Detectan mutaciones genéticas únicas en los perros asilvestrados alrededor de Chernóbil: ¿qué significa esto?

  • En la zona de exclusión hay alrededor de 800 perros asilvestrados, y el 60% fallece en su primer año de vida.
  • Germán Orizaola: " Es un gran estudio, y muy bien hecho, de genética y estructura de poblaciones. Pero eso es todo".
Un perro juvenil y callejero en la ciudad de Chernóbil.
Un perro juvenil y callejero en la ciudad de Chernóbil.
Jorge Franganillo. Flickr.
Un perro juvenil y callejero en la ciudad de Chernóbil.

El accidente nuclear en Chernóbil de 1986 generó una catástrofe de tales dimensiones que no solo supuso la evacuación de más de cien mil personas, sino también el sacrificio de las mascotas que fueron abandonadas en la llamada zona de exclusión.

Hubo perros, sin embargo, que se libraron de este final y en la actualidad hay numerosos descendientes de aquellos animales. Como sabemos, lejos de haberse convertido en un páramo de tonos ocres incompatible con la vida, esta zona de exclusión ha vivido una explosión abundante de fauna y flora.

Ahora, un nuevo estudio científico liderado por Gabriella Spatola sobre 302 perros asilvestrados que habitan los alrededores de Prípiat y de Chernóbil, ha revelado que estos cánidos domésticos son únicos genéticamente. Las poblaciones analizadas muestran una gran diversidad, con quince estructuras genéticas únicas que no comparten con otros perros del mundo. Este resultado puede tener su explicación en el aislamiento de la zona y que procedan de una población muy reducida, aquella que sobrevivió a las campañas de sacrificio. 

Entre otros datos, el estudio recoge que la esperanza de vida de estos perros es de unos 4 años, con una tasa de mortalidad del 60% en el primer año, pese a que se benefician de la presencia humana en la zona y reciben comida, agua y atención veterinaria. Hay más de 800 perros en la zona de exclusión en el presente, tal como señalan desde La Iniciativa de Investigación de los Perros de Chernóbil, creada en 2017 como respuesta al aumento sustancial de la población canina.

Iniciativas como el Programa de adopción virtual iniciado en 2019 por la organización Clean Futures Fundation, permite apadrinar a un perro de la zona y contribuir económicamente para ayudar a los voluntarios que se dedican a sus cuidados. Este programa, a causa de la guerra, se encuentra temporalmente suspendido.

Algunas reacciones y titulares no han dudado en relacionar la anomalía genética recogida en la investigación con la exposición a la radiación, pero lo cierto es que el estudio científico no se atreve a ir tan lejos y asegura que, pese a la evidencia de que la radiación puede causar mutaciones en el ADN de los organismos vivos, también señala que hay poca información sobre los efectos a largo plazo de la exposición crónica a bajas dosis de radiación. Dicho de otra forma, el estudio no incluye ni recoge la exposición a la radiación de los perros participantes, por lo que es aventurado e inexacto achacar sus cambios y peculiaridades genéticas únicas al efecto del accidente radiactivo en el lugar.

A finales del año pasado, un estudio realizado por los biólogos evolutivos Germán Orizaola y Pablo Burraco nos informaba del hallazgo de ranas negras, o melánicas, en esta misma zona de exclusión alrededor de la planta de energía nuclear. Sus conclusiones fueron que la pigmentación oscura puede haber ayudado a estos anfibios a reducir el daño causado por la radiación.

Germán Orizaola, investigador de la Universidad de Oviedo, es uno de los mayores expertos en fauna en Chernóbil, que además de los anfibios, también ha realizado estudios in situ a los caballos de Przewalski que han proliferado en esta zona que, hoy por hoy, se ha convertido en un refugio para la fauna, y objetivo de gran interés para la investigación. Le hemos preguntado qué implican estas diferencias genéticas entre las poblaciones caninas analizadas en Chernóbil respecto al resto de los perros del mundo:

“Nada, no implica nada. Lo que significa es que hay quince familias de perros, o dicho de otra manera, quince grupos relativamente emparentados y que viven en dos zonas, algo que, por otro lado, ya sabíamos. El trabajo, en realidad, no dice nada más, y debe enfocarse como un gran estudio, y muy bien hecho, de genética y estructura de poblaciones. Pero eso es todo. Se ha hecho en Chernóbil como podría haberse hecho en el centro de Asturias. No se mide en ningún momento la exposición a la radiación de estos perros, aunque las dos poblaciones estudiadas viven en zonas con niveles diferentes de radiación, y tampoco se mide un factor importantísimo y que a estas alturas resulta inviable de hacer: cómo se fundaron estas poblaciones caninas y a partir de cuántos individuos supervivientes. Datos que podrían cambiar completamente la lectura genética.”

Ante la ambigüedad y la malinterpretación que ha provocado el estudio al asumir que estos cambios son producidos por la radiación, la conclusión es que se requieren más investigaciones para determinar el impacto de la radiación en la salud y la genética de los perros de Chernóbil.

Vanessa M. Clavijo
Divulgadora

Empecé Antropología Social y Cultural, tengo el certificado profesional del curso de técnica en gestión medioambiental, el curso “The Truth about Dogs and Cats” de la universidad de Edimburgo y el curso “Capacitación social en educación canina, tenencia responsable y gestión del bienestar animal” de la UNED. Colaboro escribiendo sobre animales en '20minutos', 'Etología Canina' y para la Cátedra de Animales y Sociedad de la Universidad Rey Juan Carlos. He criado con responsabilidad gatos y perros, he sido asistente de tiendas de animales y auxiliar de peluquería canina y felina y me he dedicado a la gestión, atención y mantenimiento de especies animales e instalaciones en núcleos zoológicos.

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