A lo largo de la historia las guerras siempre han traído consigo grandes avances tecnológicos. En la Primera Guerra Mundial fueron los tanques, los dirigibles o los submarinos. En la Segunda Guerra Mundial destacó el motor a reacción, los sistemas de navegación o la bomba atómica. La Guerra Fría introdujo el uso del fusil AK-47, los cazas bombarderos o las computadoras. En esta ocasión, parece que la guerra entre Rusia y Ucrania está suponiendo un punto de inflexión en el avance tecnológico de los drones militares.

Los drones militares son vehículos no tripulados de combate aéreo, generalmente armados y cuyos vuelos son controlados a distancia. Sus misiones incluyen la vigilancia, la defensa o el ataque, y su papel ha cobrado relevancia hasta convertirse en una herramienta de combate habitual en los conflictos armados actuales.

En el territorio ucraniano los drones han formado parte del arsenal de los ambos bandos desde el comienzo de la guerra, el 24 de febrero de 2022. Mientras Rusia ha contado sobre todo con drones de fabricación propia y con los “Shaded 136” iraníes, Ucrania ha empleado los Switchblade norteamericanos y los “Baryaktar” turcos, además de los R18 de fabricación propia.

"Búmeran": pequeño, eficaz e indetectable

Este miércoles, el Ministerio de Defensa ruso ha presentado su nuevo dron kamikaze “Búmeran”, cuya prestación más destacada es desplazarse a una velocidad máxima de hasta 170 kilómetros por hora, capaz de portar carga explosiva y con un tamaño tan reducido que entra en una mano.

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Desde el departamento de Defensa, a través de uno de sus canales de Telegram, han emitido un comunicado donde han explicado que “el Búmeran es un sencillo drone deportivo con cuatro rotores, cuatro pequeños motores y una enorme batería de almacenamiento”. Además, como característica principal, han destacado que “lleva un contenedor lleno de elementos explosivos y un detonador”.

Han detallado que el “Búmeran” no cuenta con un módulo de comunicación por satélite, por lo que es indetectable por los medios electrónicos antidornes. Además, por su pequeño tamaño, es capaz de volar a la altura de las copas de los árboles, lo que le hace prácticamente indetectable.

Control total con realidad virtual

Este drone con tecnología FVP (Vista en Primera Persona, por sus siglas en inglés), se controla mediante unas gafas de realidad virtual, lo que permite una experiencia totalmente inmersiva, ya que los soldados ven las imágenes que graba el dispositivo como si estuvieran subidos en él. Además, un ayudante le indica la ruta que tiene que seguir, pues este segundo cuanta con un mapa de la zona.