Madrid

La magia de Valdemingómez: "Con las cáscaras de huevo que tiran los madrileños se mueven más de 400 autobuses de la EMT"

12.00h de la mañana de un día cualquiera en el Parque Tecnológico de Valdemingómez. Es hora punta. Decenas de camiones del Ayuntamiento de Madrid entran sin cesar, en fila india, al complejo. Van cargados con la cosecha de toda una noche de trabajo en la capital. Al llegar a la planta de Biometanización de Las Dehesas, vuelcan los kilos y kilos de residuos orgánicos que cargan a la espalda en unos fosos gigantes. La basura se ha teñido, esta vez, del naranja de cientos de cáscaras de fruta provenientes de Mercamadrid. Completa la mezcla un maremágnum de ramas rotas, restos de carne o pescado y otros productos irreconocibles. Todo lo que los madrileños han tirado al cubo marrón va a parar aquí. En un proceso que dura 21 días, aproximadamente, la basura se convertirá, por un lado, en energía capaz de abastecer a 27.000 hogares y mover 430 autobuses eléctricos de la Empresa Municipal de Transportes y, por otro, en digestato, apto para abonar muchos parques de la ciudad. 

"Es la magia de Valdemingómez", exclama el jefe del Departamento de Información del PTV, José Luís Cifuentes, durante la visita de 20minutos al "universo" de los residuos de la capital. En 2022, llegaron, en total, 228.495,78 toneladas de fracción orgánica recogida selectivamente a la citada planta de Biometanización. Esto equivale a una media de 626t al día. A lo que habría que sumar las toneladas de envases ligeros, vidrio, lo vertido a la fracción de resto o los miles animales muertos que se depositan en las ocho instalaciones del parque, con 280 hectáreas de superficie -como 500 campos de futbol- y donde trabajan más de 600 trabajadores.

Afincado al sudeste de la ciudad, en el distrito de Villa de Vallecas, Valdemingómez se creó a finales de los setenta, cuando los residuos no tenía más destino que el vertedero. De aquel basurero, que estuvo operativo desde 1978 hasta 2000, hoy queda una montaña de desechos, con una veintena de pisos de altura, que ha sido sellada y tapizada en forma de parque forestal. Es uno de los puntos críticos de la ciudad, que incluso en época de pandemia tuvo que estar a pleno rendimiento. También durante la borrasca de Filomena, cuando un operario se quedó más de un día encerrado en el recinto y tuvieron que llevarle subsistencias en camiones, con las dificultades que suponía acceder a la zona entre la nieve. 

La fracción orgánica es el residuo que más se recicla en Madrid, siendo el 36,4% del total"

El primer paso para transformar los residuos en energía y compost se da en la nave de pretratamiento de mencionada Las Dehesas. "Básicamente, limpiamos la fracción que viene con un 80% de materia orgánica de media y un 20% de cosas que no deberían estar ahí", explica Cifuentes. En general, los ciudadanos separan bien la bolsa de orgánico que empezó a funcionar en 2017, aunque, "de hacerlo todavía mejor, mejores serían los resultados", razona el jefe del departamento frente a los fosos de recepción. "La fracción orgánica es el residuo que más se produce y recicla en la ciudad. De los cerca de 1,4 millones de toneladas que se generan en Madrid, 500.000 son residuo orgánico y restos de poda, es decir, el 36,4% del total", cifró el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, hace un mes, durante una excursión al centro. 

Nave de pretratamiento
Jorge Paris 20M

Mientras, un operario montado en una suerte de máquina de peluches industrial recoge con una pinza los residuos que acaban de llegar y los incorpora en las líneas de pretratamiento. Una vez se han eliminado los residuos impropios mediante una serie de procesos electro-mecánicos, la materia orgánica se incorpora a los digestores -5 digestores de 3.600 m3 de volumen cada uno- donde se somete a un proceso biológico de descomposición. La actuación de unos microorganismos durante 21 días en condiciones anaerobias dará como resultado dos flujos: biogás de origen renovable y digestato.

El biogás es un combustible análogo al gas natural, pero de origen renovable

La mayor parte del biogás obtenido se envía a la planta de tratamiento de biogás (PTB) para su transformación en biometano y una pequeña parte se destina a autoconsumo en la propia planta para mantener constante la temperatura en los digestores (en torno a 39 °C). El biogás se somete a diferentes procesos de lavado para convertirse en biometano, un biocombustible análogo al gas natural, pero de origen renovable, que se inyecta en la red gasista nacional pudiendo dedicarse a diferentes usos (calderas domésticas, carga de autobuses, camiones, turismos, uso industrial, etc.). Un ejemplo "claro" de la economía circular para Cifuentes, que celebra que con "las cáscaras de huevo que tiran los madrileños al cubo marrón, se mueven más de cuatrocientos autobuses públicos".

Planta de tratamiento de biogás
Jorge París 20M

El digestato generado, por su parte, sufrirá un proceso de compostaje mezclado con poda para obtener enmiendas orgánicas o fertilizantes para los suelos. Este tratamiento se lleva a cabo en la Planta de La Paloma, y en el futuro en la planta de Los Cantiles que actualmente se encuentra en construcción.

¿Cómo acabar con los malos humos?

Sobre Valdemingómez ciernen desde años las críticas por los olores que desprende su actividad. Un problema que afecta a los vecinos del sector 6 de la Cañada Real, pero también, en función de cómo sople el viento, a los residentes en el barrio del Ensanche de Vallecas, la pedanía de Perales del Río, o las poblaciones de Rivas Vaciamadrid y Getafe. La pestilencia se hace especialmente insoportable en las épocas cálidas. Por eso, el Consistorio madrileño anunció la pasada semana una inversión de 6,4 millones de euros para reformar la planta de tratamiento y clasificación de Las Dehesas a partir de julio.

Sustrato para eliminar los malos olores
Jorge París 20M

Concretamente, en la planta de biometanización, ya existe un nuevo biofiltro de tres pisos con un sistema de biofiltración avanzada de lecho inorgánico. "Hacemos pasar 200.000 metros cúbicos de aire confinado que proceden de las naves por un sustrato inorgánico para quitarle el olor", resuelve Cifuentes. Este sistema se replicará al resto de instalaciones, que cuenta con otras actuaciones de control de olores como un contrato específico de profesionales especializados en su identificación y evaluación.

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