![Miguel Bosé en El Hormiguero](https://imagenes.20minutos.es/files/image_640_360/uploads/imagenes/2023/03/03/miguel-bose-en-el-hormiguero.png)
"Ese derecho constitucional que nos ampara a expresarnos y pensar libremente... había desaparecido. Como muchos otros han desaparecido hoy en día". Miguel Bosé habla de la libertad como si ya no existiera. Pero, paradójicamente, hace la denuncia libremente desde el prime time más visto de la televisión nacional. A su lado, Pablo Motos escucha sin replicar. Incluso asiente. Actitud que ha despertado críticas porque hemos interiorizado que la entrevista es un ring de boxeo en el que rebatir golpe a golpe. Aunque para lograr buenos titulares es mejor simplemente escuchar. O, de lo contrario, el invitado se pondrá a la defensiva, cruzará los brazos y se cerrará en banda. No obstante, en este caso, no hay tal táctica: Motos empatiza con Bosé. Ambos se sienten incomprendidos por la sociedad en la que habitan y no disimulan que no llevan nada bien las críticas. Cuando no las ejercen ellos, claro.
Las proclamas conspiranoicas de Bosé en plena pandemia terminaron provocando que cerrara sus cuentas en las redes sociales. Aunque no parece haber entendido por qué molestaron tanto sus comentarios antivacunas, antimascarillas y anti casi todo. Se siente coartado.
¿Censura? La credibilidad de tal denuncia se derrumba rápido, pues verbaliza la pataleta mientras es aplaudido en El Hormiguero en Antena 3, mientras es fichado como jurado estrella del talent show Cover Night en TVE y mientras estrena la serie sobre su vida en la nueva plataforma de Showtime. Miguel Bosé está omnipresente en la pantalla. Bien por él, la libertad consiste en aguantar hasta aquellos que desvirtúan el significado real de la palabra libertad.
Porque el uso de la palabra libertad se ha convertido en una especie de comodín de la llamada que sirve para justificar cualquier acto, salida de tono, improperio o confabulación. La libertad se está manoseando y devaluando hasta transformar el término en morralla. Se confunde libertad con egolatría. No es "soy libre y hago lo que me da la gana", no. La libertad de uno mismo es resultado de compaginar y aprender de los derechos de los demás. La libertad es convivencia.
No hay que cancelar a Bosé por mucho que ofendan y enfaden sus discursos. Si creemos en la Libertad con mayúsculas, la real, que la irritación no nos paralice e imposibilite advertir el trasfondo del lugar al que ha derivado un icono de la música que, al final, también ha sido víctima de dependencias que oprimen y desubican. Las de la adicción que ha reconocido, pero también las de la ambigüedad que hemos visto siempre en sus actitudes. Bosé representa la subordinación a una sociedad de apariencias que impedía ser lo que eras. En aquella España de alta estirpe en la que creció durante la transición del blanco y negro al multicolor, lo primero era fingir para figurar como "persona de bien". No podía defraudar expectativas de la moral del pedigrí familiar y de los negocios de la industria discográfica. Había que vivir en eufemismo, tirar de medias verdades o, directamente, esconderse. Y eso no es ser libre. Pero quizá ya es tarde para explicárselo, pues hay una sociedad que ha interiorizado bien adentro que libertad es simplemente tener dinero para comprarla.
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