El pasado fin de semana la ciudad de São Paulo (Brasil) vivió momentos de miedo, desesperación y frustración al ver cómo se inundaban las calles y destrozaba todo a su paso. Las intensas precipitaciones provocaron el deslave de cerros que, a su vez, arrastraron viviendas que estaban construidas en esa zona.
Por el momento, ya son 44 los fallecidos en la región del sureste de Brasil y alrededor de 40 personas desaparecidas, así ha informado el gobierno regional. Los informes policiales indican que más de 2.400 personas tuvieron que ser desalojadas de la zona.
Lula Da Silva, que viajó a la zona afectada para anunciar un respaldo al municipio, advirtió también del riesgo de construir viviendas en áreas de riesgo, algo muy común en Brasil debido al déficit habitacional de 5,8 millones de casas en el país sudamericano.
Los municipios más afectados decretado por el Gobierno de Brasil son São Sebastiao, Ubatuba, Guarujá, Bertioga, Ilhabela y Caraguatatuba, todos balnearios turísticos. Las principales víctimas de los deslaves han sido las familias más pobres del país que viven en las laderas de cerros.
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