Ribera sopesa su estrategia en la UE contra la etiqueta nuclear del hidrógeno renovable mientras suaviza el tono con Francia

Teresa Ribera, este lunes en Madrid junto a los ministros holandés y rumano de Energía y la comisaria del ramo, Kadris Simson (centro).
Teresa Ribera, este lunes en Madrid junto a los ministros holandés y rumano de Energía y la comisaria del ramo, Kadris Simson (centro).
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Teresa Ribera, este lunes en Madrid junto a los ministros holandés y rumano de Energía y la comisaria del ramo, Kadris Simson (centro).

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, sopesa cuál será la respuesta española al acto delegado en el que la semana pasada la Comisión Europea abrió la puerta a asimilar el hidrógeno de origen nuclear al hidrógeno renovable -de fuentes como la eólica y la fotovoltaica-. Frente a esta decisión no caben enmiendas, pero sí intentar armar una amplia mayoría entre los países de la UE para hacer decaer esta regulación sobre el origen del hidrógeno renovable. De momento, el Gobierno español quiere hablar con otros socios europeos, según dijo Ribera este lunes, cuando también suavizó el tono hacia Francia tras el intercambio de mensajes airados que se intercambiaron ambos gobiernos la semana pasada a cuenta del H2Med y la intención de París, de momento conseguida, de dar al hidrógeno de origen nuclear una categoría similar en algunos casos al verde.

El Gobierno sigue estudiando un documento de gran complejidad técnica para decidir si dar una respuesta y de momento tiene intención de compartirlo con otros gobiernos europeos, al menos para dejar clara su posición. En caso de que decida plantar batalla en Bruselas y oponerse de forma efectiva, deberá contar con otros 19 para tener el efecto deseado, es decir, que la regulación decaiga por oposición mayoritaria en el Consejo de la UE, la institución que reúne a los gobiernos y a la que el ministerio dirige su posible acción.

"Todavía es temprano para pronunciarnos al respecto, tenemos tiempo por delante", dijo Ribera sobre el plazo de dos meses para que la Eurocámara o los gobiernos europeos eventualmente echen para atrás la regulación. Hasta entonces, la vicepresidenta ha insistido en que para el Gobierno español "es importante separar, ser claros con respecto a las etiquetas del hidrógeno" porque "no es lo mismo el hidrógeno de bajas emisiones y el renovable, siendo, como probablemente son los dos, necesarios".

En el Consejo de la UE, en Bruselas, el recorrido se encuentra por ahora en una fase muy temprana y las delegaciones de los Estados miembros allí aún no han discutido la cuestión. Los actos delegados de la Comisión como este relativo al hidrógeno se dan por aprobados siempre que no haya una oposición expresa -y abultada-, dentro de un plazo de dos meses, por parte del Parlamento Europeo o del Consejo de la UE. Para que esto ocurra en esta última institución, su Secretaría preguntará a los gobiernos europeos si quieren oponerse o no. En caso de que quieran, el Consejo podría adoptar una "decisión para oponerse" que debería contar con una mayoría cualificada reforzada, es decir, al menos del 72% de los gobiernos que reúnan al 65% de la población de la UE. Esto son 20 de los 27 Estados miembros.

Analizar y compartir

Frente a esta ardua tarea, Ribera no dio pistas este lunes de si está contactando ya con otros gobiernos europeos aunque esa es su intención. "Estamos analizando todos los detalles de estos actos delegados y queremos compartirlos con nuestros colegas de otros Estados miembros", afirmó en una rueda de prensa en los márgenes de la Conferencia Internacional de Energías Renovables SPIREC2023 que se inauguró este lunes en Madrid. 

Allí se reunió a primera hora con la comisaria de Energía y responsable de la regulación sobre el hidrógeno, Kadris Simson, y también se vio con los ministros de Energía de Países Bajos y de Rumanía y con la secretaria de Estado de Energía de Portugal, tres entre los 26 gobiernos europeos entre quienes, de decidirlo finalmente, Ribera debería forjar una mayoría cualificada para lograr que los Veintisiete se opongan a la regulación propuesta sobre el origen del hidrógeno.

En el encuentro con la comisaria, la regulación sobre el hidrógeno renovable fue uno de los puntos que se trataron de forma somera, en una reunión de poco más de media hora en la que Ribera y Simson repasaron cuestiones abiertas en estos momentos, como la reforma del mercado eléctrico, la extensión hasta diciembre que España y Portugal han pedido para el mecanismo ibérico y muy particularmente la inminente Presidencia española de la UE, que entre julio y diciembre convertirá a la vicepresidenta española en presidenta de los consejos de Energía. Fuentes de la Comisión Europea puntualizaron a este periódico que la regulación no abre tanto la puerta al hidrógeno de origen nuclear como, de manera demasiado "negativa", se ha dado a entender en España, ya que en ningún caso tendrá la etiqueta de "renovable". La semana pasada Ribera ya mostró claramente su oposición a que, aunque sea por la vía de la excepción, el hidrógeno de origen nuclear tenga alguna equiparación con el renovable. Y este lunes ha insistido en ello. "No queremos que pueda confundirse ni generarse ningún tipo de malentendido en la regulación [del hidrógeno] o que incluso se priorice el uso de [la etiquea] 'low carbon' [bajas emisiones de CO2] frente a renovables".

De la misma forma que la Comisión defiende su regulación, no parece posible que, en caso de decidir dar la batalla, España vaya a poder contar con el apoyo de Países Bajos para conformar una mayoría reforzada en contra del acto delegado sobre el origen del hidrógeno. Preguntado por tal posibilidad, el ministro holandés de Energía, Rob Jetten, celebró que por fin la Comisión haya presentado una regulación sobre el hidrógeno "para saber cómo proceder". Pero también se mostró comprensivo con Francia y su defensa del hidrógeno de origen nuclear. De la misma forma que España o Países Bajos "invertirán mucho en eólica marina y otras renovables centrados en la producción de hidrógeno, algunos Estados miembros están invirtiendo en nuclear", algo que "es necesario para descarbonizar el sector energético", dijo. "Tenemos que encontrar una vía clara para asegurar que la energía nuclear y el hidrógeno nuclear se integran en los objetivos globales para descarbonizar el continente  por eso necesitamos claridad de lo que de lo que es realmente el hidrógeno claro para saber cómo ir hacia adelante", afirmó junto a Ribera el ministro holandés, empleando un vocabulario que parece estar más en la línea de París que de la de Madrid.

Pugna con Francia

Ribera y su equipo llevan desde la semana pasada analizando la regulación que ha planteado la Comisión Europea para dar consideración de hidrógeno renovable al que se produzca en la UE y en países terceros que exporten a la UE. Hacía muchos meses que gobiernos europeos y el sector esperaban esta pieza legislativa para clarificar un mercado todavía en ciernes y en ella Francia se ha cobrado de momento una importante batalla al hacer un hueco al hidrógeno que más produce en su territorio, el denominado rosa, de origen renovable, en contra de los intereses de España -y también de Portugal, por ejemplo-, que insiste en que el hidrógeno renovable solo es aquel que se produce con electricidad generada por tecnologías renovables como la eólica o la fotovoltaica. 

De la misma manera que España es líder en la generación con estas dos, Francia lo es de nuclear y también quiere verlo reconocido en el mercado del hidrógeno. Esto provoca desde hace meses una pugna soterrada entre los dos países que la semana pasada salió a la superficie con un intercambio de mensajes entre Ribera y el embajador de Francia en Madrid, alrededor además del H2Med, el corredor de hidrógeno que junto con Portugal proyectan los dos países, y que ha estado sometido a tensiones precisamente por el empeño de París de que en su regulación sobre el hidrógeno la Comisión diera un lugar al de origen nuclear, como así sucedió en el acta delegada de marras.

La publicación de esta regulación vino precedida por mensajes desde el Gobierno francés de que proscribir el hidrógeno rosa podría poner en peligro el H2Med que llegaron a oídos de Ribera de fuentes técnicas, pero no políticas, porque la semana pasada afirmó que no había tenido comunicación oficial con París sobre esta cuestión. Sin embargo, la vicepresidenta no ocultó su malestar por estos movimientos soterrados cuando en declaraciones a la prensa dijo que "si Francia ha cambiado de opinión [sobre el H2Med], que lo diga". Dos días después, el embajador francés en Madrid, Jean-Michel Casa, publicó un tuit -ya borrado- afeándole estas palabras y recordándole -con documento adjunto- el acuerdo político sobre este corredor que sellaron en diciembre en Alicante Pedro Sánchez, Emmanuel Macron y el portugués António Costa, que no excluía el hidrógeno de origen nuclear empleando una fórmula muy utilizada por el presidente francés, "hidrógeno bajo en carbono, limpio, sea de origen renovable o nuclear".

Este lunes, Ribera suavizó el tono con Francia, que por su parte también ha eliminado el tuit de su embajador, que ya no está disponible en la red social. La vicepresidenta rechaza que se cree "confusión" sobre el hidrógeno renovable y el nuclear o de bajas emisiones y si la semana pasada criticó un "trato de favor" hacia este último, este lunes admitía que es un "debate importante" cómo asegurar que "Francia se pueda sentir cómoda con su energía nuclear", una "prioridad" para el país vecino. Al mismo tiempo, despejó cualquier duda sobre el H2Med. 

"No, no creo que esté en peligro", dijo la vicepresidenta negando que el "debate" sobre la energía nuclear francesa vaya a tener un impacto en la relación bilateral España-Francia. "Hay que dar tiempo al tiempo y desligar la regulación del hidrógeno a nivel europeo del trabajo técnico que en estos momentos se está desarrollando sobre la base de un acuerdo político de favorecer esa infraestructura", afirmó sobre el H2Med.

Clara Pinar
Redactora '20minutos'

Actualmente cubro la información relacionada con energía, transición ecológica y transportes. Antes, también en 20 Minutos, me encargué de la cobertura sobre la crisis sanitaria por Covid y, previamente, de la información relacionada con Presidencia del Gobierno. Antes trabajé en la revista Tiempo y, en Bruselas, en las agencias Europa Press y Notimex y fui colaboradora de el periódico Levante-EMV, entre otros medios. Soy licenciada en Ciencias de la Información y postgrado en Información Internacional y Países del Sur por la Universidad Complutense. En 2021 terminé un Máster sobre Museología y Gestión de Museos de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).

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