Entrevista

Albert Boadella: "Si hemos colocado una boñiga en un pedestal, solo queda mirar al pasado"

  • Teatros del Canal celebra los 60 años de carrera de Boadella con 'Malos tiempos para la lírica', su última obra, interpretada por Antoni Comas y María Rey-Joly.
  • La reposición de 'Diva' y una serie de debates completan el homenaje. 
Albert Boadella en el escenario de 'Malos tiempos para la lírica'
Albert Boadella en el escenario de 'Malos tiempos para la lírica'
© Pablo Lorente
Albert Boadella en el escenario de 'Malos tiempos para la lírica'

Albert Boadella observa las artes y la vida desde la perspectiva que le ofrecen los más de sesenta años de carrera dedicados al teatro, pero también dede el aislamiento al que le han conducido su trayectoria artística y compromiso político. "Voy del jardín de mi casa en el Ampurdán, al parking del AVE, y viceversa. Mi contacto con Cataluña es cero, salvo tres o cuatro personas". En su última obra estrenada en Teatros del Canal, Malos tiempos para la lírica, un viejo profesor de canto -interpretado por Antoni Comas-, vive recluido en una residencia sin contacto con el exterior, rememorando romanzas de zarzuela, peleándose con Pili -su asistente virtual-, y renegando de la música actual. Boadella sostiene que vivimos tiempos de absoluta decadencia artística, con la única excepción de la danza, y que de esta situación solo nos salvará un nuevo Renacimiento. Hacer un 'reset' para regresar al pasado. 

María Rey-Joly y Antoni Comas en la última creación de Boadella, 'Malos tiempos para la lírica'.
María Rey-Joly y Antoni Comas en 'Malos tiempos para la lírica'.
© Pablo Lorente

¿Sigue interesándole más la música que el teatro actual?
El teatro siempre fue la unión de la poesía y la música, y emocionaba al espectador penetrando a través de los sentidos, para después llegar al cerebro. Todas las artes a través de la belleza armónica, visual o sonora, penetran a través de nuestros sentidos y nos tocan emocionalmente. El teatro actual ha invertido esa situación. Ahora las cosas entran por nuestra capacidad analítica y luego llegan a la emoción, pero esta forma coarta la posibilidad emocional. Uno entiende las cosas, disfruta intelectualmente, pero no sensorialmente. ¿Por qué Lope de Vega o Shakespeare trabajaban con el verso? Porque el verso es la música. La palabra con el verso entra con mucha facilidad. Nosotros hemos hecho un teatro muy de secano. Yo me he pasado a lo que entiendo que eran las esencias del teatro. 

Su último espectáculo, Malos tiempos para la lírica, se centra en el mundo de la zarzuela.La ópera es la palabra con música, mientras que la zarzuela es la palabra con música y también sin música. La zarzuela tiene la dificultad de que se necesitan grandes actores cantantes para que la transición entre una y otra cosa ni la notes. Es lo que he trabajado desde el punto de vista técnico. Si vas a una zarzuela convencional, el personaje es uno cuando canta y otro cuando habla.

"La muerte de La Traviata nos llega con una potencia, a través del canto y la música, que no lo hace ninguna historia moderna"

Suele recriminarse a la ópera que los argumentos son poco consistentes.En arte, el contenido es la forma. Lo más importante de una gran pintura no es el tema, sino cómo está pintada. Los impresionistas, Monet, Los nenúfares… El tema no es importante, sino cómo está tratado. Si vemos La Traviata, que sería un guión convencional: una señora de costumbres ligeras que enferma de tuberculosis y muere. La muerte de aquella señora, que puede pesar 90 o 100 kilos porque es una soprano, a través del canto y la música nos llega con una potencia que no lo hace la historia moderna más extraordinaria.

Sin embargo, una representación teatral puede llegar a ser mucho más realista.El teatro realista es de efectos limitados. Vi hace muchos años una representación, de las primeras obras de Peter Brook, en la que se disparaba una flecha y un actor iba muy lentamente con la flecha en la mano, atravesando el escenario durante cuatro minutos. Hablaba mientras llevaba la flecha. Era emocionante y producía angustia. Esto es el teatro: la poesía. Si no es poético, si es puramente un retrato de lo que hacemos a diario, simplemente tiene una función social.

Albert Boadella

Albert Boadella Oncins. (Barcelona, 1943)

  • Actor y dramaturgo
Realiza sus estudios teatrales en el Institut del Teatre de Barcelona y en el Centre Dramatique de l’Est Teatre National de Strasbourg (Francia). En sus inicios, forma parte de la compañía de Italo Riccardi. En 1961 funda la compañía Els Joglars. En 1977 estrenó 'La Torna', una sátira del proceso a Heinz Ches, fue encarcelado para ser sometido a un consejo de guerra por un presunto delito de injurias al Ejército español. El día antes de la vista protagonizó una espectacular fuga de la cárcel y se refugió en Francia. En 1999 se le concede la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes a Els Joglars. En el 2005 fue galardonado por la Comunidad de Madrid con el Premio de Cultura en la modalidad de teatro y con el Premio Mayte de Teatro en 2006. Entre 2009 y 2016 fue director artístico de los Teatros del Canal de Madrid.

¿Qué aportó Els Joglars a la escena española en los años setenta y ochenta?Aportó un teatro que rompía con el realismo, con el hiperrealismo, lo que nosotros llamábamos el teatro de tresillo. Otra concepción de contar las historias, muchas de ellas con fondos musicales, de una manera insólita. Aportó otro efecto esencial: el riesgo, la valentía de proponer temas y situaciones de alto riesgo, por las cosas que se decían y porque había ataques o retratos de personas o instituciones.

¿Ha tenido continuidad en el teatro de nuestro país?Naturalmente han quedado cosas, formas de plantear argumentos, pero curiosamente creo que ha tomado otro rumbo más parecido al teatro que nosotros transgredimos, al que no nos gustaba.

"Uno de los motivos que llevaron a la Guerra Civil fue el separatismo"
El autor y director teatral Albert Boadella
El autor y director teatral Albert Boadella
© Pablo Lorente

En el estreno de M7 Catalonia, en 1978, usted auguró que nunca más las obras de Els Joglars serían un acontecimiento en Barcelona. ¿Qué percibió en ese momento?Cataluña optó por romper la idea de la igualdad, que es esencial en una nación. Quería tener unos privilegios por encima del resto de los españoles. Se creía con rasgos diferenciales, siempre mejores, claro. Empecé a notar esa deriva, que después ha superado todas las expectativas. Esto vuelve a un camino que ya se había intentado, llevándonos a un fracaso tremendo. No olvidemos que uno de los motivos de la Guerra Civil fue el separatismo.

Operación Ubú (1981) y Ubú President (1995), con un retrato ácido del pujolismo, fue un punto de inflexión en su carrera. ¿Sigue siendo más necesaria que nunca la sátira política?La sátira política tiene ahora un problema muy difícil de superar y es que la acción política supera ampliamente el intento de sátira. Una sátira previa sobre el 1 de octubre no hubiera superado para nada esa situación: una declaración de independencia anulada un minuto después; una huida en el maletero de un coche; aquella gente indultada al cabo de cuatro días… Sólo puede servir el happening instantáneo, que yo intenté con Tabarnia en Waterloo, enfrente de la casa de Puigdemont. Hacer una obra no da tiempo, porque a la semana siguiente ya me han superado. 

El Tribunal Supremo ha alertado de que el Estado queda desprotegido legalmente ante situaciones como las que ocurrieron en 2017 en Cataluña. ¿Estamos ante una crisis legislativa?¡O contra Tejero! Sale un Tejero en este momento y… bueno. Hay unos señores pagados para justificar esto. Mucha gente vive de esta cuestión.

"Legislar sobre cómo tengo que hacer pipí me parece muy bestia. Nos hemos metido en la telaraña peligrosísima de legislar todo"
Albert Boadella el día del estreno de 'Malos tiempos para la lírica'
Albert Boadella en el estreno de su obra 'Malos tiempos para la lírica'
Adolfo Ortega

En La Cena (2008) trataba ya aspectos del Medio Ambiente. ¿Hay una especie de milenarismo catastrofista en relación al planeta?Como siempre ha sucedido, la gente se lo cree todo. La gente se ha vuelto mansa, se cree que el clima va a aumentar 40º en poco tiempo, sin embargo, la Tierra se ha hecho a través de cambios climáticos tremendos de los que tenemos referencias. Es una especie de vanidad del Hombre, pensar que puede actuar por encima de la naturaleza. No digo que no haya que buscar ciertas cosas que faciliten respirar un aire mejor. Ahora, de ahí a legislar cómo tengo que hacer pipí, eso ya es muy bestia. Nos hemos metido en una telaraña peligrosísima que es la de legislar todo. El día que Europa impuso el cinturón de seguridad como una obligación, algo que no entraña riesgo ajeno sino propio, cedimos en los derechos propios.

Una moción de censura en el Parlamento, ¿no es un gran momento escénico?Me parece importante que se haga una cosa así, porque obliga al otro a dar explicaciones. El pobre Tamames tiene noventa años pero está lúcido y sería una buena idea ver a Sánchez deshecho. Sólo le cabría la posibilidad de decirle viejo chocho. 

¿Si Tamames no hubiera aceptado, a quién le hubiera gustado ver subirse al estrado?Hay pensadores de mucho interés como Fernando Savater. Sería un momento impresionante y retrataría la calidad de los políticos.

"En la corrida de toros están las esencias de la vida en su forma real y al mismo tiempo metafórica"
El actor y dramaturgo Albert Boadella
El actor y dramaturgo Albert Boadella
Nines Minguez

Una de sus frustraciones es no haber sido torero. ¿Cómo definiría la corrida de toros?En la corrida de toros están las esencias de la vida en su forma real y al mismo tiempo metafórica. Es el mayor rito que existe. Vemos la vida y la muerte en directo. Vemos la sangre, el riesgo de la muerte, la inteligencia del hombre para sortear esa muerte, la astucia, el miedo, el sentido de la belleza, el valor, la cobardía… Además tiene algo que no está en otros ritos: que el público es soberano. En el teatro antes se montaban broncas. Ahora se pone en pie y aplaude cada bazofia… Incluso ahora se hace una cosa que es señalar a los técnicos cuando se saluda. ¿Pero dónde se ha visto eso? No me gusta nada.

Además el público puede abroncar a un torero en el primer toro y luego todo se olvida cuando sale el segundo.La primera vez que Ramón Fontseré -director actual de Joglars- fue a los toros, iba conmigo. No recuerdo si fue Morante o José Tomás, al llegar al patio de la Monumental de Barcelona fue recibido con grandes aplausos, y me decía Ramón, "Joder, ¡si nada más llegar al teatro me hicieran esto, yo me moría!", y le dije espera, espera. Luego vino la bronca que se llevó el mismo torero. (ríe)

¿Cree que la tauromaquia sobrevivirá a estos tiempos?Si antes no llega una etapa de Renacimiento, difícilmente sobrevivirá, porque hay unas generaciones educadas en una hipersensibilidad sobre las cuestiones animales. Es una percepción de la naturaleza muy peligrosa, degenerada y decadente. Esta colocación del animal a la misma altura que las personas, apropiándonos de sus gustos y de su sensibilidad, en realidad es una invasión, una agresión al animal. Eso está en el alma de unas generaciones y difícilmente se podrá luchar contra ello.

"Soy amigo de gente que ha hecho cosas que no me gustaban, y he tenido que morderme la lengua. Tengo muy pocos amigos pero lo serán hasta la muerte"
Albert Boadella en la Sala Roja de los Teatros del Canal
Albert Boadella en la Sala Roja de los Teatros del Canal
Cedida

¿Cuál es la mayor gamberrada que ha protagonizado? ¿quizás aquella en que visitó la tumba de Chamberlain con aviesas intenciones?
He hecho lo que me ha pasado por las narices (ríe). Solo he respetado la amistad. Soy amigo de gente que ha hecho cosas que no me gustaban, y he tenido que morderme la lengua. No lo he sacrificado en la plaza pública. He sido condescendiente por amistad. Tengo muy pocos amigos pero lo serán hasta la muerte. En cuanto a lo de Chamberlain, mi padre decía que era el responsable de la Segunda Guerra Mundial y que la actitud buenista o pacifista puede resultar criminal, dando rienda suelta a lo peor. Le odiaba tanto que quería ir a mear sobre su tumba, así que yo al menos lo intenté. Además, como yo estudié en Francia y había que elegir otra lengua, mi padre me dijo, "¡inglés no!". Entonces hice español y naturalmente era el primero de la clase (ríe).

¿Los hijos han de intentar lo que los padres no pudieron llevar a cabo?Se trata de mantener la herencia, digamos. Somos esencialmente lo que hemos heredado y luego nosotros aportamos algo. Esto se nota a los cincuenta o sesenta años, cuando uno hace cosas como su padre o su madre. O se ha buscado una mujer que tiene algo que ver con su madre. El pasado es lo único que tenemos a mano y lo que podemos juzgar. No hay que ser tan vanidoso como para pensar que lo haremos mejor que nuestros padres.

Uno de los actos de este homenaje a los sesenta años de carrera será un diálogo con Arcadi Espada. ¿Qué espera de ese encuentro?Me interesa pincharle en la cuestión de la realidad y la ficción. Por ejemplo, cuando en La Torna -1977- yo hago una parodia cruel de la Guardia Civil, tengo ese impulso de dar carnaza al público y la gente se ríe. En aquel momento, la Guardia Civil eran los fachas. Hago una parodia de las víctimas, en el fondo. Después, al quedar en libertad provisional tenía que presentarme cada quince días en el cuartel de la Guardia Civil. Me voy allí y veo a los niños jugando en un lugar desolado, solos porque los del pueblo no los consideran. Además, el jefe del puesto me dice que no era necesario que fuera a firmar: "usted me llama por teléfono, no se preocupe, señor Boadella, usted es un artista…" ¡Yo que los había insultado! Entonces pensé, "¡Qué cabrón has sido! Has dado pábulo al gran jolgorio de los progres". 

A veces se pone en la diana lo más fácil.Estas cosas hay que reconocerlas. Son las que establecen los límites éticos de los que hacemos algo públicamente. ¿En teatro político se puede hacer todo? ¿dónde están los límites cuando fabulas sobre la realidad? Cuando pongo a Pujol en el Ubú con la música de Lohengrin, hago una comparación con Hitler. ¿Es correcta esta comparación? Pujol es un canalla, pero no es Adolf Hitler. Ni siquiera Franco fue Adolf Hitler. El teatro tiene un público, una cierta élite de la sociedad, que es muy tendencioso, muy girado hacia la izquierda.

¿Sólo nos salvará un nuevo Renacimiento?Cuando hay un encorsetamiento en las artes y el pensamiento, surge una necesidad explosiva en la filosofía y la cuestión artística. Esto sólo puede hacerse en base a determinadas cosas del pasado, mirando 1500 años atrás, como en el Renacimiento. También se puede decir que la Ilustración es un renacimiento de Roma y Grecia, de los derechos civiles, de la república frente a un absolutismo que había llegado a la locura. Pero el pobre Luis XVI, al que sólo le gustaba reparar relojes, pagó los platos rotos de Luis XIV.  Si hemos colocado una boñiga en un pedestal, solo nos queda mirar al pasado.

Adolfo Ortega
Colaborador '20minutos'

Licenciado en Ciencias Físicas por la Universitat de València. Máster MBA en Gestión de Empresas e Instituciones Culturales por la Universidad Complutense de Madrid. Jefe de Proyecto en procesos de digitalización educativa y como Product Owner en proyectos de Tecnología Educativa y Producción de contenidos digitales, en Santillana. Implementación de una plataforma web de georreferenciación y digitalización de contenidos relacionados con la Historia de la Música Clásica, contando con apoyo del Ministerio de Educación y Cultura. He colaborado en el área de Cultura de diversos medios escritos y de radio, relacionado con música, teatro y cine.

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