El PSOE se resigna a depender del PP para aprobar su reforma de la ley del 'solo sí es sí' si fracasa la negociación con Unidas Podemos

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, de fondo. La ministra de Igualdad, Irene Montero, en primer plano.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, de fondo. La ministra de Igualdad, Irene Montero, en primer plano.
Carlos Lujan / Europa Press
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, de fondo. La ministra de Igualdad, Irene Montero, en primer plano.

"Debemos preservar a las mujeres, si nos apoya el PP o Bildu, bienvenido sea". Esta frase, dicha por una ministra socialista, ilustra a la perfección la situación en la que se encuentra inmerso el PSOE. Su propuesta en solitario para reformar la ley del 'solo sí es sí' ya está en el Congreso, aunque todavía no cuenta con los votos suficientes. Y no solo eso, sino que tampoco cuenta con el visto bueno de Unidas Podemos, socio de coalición y quien pilota el Ministerio de Igualdad, uno de los proponentes de la norma. Así las cosas, cada día es más probable que la modificación legislativa deba hacerse con los votos del PP, un escenario ante el que los socialistas empiezan a resignarse.

De momento, el PSOE trata de dar tiempo a la coalición para llegar a un acuerdo. No en vano, la foto de socialistas y populares votando juntos -algo poco habitual en esta legislatura- la reforma de una de las leyes estrella de los morados sin su concurso sería difícil de explicar. Y enrarecería el ambiente de la coalición, aunque en la actualidad ninguna de las fuentes consultadas ve en peligro su continuidad. 

Es por ello que los socialistas han adaptado una estrategia basada en dos líneas: rebajar el tono y dejar espacio al acuerdo. Al menos, públicamente. "Siempre hay margen", decían este miércoles en público y en privado diferentes miembros de la formación cuya sede está en la calle Ferraz. Entre otros, la propia ministra de Justicia, Pilar Llop, o la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández.

Los socialistas, de hecho, han ralentizado sus prisas, en busca de otros apoyos de los socios de la investidura. De hecho, finalmente la reforma será admitida a trámite la semana que viene y, salvo sorpresa, se votará en Pleno el 7 de marzo, un día antes del Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, la posibilidad del acuerdo cada día es más remota. No ya solo porque las declaraciones públicas entre socios hayan elevado la tensión a un punto alto -los 'morados' han acusado al PSOE de querer volver "al Código Penal de La Manada"-, sino que ya es un asunto de raíz: mientras que los socialistas dicen que se trata de "modificaciones técnicas", los de Unidas Podemos aseguran que la proposición de ley presentada toca el consentimiento, "el corazón de la ley".

En este contexto, el PSOE no se plantea no reformar la ley. Sea como sea. Es por ello por lo que no niegan el escenario de que sea el Partido Popular quien termine salvándoles. Eso sí, insisten en que no negociarán nada con ellos. Hablar, puede ser, pero no negociar -sea cual sea la diferencia-. Es lo que dicen desde la dirección federal, que insisten en que el "problema" se tiene que solucionar. Esto lo saben en Génova. De hecho, la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, pidió al presidente Pedro Sánchez que se "dejase ayudar", una proposición que el jefe del Ejecutivo eludió. "Yo siempre doy la cara y, cuando hay un problema, me empeño en resolverlo", apuntó.

El ala del Gobierno de Unidas Podemos también asegura que sigue dispuesta a negociar, aunque mantiene trazada su línea roja para alcanzar un acuerdo con el PSOE: que la reforma de la ley no conlleve volver a hacer distingos entre las agresiones sexuales en las que media violencia y las que no. En ello se reafirmó este miércoles la ministra de Igualdad, Irene Montero, que en una entrevista en TVE volvió a rechazar "un modelo en el que las mujeres tengan que probar con heridas en los cuerpos la violencia que los agresores han ejercido, en el que si tienen una heridita pequeña se las cree un poquito más que si no tienen, si tienen un desgarro se las cree más y, si llegan con una herida enorme, entonces es cuando ya las tenemos que creer".

Esas declaraciones de Montero hacían referencia a las polémicas palabras que pronunció el martes la ministra Llop, que aseguró que "con una herida basta" para probar que ha existido violencia en agresiones sexuales. Para Unidas Podemos, esa es la prueba más evidente de que el PSOE apuesta por "volver al Código Penal de La Manada", como repitió este miércoles Montero. Y en el partido hay total convencimiento en no ceder en este punto: si los socialistas quieren sacar adelante su reforma en los términos en los que la han presentado, considera la dirección de Podemos, tendrán que hacerlo con los votos del PP, que se ha mostrado dispuesto a ofrecer sus votos al PSOE para modificar la ley.

El problema para los socialistas es que tampoco cuentan con muchos más aliados que los populares para sacar adelante su iniciativa, puesto que ERC y EH Bildu se han alineado sin fisuras con Montero y tan solo el PNV, de los habituales socios parlamentarios del Gobierno, ha mantenido una posición más ambigua. El martes, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, aseguró que su partido está "absolutamente" en contra de apoyar ninguna reforma que no cuente con el beneplácito de Igualdad, y este miércoles el propio Rufián insistió en que no piensa participar en "campañas" contra el ministerio, pese a que la ley del solo sí es sí sea "perfectible, como tantas otras".

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