La fuerza de una buena 'intro' en ficción

¿Dan a saltar la 'intro' de las series? Las propias plataformas bajo demanda nos invitan a "saltar" las sintonías de las ficciones. Vivimos entre tantos impactos audiovisuales que nos sobresaltan a diario que, cada vez, tenemos menos paciencia a la hora de consumir historias en la pantalla.

Una situación que afectó directamente a las caretas de los programas y, especialmente, las series. Cada vez más breves, casi invisibles. Lejos quedan aquellos silbidos pedaleantes del inicio de Verano Azul o aquella escuela cantando el himno de Compañeros. "No te fallaré", decían. Lost fue el punto de inflexión. La 'intro' de la serie era sólo un rótulo. Breve, efectista. Como la propia producción, que marcó un antes y un después en la manera de ver ficción seriada.

Cómo sería 'Verano Azul' si fuera de Netflix 

Pero con los años los creadores de historias se están percatando de todo lo que nos estamos perdiendo sin una buena carta de presentación que favorezca esa apoteosis inicial que ayuda a sugestionar a la audiencia dentro del tono de una serie. Incluso permite atender con más ganas a cada capítulo.

Porque una buena cabecera es una especie de puerta entre la realidad y la ficción. Marca la atmósfera, fomenta recuerdos colectivos y hasta puede poner al espectador a aplaudir a los protagonistas de la serie. Con la combinación de estética, música, emoción e imaginación, siempre habrá buenas sintonías dispuestas a estimular mejor la experiencia que supone un visionado, ya sea en una gran pantalla o en un minúsculo móvil.

En los últimos meses lo hemos visto en el magnetismo slow de Severance, en la coreografía noventera de Peacemaker o en los frescos a lo serial rococó de The White Lotus. Invitan a potenciar esa ilusión que está detrás de la fuerza de cualquier historia. Hacen a la obra más artística, más carismática, más icónica representando esa creatividad que juega y pone también al espectador a jugar. Nos implica, al fin y al cabo, con la historia. En HBO lo saben bien. En la televisión española también lo sabíamos. Pero, con las prisas, ni a la tele ni el espectador, a veces, tiene tiempo de pararse a sentir el regustillo de un buen prolegómeno. Piénsese pasar las 'intros', por favor.