Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

El gran show nacional

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler.
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler.
CARLOS ÁLVAREZ / GETTY
Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler.

Quizás es que no sigo la vida social, pero lo cierto es que estos días en que no se habla de otra cosa me voy enterando paso a paso de los avatares que está suscitando la separación turbulenta de la pareja, que durante años idealizó el papel couché, formada por Isabel Preysler y el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. No he tenido el gusto de conocer a ninguno de los dos, pero siempre consideré que se trataba de dos personas honorables y, por supuesto, inteligentes.

Inteligentes, sí. Por eso no me entra en la cabeza, tal vez porque al final me importan poco los asuntos ajenos del corazón, que la ruptura de su amor y convivencia haya desencadenado semejante revuelo y lo que más me sorprende es que ambos, pudiendo resolver su situación -que no es nada nueva ni sorprendente-, la estén atizando todas las mañanas con nuevos detalles, algunos bastante escabrosos por cierto, y sin duda morbosos todos. Bien es verdad que en el desamor no suele haber despedida sin dolor y, en cambio, en algunos casos sin beneficios recíprocos, aunque sean indirectos. Visto desde lejos es el caso.

La señora Preysler, especialista en vender su imagen pública y sus apasionantes historias sentimentales, recuperará el interés que estaba perdiendo a la hora de contratar las exclusivas que le venían proporcionando unos ingresos muy saneados que le permitían vivir sumergida en el lujo y el glamour. El escritor, por su parte, conseguirá incrementar las ventas de los nuevos libros que anuncia y también acrecentar el mérito de su ingreso en la Academia Francesa. 

Por lo demás, tampoco ha venido mal de rebote este show, revestido de escándalo, a la sociedad angustiada por la inflación. Quien más quien menos está disfrutando con los dardos que se intercambia la pareja y, quien lo diría, hasta Pedro Sánchez y su ministra Irene Montero están consiguiendo mantener en un segundo plano la reyerta más lamentable sobre la ley del 'sí es sí'. Mientras, los delincuentes sexuales siguen abandonando las cárceles. En la vida cabe todo…

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