajos, daba un giro radical. De repente, había de verse recluida en una de las residencias oficiales de la familia real. Además, varió completamente sus rutinas para que no tuviese lugar la desgracia prevista: su nombre, y el del primer ministro holandés, habían sido mencionados como posibles objetivos de secuestros en unas grabaciones pertenecientes a la Mocro Maffia, una organización criminal que crontrola parte del narcotráfico europeo y que está asentada en Países Bajos, aunque su origen es magrebí.
Aunque las amenazas no han desaparecido, la hija de Guillermo Alejandro de los Países Bajos y de su esposa, la reina consorte Máxima, ha podido volver a hacer algo de vida normal, si bien su decimonoveno cumpleaños, el pasado 7 de diciembre, no fue tan especial como estaba previsto. Pero la felicidad prometida puede cambiar a partir de este pasado viernes 27 de enero, porque desde esa fecha y hasta el 9 de febrero la princesa va a estar realizando su primer viaje oficial.
Y este, además, no puede ser a un lugar más paradisíaco: el Caribe. Se trata del mismo viaje que ya se anunciase en septiembre que iba a ser su debut en labores diplomáticas, pero que ha tenido que ser pospuesto hasta ahora debido a la Mocro Maffia. Toda esta ruta, destinada a que Amalia vaya cogiendo experiencia para cuando le llegue el turno de ser reina, seguirá el planning que estaba previsto cuando aún no había sido amenazada, si bien, como es obvio, estará continuamente protegida por los servicios de seguridad.
Este viaje de dos semanas le servirá a la princesa heredera tanto para probar sus dotes como royal lejos de su país (aunque estará acompañada por sus padres) como para demostrar los años de estudio de su licenciatura en Política, Psicología, Derecho y Economía en la Universidad de Ámsterdam, de la que sus padres aseguraron que había salido con muy buenas notas en su primer año.
Asimismo, en todos los lugares que visitarán -Bonaire, Aruba, Curazao, San Martín, San Eustaquio y Saba- hay una serie de actividades que ayudarán a Amalia de Orange no solo a conocer mejor la naturaleza y la idiosincrasia de dichos lugares sino también su historia, teniendo en cuenta que cada vez está más en entredicha la historia de la grandeza de los Países Bajos por haber sido, durante la época colonial y algunos años después, uno de los mayores traficantes de esclavos del mundo.
El viaje comenzará con una clase de la historia de Bonaire impartida por el gobernadore de la isla, con quien visitarán las chozas de esclavos de la época de expansión de los Países Bajos, así como más tarde se trasladarán a la costa oeste visitando un parque cultural, patrimonio histórico del país.
En sus playas conocerán la práctica del windsurf y podrán preguntar sus dudas a los locales tanto entonces como en un paseo previsto por un mercado popular que tiene productos de la gastronomía vernácula. Por último,se montarán en un bote y navegarán por la bahía y la zona de los manglares.
El día 30 llegarán a Aruba, donde tendrán desde una parte más formal, con sus asitencia a varias sedes del Gobierno, ciertas empresas y la Universidad, y momentos más distendidos como una academia de fútbol, el Museo de la Industria y un espectáculo callejero. Para comenzar febrero llegarán a Curazao, quizá la parada más importante para la Familia Real.
Y no solo por tiempo, siendo la isla en la que más días permanecerán, sino que, para empezar, podrán escuchar el Vals Amalia, una melodía compuesta ad hoc para la princesa como forma de homenaje. Asimismo, los monarcas celebrarán allí su 21º aniversario de bodas, por lo que han preparado una cena en uno de los edificios emblemáticos, la Kathedraal van Doornen, que contará con 21 invitados, todos ellos personalidades más que distinguidas del lugar.
Entre el lunes 6 y su regreso, abarcarán las tres últimas islas. En primer lugar, San Martín, donde podrán conocer de primera mano cómo se está llevando a cabo el neecsario proceso de reconstrucción de la isla tras las devastaciones causadas por el huracán Irma, en 2017. Además, habrá tiempo para una ruta cultural por la naturaleza local donde podrán practicar el aviturismo -el avistamiento de aves en su hábitat-. Acabarán con un encuentro con estudiantes y la asistencia a un torneo de béisbol.
Seguidamente partirán a San Eustaquio, donde la familia real neerlandesa conocerá el centro histórico y charlarán con los más jóvenes sobre el futuro de su isla. Más tarde, descubrirán las actividades agrícolas más comunes y finalizarán con un partido de baloncesto y la visita a un espacio dedicado al patrimonio cultural.
Para finalizar estas dos semanas, en la isla de Saba podrán estudiar las diferentes formas de suministro energético con las que cuentan, así como serán testigos de algunas de sus tradiciones más antiguas.
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