Francia y Alemania marcan un nuevo camino para la UE: una inversión "masiva" en Defensa para disuadir a Putin

Macron y Scholz saludan con la bandera de Ucrania proyectada de fondo.
Macron y Scholz saludan con la bandera de Ucrania proyectada de fondo.
EFE
Macron y Scholz saludan con la bandera de Ucrania proyectada de fondo.

Francia y Alemania son lo que son después de tiempos de guerra y en tiempos, ahora, de una paz más relativa que efectiva se posicionan con un discurso calcado: la Unión Europea tiene que invertir masivamente en Defensa. No como bloque; o no todavía. Pero sí han de hacerlo los países. La invasión rusa de Ucrania ha sido un seísmo estratégico que ha despertado las ínfulas del bloque comunitario para ser más independiente y más activo. Adiós al poder blando tal y como lo conocemos. "Si queremos la paz, debemos dotarnos de los medios necesarios", avisó el presidente francés desde Munich. ¿Por qué? Porque visto lo visto solo así se puede disuadir a Vladimir Putin.

Con el statu quo de 2023 la UE sigue estando obligada a convivir con la OTAN. Tanto es así que hace unas semanas reafirmaron de nuevo su colaboración. No hay casi espacio para una autonomía estratégica del bloque de 27 en un tema, la Defensa, que divide a quienes tienen la última palabra, como son los Estados miembros. Hay algunos, como precisamente Francia y Alemania, que podrían empujar para una Unión más independiente en el plano militar, pero en cambio otros como Polonia o los Bálticos ven en la Alianza Atlántica el paraguas clave en los tiempos que corren.

El Alto Representante de la UE, Josep Borrell, hizo un dibujo sobre por que la UE tenía que cambiar las gafas con las que ve el mundo con una frase que suscitó polémica. "Los europeos hemos construido la Unión como un jardín a la francesa, ordenadito, bonito, cuidado, pero el resto del mundo es una jungla. Y si no queremos que la jungla se coma nuestro jardín tenemos que espabilar", expresó. De ahí ya subyacía lo que ahora dicen Macron y Scholz sin metáforas: la Defensa pasa a ser un asunto importante en los países europeos, como lo fue la Salud con la Covid o la deuda y el déficit en la crisis de 2008.

Para defender estos planteamientos, Macron contrapuso modelos. "Rusia es una potencia de desequilibrio y de injusticia", con mentalidad "neocolonial y neoimperialista", expresó el presidente francés. Quienes quieren "un orden internacional estable y una paz duradera", que son, implícitamente, los europeos deben trabajar para que el Kremlin "fracase" con sus planes en Ucrania. "Ninguno de nosotros cambiará la geografía de Rusia, el hecho de que siempre estará en suelo europeo, y ninguno de nosotros puede cambiar la fatalidad y nuestro dilema de que no habrá una paz duradera", añadió.

Con todo, el inquilino del Elíseo pide "no caer en la ingenuidad" pese a que ve viva la necesidad de mantener una vía diplomática con Putin. Asume, eso sí, que Rusia "ha elegido la guerra" y por eso Europa tiene que estar preparada. Ahí además, según Macron, Francia juega el papel más importante. "La disuasión francesa ocupa un puesto específico que contribuye en Europa, así como la del Reino Unido, al refuerzo global de la seguridad de la alianza. Evidentemente, nuestros aliados juegan también un papel esencial al respecto y deseo que reafirmemos el carácter nuclear de la Alianza Atlántica", añadió, consciente de la importancia de una OTAN que hace cuatro años él mismo veía "en muerte cerebral".

Francia y Alemania, en realidad, parecen estar escribiendo un libro de texto sobre qué hacer con Rusia. Si Macron insiste en lo que hay que hacer, Scholz lo hace con lo aprendido en el pasado. En el apoyo a Ucrania una prioridad es aumentar la resiliencia europea y reducir dependencias y el canciller alemán esgrimió que a ese respecto los alemanes "saben de lo que están hablando" por que han tenido que hacerlo a lo largo del último año en materia energética.

"Nos hemos hecho independientes de Rusia en materia energética, eso implicó un gran esfuerzo", recordó Scholz. Tal es el cambio de discurso de Alemania que pese a las críticas por su tardanza para dar el visto bueno al envío de Leopard 2, Berlín sigue emitiendo un mensaje muy incisivo contra Moscú: "No son nuestros envíos de armas los que alargan la guerra. Todo lo contrario. Cuanto más pronto Putin entienda que no alcanzará su meta imperialista será más grande la posibilidad de un final de la guerra y de una retirada de las tropas".

"No hay seguridad en Europa sin la OTAN"

¿Pero si el freno real de una UE más encaminada a la Defensa es precisamente la OTAN? "La lección más importante que se debe aprender es la importancia de que América del Norte y Europa permanezcan juntas. No hay seguridad en Europa sin la OTAN", expresó el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg. Al fin y al cabo, la UE se encuentra ante un problema de competencias: no depende del bloque en sí la integración en materia militar incluso pese a la puesta en marcha de una misión de entrenamiento para soldados ucranianos o de las dotaciones para enviar armas a Ucrania mediante el Mecanismo Europeo para la Paz, que se ha usado por primera vez en el marco de un conflicto vivo.

Francia y Alemania son un matrimonio con altibajos y no pasan por su mejor momento, pero coinciden en que se ha abierto una era donde pesa más la fuerza que la diplomacia, al menos mientras Putin quiera. Por eso no existe el jardín del que habló Borrell. Hay, en realidad, un campo de minas y aunque Europa no quiera vivir en él tiene que prepararse, según París y Berlín, para lo que pueda pasar.

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