El socialismo siempre trata de colectivizar para anular así la voluntad del individuo, para alzarse automáticamente como el representante de ese colectivo y tratar de utilizarlo políticamente. Lo hemos visto con el movimiento feminista, tan dañado por el Gobierno de Pedro Sánchez con sus recientes reformas legislativas que ya han permitido que más de 700 delincuentes sexuales gocen de reducciones de condenas o excarcelaciones anticipadas, pero, también, lo estamos viendo con el colectivo LGTB y la ‘ley trans’.
Irene Montero y Pedro Sánchez han vuelto a las andadas y han sacado adelante una ley nefasta, una ley sin los informes técnicos y jurídicos pertinentes, sin consenso, que convierte la autodeterminación en la norma básica y que atenta gravemente con todo lo conseguido por tantas mujeres. Hace unos días varias feministas se lo recordaban a la ministra de Igualdad mientras eran expulsadas de un acto público. Y es que ser mujer no es un sentimiento.
Por muy buena intención que pueda tener una ley, hay que analizar todas las consecuencias que puedan derivarse de su aplicación, aunque a este Gobierno no le guste. Muchos países están reculando en su legislación en materia trans y, en algunos casos, ha supuesto una cascada de dimisiones de cargos públicos, como es el ejemplo de la ministra principal de Escocia.
En la Comunidad de Madrid ha resultado una obviedad la necesidad de modificar la norma autonómica por una que sea más sensata y garantista, con el rigor además que merece frente a la banalización permanente del Gobierno de España en esta materia. Así lo ha defendido siempre la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, dejando claro, además, que la modificación de la norma no iba a suponer ningún retroceso como se dedicaba a afirmar falsamente la izquierda. Todavía recuerdo aquel llamamiento de la izquierda entonces a las barricadas, con una manifestación en la que se gritaba «Ayuso, fascista, estás en nuestra lista».
Aunque no les guste, Madrid seguirá siendo una región donde uno sea libre, especialmente, de las agendas de la izquierda que nos quieren imponer.
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