La República Democrática del Congo (RDC) ha acusado a Ruanda de realizar un "acto de guerra" por disparar este martes contra un avión de combate congoleño cerca de la frontera que comparten ambos países, y rechazó que la aeronave violase el espacio aéreo ruandés, en medio de fuertes tensiones diplomáticas.
"El Gobierno (de la RDC) considera que este enésimo ataque contra Ruanda es un acto deliberado de agresión que equivale a un acto de guerra", señalaron las autoridades congoleñas en un comunicado emitido a última hora de este martes.
"El avión de combate fue atacado cuando empezaba a aterrizar en el aeropuerto internacional de (la ciudad congoleña de) Goma. El fuego de Ruanda estaba dirigido contra un avión congoleño que viajaba dentro del territorio congoleño. Nunca voló sobre el espacio aéreo ruandés", añadieron.
Así, Kinshasa rechazó las acusaciones de Kigali, que este martes confirmó haber tomado "medidas defensivas" contra una areonave del Ejército congoleño por supuestamente haber violado el espacio aéreo ruandés. El avión pudo aterrizar en Goma sin que se registraran víctimas.
El Gobierno de la RDC también acusó al Ejército de Ruanda de lanzar este martes por la mañana una ofensiva contra las posiciones de las Fuerzas Armadas congoleñas en los alrededores de la localidad de Kitchanga, en la provincia congoleña oriental de Kivu del Norte.
"Mientras tanto, se observan columnas de soldados del Ejército ruandés que vienen de Ruanda para reforzar las posiciones de Kibumba y Bwito en previsión de otras acciones criminales", indicó el comunicado.
Este cruce de acusaciones se producen en medio de una fuerte escalada de tensiones entre ambos países por la presunta colaboración de Ruanda con el grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23), que lucha en suelo congoleño.
Ruanda siempre ha negado ese extremo, pese a que al menos dos informes de la ONU confirmaron la colaboración.
Por su parte, tanto Ruanda como el M23 acusan al Ejército congoleño de aliarse con los rebeldes de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en el año 2000 por cabecillas del genocidio de 1994 y otros ruandeses exiliados en la RDC para recuperar el poder político en su país de origen. La ONU también confirmó esa colaboración.
Desde la reanudación de los intensos combates del M23 el pasado mes de marzo después de varios años de calma, los insurgentes han ocupado grandes áreas y localidades estratégicas en la RDC (incluidas Kibumba y Bwito), y el temor de sus batallas ha obligado a más de medio millón de personas ha abandonar sus casas, según la ONU.
El M23 se creó en 2012 como una escisión del extinto Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo de rebeldes en su mayoría de origen ruandés que luchó contra las FDLR en suelo congoleño y se integró en el Ejército de la RDC después del acuerdo de paz del 23 de marzo de 2009, que da nombre al grupo.
Entonces, los rebeldes del recién fundado M23 desertaron del Ejército para renegociar ese pacto de paz y mejorar sus condiciones.
El este de la RDC lleva más de dos décadas sumido en un conflicto avivado por milicias rebeldes y el Ejército, pese a la presencia de la misión de paz de la ONU (Monusco).
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