'Objetivo desarme': el plan de Occidente cuando acabe la guerra en Ucrania

Civiles ucranianos participan en un entrenamiento para aprender habilidades militares en un campo de tiro en Leópolis, Ucrania.
Civiles ucranianos participan en un entrenamiento para aprender habilidades militares en un campo de tiro en Leópolis, Ucrania.
EFE / EPA / MYKOLA TYS
Civiles ucranianos participan en un entrenamiento para aprender habilidades militares en un campo de tiro en Leópolis, Ucrania.

Ucrania necesita armas. Nunca está del todo claro cuál es el punto álgido de la guerra derivada de la invasión rusa, pero Kiev entiende que la fase activa está lejos de terminarse en medio de un conflicto enquistado. El Gobierno de Volodimir Zelenski pide munición, tanques y también aviones de combate, consciente de que solo con ayuda de Occidente podrá vencer "al invasor". Vladimir Putin, por su parte, no quiere mostrar signos de debilidad y las dos partes entienden que la vía diplomática no es una opción ahora mismo. Es por tanto complicado poner la mirada en el futuro mientras dure la guerra, pero entra en juego una pregunta: ¿cómo será el desarme después del rearme?

Colombia, Líbano, Afganistán o Siria son ejemplos recientes de cómo entregar armas, muy necesarias muchas veces, como en el caso de Ucrania, es mucho más sencillo que gestionar el después, cuando Occidente acaba dándose cuenta de que ese material puede acabar en manos de civiles o de grupos paramilitares. Existen ejemplos de lo que no hay que hacer... para que con Ucrania no se repita una historia que puede acabar teniendo un mal final.

Pablo del Amo, coordinador de Descifrando la Guerra, explica a 20minutos que "todo depende de cómo acabe la guerra". Si se llega al punto "en el que no hay un vencedor claro" será muy complicado hablar de un desarme tanto de Ucrania como de Rusia. "Ahí partimos de la base de que Moscú seguiría queriendo ocupar territorio ucraniano y entonces Kiev seguiría aumentando su presupuesto en Defensa y armándose, y en eso tendrá ayuda por parte de la OTAN", prosigue Del Amo. "Hablar de un desarme es un escenario lejano".

Por su parte, Álvaro de Argüelles, analista de geopolítica en El Orden Mundial, sostiene que "no necesariamente va a ser un problema" ese desarme porque "desde un primer momento la OTAN ha hecho énfasis en que todo el material militar que se entrega esté bien controlado". Esta era desde el principio una de las máximas de la Alianza. "Ucrania era un país con altos índices de corrupción y se quería tener a certeza de que todo lo que se entregase llegara a buen puerto", matiza. "Se ha creado una red para ello y por eso el sistema ha funcionado tan bien", continúa, y pide tener en cuenta "el tipo de armamento que se le entrega a Ucrania". El país "no va a estar controlado por señores de la guerra".

Si no se ejecuta bien ese control, el proceso que puede seguir Ucrania es el contrario al que se dio hace tres décadas cuando, durante la Guerra Fría, renunció a su arsenal nuclear. Y es que en 1994 se rubricó el Memorándum de Budapest, un acuerdo firmado entre el gobierno de Ucrania, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, precisamente para que Kiev renunciara a la capacidad nuclear que había heredado de la época de la URSS. Los tiempos han cambiado y en el 2022 todo ha quedado absorbido por la invasión ilegal lanzada por Putin. Pero ahora el riesgo está en que el armamento que llega desde los aliados acabe en manos de grupúsculos ajenos al Ejército, como sucede con el Batallón Azov (ahora eso sí integrado en las Fuerzas Armadas).

Desde un primer momento la OTAN ha hecho énfasis en que todo el material militar que se entrega esté bien controlado

Del Amo no ve una comparación clara entre Ucrania y otros países como Colombia o el Líbano. "La situación es diferente, porque en esos casos hablamos más de guerrillas. Eran actores no estatales muchos de ellos. Esto es una guerra con dos Estados", pero sí que es verdad que por ejemplo "las fuerzas territoriales de defensa ucranianas son voluntarios, civiles" y también está la cuestión "de las milicias y de los soldados de extrema derecha que ahora están en posesión de muchas capacidades militares". Y eso, dice el analista, "será un problema para Ucrania, porque estos grupos tienen una agenda propia y mucho más nacionalista que la del Gobierno de Kiev".

"Hay que tener un plan para todos los escenarios posibles", reconoce Argüelles, pero el que más le preocupa es "que se llegue a un alto al fuego y que determinadas facciones de las fuerzas ucranianas no acepten ese acuerdo". Ese sí podría ser un verdadero problema. "Ahí podría darse el caso de que esta corriente llegase a atacar a quien estuviera a favor del pacto", sostiene, y recuerda lo sucedido con la OAS en Argelia, una facción del Ejército francés que no quería ningún tipo de acuerdo. Argüelles ve además "precipitada" la comparación por ejemplo con el Líbano, porque "la realidad y su guerra civil" son muy complejas. "El Donbás no es un territorio tan especial dentro de Ucrania", sostiene, aunque "habrá que ver cómo se reparte el territorio una vez que acabe el conflicto".

Mientras, en la Conferencia de Desarme celebrada hace unas semanas Ucrania repitió hasta la saciedad que no aceptará la paz "a cualquier precio", mientras Kiev insiste en que no hay voluntad de negociar por parte de Moscú, un argumento compartido por Estados Unidos. "No aceptaremos algo que mantenga nuestros territorios ocupados y nuestro pueblo a merced del agresor", aseguró la embajadora ucraniana ante la ONU en Ginebra, Eugenia Filipenko. La representante ucraniana aseguró que la agresión militar provocó un grave desequilibrio en el sistema de seguridad global, "socavando la eficacia y la confianza en los regímenes de no proliferación de las armas de destrucción masiva".

Hay que contar también con el componente de que la candidatura de Ucrania a entrar en la Unión Europea exige al país cumplir con una serie de requisitos (los Criterios de Copenhague), entre ellos "tener unas instituciones democráticas estables". Esto, implícitamente, exige que no haya ningún tipo de 'rebeliones' con grupos de civiles armados. Es parte de un proceso de reconstrucción que será largo y en el que tanto Bruselas como los Estados miembros prevén dar apoyo.

¿Habría entonces una mediación llegado el caso para el desarme? Ese papel quedaría quizás reservado para Naciones Unidas, pero Del Amo matiza. "No creo que vayan a ir por ahí las cosas porque hace tiempo que la ONU no tiene un papel relevante en este sentido ni en Ucrania ni en otros conflictos internacionales", comenta. En este sentido, dice, "estamos hablando de que el multilateralismo ya no tiene un peso importante, y sí los Estados fuertes". Por eso esa potencial mediación tendrá que pasar por la propia presencia de los países. "Estados Unidos, evidentemente Rusia, espero y deseo que la UE, y puede que China incluso o Turquía", resume Del Amo.

De momento, para el Gobierno de Zelenski todo pasa por seguir recibiendo armas que permitan a sus tropas rehacerse sobre el terreno en medio de una nueva ofensiva rusa. "No se pregunten cuándo acabará la guerra, sino cómo ayudar a Ucrania a que la venza más rápidamente, enviando artillería, municiones, tanques, misiles de largo alcance o cazas", subrayó Filipenko, quien reiteró que Moscú ha cometido en un año de guerra crímenes de guerra y terrorismo contra civiles ucranianos. Esos civiles que, en mayor o menor medida, se han armado para defender su territorio. Pero tendrá que llegar el desarme para evitar que la violencia acabe cronificándose, y es un trabajo muy arduo.

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