Música

Entrevista

El Kanka: "Me creí mi personaje, y desprenderme de él me ha hecho libre"

El Kanka, en una imagen promocional de su nuevo disco, 'Cosas de los vivientes'.
ALAN NARTIKOEV

Hace un año, El Kanka terminaba su gira con un anuncio: "Me voy por un tiempo indefinido". Después llegaron meses de introspección, calma y, finalmente, ganas de volver a subir a los escenarios, un reto que volverá a emprender durante estos meses para presentar su nuevo disco, Cosas de los vivientes. En esta nueva aventura, vértigo e ilusión van de la mano.

De las cosas del vivir, ¿cuál es la que más le gusta?Cantar… ¡Y comer! Me gusta cocinar. Es algo bonito, porque implica compartir. Y me viene muy bien para relajarme. Me gusta ir al mercado, comprar los ingredientes… Después me tiro dos horas cocinando con musiquita. En la cocina tengo mi momento de relajación.

Menudo susto dio a su público cuando dijo que se ausentaba de la música. ¿Era necesario parar para 'cocinar', también, sus nuevas canciones?No sé si el parón ha sido necesario, porque las canciones estaban compuestas ya en enero de 2022. Pero, por primera vez, he hecho un disco sin que lo hayan interrumpido otras cosas. Antes grababa entre semana y los findes me tenía que ir a los bolos. Al final es una quemada. No tienes tiempo para descansar, y el proceso es muy intenso. 

¿Y, ahora, lo de tener que volver a los escenarios, cómo lo lleva? ¿Da vértigo?Siento vértigo, sí. Recuerdo que hicimos una fiesta de reaparición en los cines Callao y estaba nerviosísimo. Soy muy tímido, aunque no lo parezca, pero tengo tablas. Cuando te pones a dar conciertos te acostumbras a esa dinámica y aprendes a moverte dentro de tu timidez, con tus virtudes y tus carencias. Lo que pasa es que eso ocurre más cuando estás en activo. Ahora, subir a un escenario impone, da miedo. Ya no vienen a verme 100 personas, sino miles. Tienes una responsabilidad. Pienso en el concierto que di en el Wizink y… guau.

¿Da más miedo estrenarse en el Wizink o mantener las expectativas de la primera vez?Si excluimos el hecho de que llevaba mucho tiempo sin tocar, creo que estaba más nervioso la primera vez. Confío en cumplir las expectativas.

¿Cómo se consigue disfrutar de los nervios?Los nervios antes de actuar son bonitos. Hasta ahora, a mí nunca me han paralizado. Pero sí que tengo miedo de vivir una experiencia desagradable en un concierto, con lo bonito que es cantar… Toco madera para que eso no suceda.

O sea, que conserva algunos miedos de los inicios. ¿Eso significa que sigue siendo el mismo que cuando empezó o algo ha cambiado?Creo que ya no soy el mismo como artista. Las personas cambiamos, porque las experiencias nos modifican un poco. Pero, en ese sentido, por encima de la popularidad o del éxito, intento no convertirme en un pamplinas. Sigo siendo extremadamente parecido al que era antes. Por ejemplo, ¿el confinamiento nos ha cambiado? Sí y no. En este tiempo, igual que durante mi descanso, habré matizado algunos pensamientos.

A propósito de estos dos periodos en casa, Jorge Drexler dijo a 20minutos: "No hay que desaprovechar una buena ocasión de quedarse callado". ¿Cómo se lidia con el silencio siendo músico?
Estos meses no he mostrado mis canciones a miles de personas, pero a seis o siete, sí. Para mí lo importante es eso. Lo que se me hizo más raro fue alejarme de las redes sociales. Siempre me las gestionan, yo no las manejo. No me gustan. Pero estoy tan acostumbrado a tener un feedback en ellas… En el parón había gente que me escribía, pero me comunicaba muy poco por ahí. 

Hay gente que se aísla de las redes sociales y de repente no sabe cómo entretenerse. ¿Llegó a ser una víctima del aburrimiento?
Totalmente. De hecho, aburrirme ha sido mi plan del parón. Ha sido una experiencia rara para mí. Nunca había parado. Mi primera inclinación fue apuntarme a cursos, aprender inglés… Me apeteció tenderme una trampa y pensar: 'Voy a ver si no hago nada. A ver qué pasa'.

¿Y qué pasó?
Pues mira, hubo dos días en los que me agobié. Yo siempre madrugo mucho, y recuerdo levantarme, hacer ejercicio… Leo un rato, tomo el café, quería pensar un poco en el repertorio del disco, etc. Lo tengo, tal… Me veo Friends… Hago todo lo que tenía que hacer, la compra… y miro el reloj: las 12.00 horas. Como hago ayuno intermitente y ese día no iba a comer, me agobié porque no sabía qué hacer. Eso era el 3 de enero, y pensé que me quedaba un año entero… Pero luego fue bien. ¡Incluso me fui de vacaciones en verano, a Málaga! Nunca lo había hecho. Ahora me tendré que acostumbrar otra vez a la dinámica de hacer cosas.

En su canción Autorretrato reivindica ser honesto con uno mismo, acabar con el personaje y abrazar la vulnerabilidad. ¿Por qué decide hablar de ello?Con la terapia me di cuenta de qué cosas eran las que me quería quitar. Me engañaba a mí mismo, me creía el personaje. Desprenderme de él me ha dado libertad. Cuando decides ser sincero contigo mismo, todo es mejor. 

De hecho, ya no se presenta como Canca, que es su apellido, sino como Juan.
Totalmente. La verdad es que no sé muy bien cómo ha pasado eso. A mí me llamaban Canca desde chiquitito, pero creo que, por ser el Kanka, la palabra Canca ha adquirido una dimensión de proyecto musical. No quiero ser todo el rato el Kanka con lo que eso implica ahora mismo. Quiero ser una persona, así que para mí sí que tiene un sentido simbólico el presentarme como Juan desde hace unos años.

Dice que tiene "un carácter propenso a la alegría". ¿Uno es así o se hace así?Habría que pensar qué partes de nuestro carácter son más innatas y cuáles se han desarrollado por la relación con tus padres, el sitio donde has nacido, etc. Es difícil discernir eso, no solo en el caso de la alegría. En mi caso, no creo que mi padre fuera un tipo especialmente alegre. Y es cierto que yo soy de Málaga, y creo que Andalucía es una tierra que ha sido muy maltratada históricamente. Hay mucha pobreza, mucho paro… y una manifestación artística muy importante que es el flamenco, que tiene una melancolía imperante. Sin embargo, en la calle la gente tiende al humor, a la alegría.

Antes ha mencionado que ya es un músico al que lo escuchan miles de personas. Cuando uno tiene temas con millones de escuchas, ¿es complicado dejar de trabajar pensando en lo que quiere la gente?Sería un poco ingenuo por mi parte decir que no me importa lo que piensen de mí los demás, pero no tengo eso en cuenta cuando compongo. Si lo hago es de una forma inconsciente. Cuando sale el disco me pregunto si funcionará, porque le pongo mucho cariño e invierto energía, corazón. Me gustaría que todas las canciones fueran imprescindibles. Algunas se quedan para siempre y otras por el camino. La música es un acto de comunicación e introspección. Yo me comunico conmigo mismo cuando estoy creando. Hacer música pensando que mi disco lo van a escuchar millones de personas me paralizaría. 

¿El éxito es importante para usted?
Hay gente que piensa exclusivamente en lo que va a funcionar. Se ve muchísimo en el mainstream. Yo escucho canciones y pienso que están hechas para que la gente baile, se le quede pegada la melodía y no piense demasiado. Mi proyecto representa el ser fiel a mí mismo. Tengo una experiencia en la que ha ido funcionando eso. Siempre he hecho lo que he querido. Lo mío es un proyecto artesano. En este marco concreto sí es importante hacer lo que yo quiera. Si hago caso a lo que creo que se espera de mí, es un estrés. Prefiero seguir así, me funciona.

El disco viene con un libro, cuando se lleva diciendo desde hace un tiempo que el papel y la música en físico iban a morir. ¿Es esto una reivindicación de los formatos analógicos frente al auge de lo digital?
No se sabe lo que va a pasar. Yo seguiré sacando discos y vinilos hasta que la gente deje de comprarlos. Si las canciones se escuchan en Spotify, bienvenidas sean… Pero creo que es importante hacer más atractivo el formato. 

Ha colaborado con muchísimos artistas, muchos de ellos referentes para usted. ¿Le queda alguno pendiente?
Claro. Me encantaría con Robe, Serrat, Natalia Lafourcade, Juan Luis Guerra… Me parecería enriquecedor hacer algo con ellos.

Un disco de colaboraciones no suena mal… ¿Quizá para la próxima?
¿Pues sabes qué? ¡Había pensado en hacerlo! Pero pasó la pandemia de por medio y me dio mucha pereza. Iba a ser una complicación, pero siempre se puede hacer. Es algo bonito. Tiraré del teléfono.

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