"Muy emocionada", locuaz y enérgica, Laura Pausini ha ofrecido este lunes un show retrospectivo en Madrid en un formato íntimo y en un horario inusuales en este punto de su trayectoria para celebrar tres décadas de carrera y agradecer el ser "amada como si fuese española".

Casi a la carrera, la italiana ha actuado en The Music Station apenas 15 horas después de hacerlo en el Teatro Apollo de Nueva York como parte de un maratón de un día por algunos de los mercados que han sustentado su éxito mundial, un periplo fugaz que concluirá con un tercer miniconcierto en Milán, en su Italia natal, poco antes de la medianoche.

La artista conmemora así los 30 años transcurridos desde aquel 27 de febrero de 1993 en el que se alzó con el triunfo en la categoría de Nuevos Talentos del Festival de Sanremo con La solitudine, original en italiano del que un año después se convertiría también en su primer gran éxito en español, La soledad.

A lo largo de su carrera ha conseguido vender más de 75 millones de copias de sus álbumes en varios idiomas de acuerdo con las cifras de Warner Music y ha sido galardonada con premios, entre los que destaca un Grammy y cuatro Latin Grammy, además de ser nominada en una ocasión a los Óscar.

Decidida a celebrar todos esos registros, Pausini decidió someterse a este 'reto' para el que se preparó física y mentalmente durante meses con el objetivo de ofrecer tres conciertos gratuitos para su público, diferentes entre sí, cada uno en un país distinto y centrado en una de sus tres décadas de éxito (en España, los de su etapa intermedia).

"Es la primera vez que nos vemos de tarde y no de noche, pero es que a mí las cosas raras me gustan mucho", ha comentado tras presentarse muy puntual ante aproximadamente un millar de personas a las tres de la tarde, "muy emocionada" y con las piernas "temblando".

"En estos 30 años habéis hecho muchas locuras y sacrificios económicos para verme. Esta vez he querido yo hacer una locura por el amor que me habéis regalado, poneros la piel de gallina y haceros bailar y cantar, ¡porque quiero rendirme a tus pies, España!", ha dicho antes del que fue su primer tema en inglés, Surrender.

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Para celebrar el "vivir el amor sin miedo" ha cantado uno de los temas "más importantes" de su carrera, Víveme, poco antes de interpretar Como si no nos hubiésemos amado como premio la fidelidad del público español. "Aquí me siento como en casa", ha dicho en un momento dado, una idea que ha repetido más tarde cuando ha dado las gracias por ser "amada como una española" más.

En ese sentido, ha relatado cómo aprendió español, primero con prensa rosa y luego con las obras de algunos de sus autores favoritos, un contacto con diferentes culturas del que aprendió una de las lecciones más valiosas: "Ser libre y entender que nuestra mente es como un paracaídas: solo sirve si la abres".

"Para mí es un deber no disfrutar el éxito que ya tienes sentándote en el sofá. Es como estar muerto. Hay que encontrar fuerza, coraje y el deseo de ver qué hay después. Para mí eso es vivir y tener miedo", ha reflexionado sobre su carrera, culminando con un deseo sobre ella: "Que en los próximos 30 años siga siendo vuestra voz".