Libros

¿La vida o la identidad? El extremo rescate y la decisión imposible que salvó a 108 niños judíos del exterminio nazi

La historiadora y escritora Valerie Portheret posa con fotos de los niños salvados en 1942 en Lyon a los que ha dedicado su labor.
AFP via Getty Images

Una cadena de solidaridad logró salvar a 108 niños judíos extranjeros de las garras de los nazis en el campo de concentración de Vénissieux (Lyon, Francia) en 1942. El régimen de Vichy, respondiendo a las peticiones de su aliado nazi, había detenido y confinado a un millar de judíos procedentes de todos puntos de Europa central allí. Un grupo de ciudadanos franceses logró convencer a los padres allí congregados de que firmaran el abandono de sus hijos en favor de una asociación llamada Amistad Cristiana y así logran sacarlos del campo. Al día siguiente, casi la mitad de los internados partían hacia Alemania, donde el destino de la mayoría sería morir en Auschwitz.

La Policía los persiguió y aquella red anónima de ciudadanos los tuvo que ocultar y, finalmente, entregar en adopción a familias francesas. Perdieron su identidad anterior, pero ganaron la vida. En un momento de la persecución, por las calles de Lyon circuló un pasquín de la Resistencia con un lema: "No os llevaréis a los niños".

Aquella heroicidad quedó anónima y olvidada, incluso en Francia. Muchos años después, en los años 90, una estudiante francesa en esa ciudad, Valerie Portheret, descubrió aquella historia mientras preparaba su tesis doctoral y dedicó casi tres décadas a localizar a aquellos niños y a preservar la memoria de aquel rescate extraordinario, que puso a aquellos padres judíos ante una decisión imposible.

Recientemente, el historiador y novelista español Mario Escobar descubrió  en la prensa el trabajo de Portheret. "Su búsqueda a través de 25 años de algo más de un centenera de niños me enterneció. Los que estamos acostumbrados a bucear en los archivos muy pocas veces ponemos cara a las personas reales, en cambió ella tomó eso como una misión", explica. "Recuperar la memoria es siempre un acto heroico, pero devolver a unos niños su identidad me parece propio de espíritu elevados, de gran sensibilidad, es como si alguien se hubiera dedicado veinticinco años en España a buscar a los niños robados después de la Guerra Civil y les hubiera devuelto su identidad perdida, sería una héroe nacional", afirma.

Con esos mimbres Escobar, autor de gran éxito en países como EE UU y Polonia con novelas como Canción de cuna de Auschwitz o La casa de los niños, ha escrito la novela Las vidas perdidas (Ediciones B, 2023). El escritor español decidió no contactar con la protagonista real, Valerie Portheret, aunque lo pensó. "No quería hacer una biografía", asegura a 20minutos, "y sí un libro inspiracional, en el que nos enfrentásemos a la pregunta de qué habríamos hecho en su lugar. La mayoría de la gente no quiere meterse en problemas y responde de forma mecánica, casi gregaria, a los cambios sociales".

Esta historia encierra una encrucijada imposible para aquellos padres, para salvarles la vida, les tuvieron que arrebatar su identidad…Los momentos de las grandes decisiones morales son así de difíciles. Esos niños estaban condenados a una muerte segura porque eran judíos y extranjeros, las leyes francesas no les amparaban porque las habían cambiado para adecuarse a las del ocupante alemán, pero a sus salvadores les quedaba el resquicio de que si los niños no tenían padres, no podían ser deportados. Fue un momento muy duro, esos padres tenían que renunciar a sus hijos y obligarlos a que los acompañasen a una muerte, en aquel momento, todavía incierta. Algunos se negaron

¿No se pregunta qué habría hecho usted?Sí, me pregunto qué habría hecho en su caso. No lo sé, el mayor acto de amor que se puede ver en el mundo es el de una padre o una madre sacrificando su vida por sus hijos. Esto también demuestra que no siempre las leyes son justas y que en ocasiones lo legal es inmoral y tenemos todo el derecho a no acatarlo. La esclavitud fue legal, incluso se sacó una ley en los Estados Unidos que encarcelaba a los que ayudaban a los negros que escapaban al norte. El antisemitismo fue legal, en la época de Stalin era legal encerrar a una persona por hacer un chiste contra el poder. Nuestro mundo se acerca peligrosamente a eso, una gran separación entre lo moral y lo legal, cuando eso sucede lo que se está manifestando es una profunda decadencia de la civilización y eso siempre termina mal.

La imagen de ese pasquín de la Resistencia con el lema “no os llevaréis a los niños” en el Lyon ocupado resulta terrible y valiente al mismo tiempo…Todo tiene un límite, el régimen más opresor y cruel del mundo tiene que ceder ante la rebelión de su población. Lo hemos visto en China con las rebeliones por las medidas de covid cero, en Cuba por el hambre y el hartazgo de las sociedad, en Irán por la represión a la mujer. Las democracias no son inmunes a esto tampoco. Si se ponen leyes injustas, al final habrá una fuerte respuesta social. Los franceses de Lyon llegaron a ese límite cuando los nazis traspasaron las barrera de matar a niños. Nuestra sociedad tiene tabúes que la protegen de su autodestrucción como proteger a los más débiles, a los niños, a los ancianos, cuando eso se rompe la sociedad suele estallar. Llamar a lo malo bueno y bueno a lo malo siempre trae consecuencias.

Cuando se les descubrió sus orígenes, ¿cómo reaccionaron aquellos niños judíos?Hubo de todo, la mayoría aliviados, en el fondo sabían que había algo que no encajaba, otros se asustaron, la identidad des algo que construimos con mucho esfuerzo y no lo queremos perder de la noche a la mañana. Unos pocos abrumados, no quería ser los hijos de las víctimas del nazismo. No es fácil ser superviviente ni pertenecer a una minoría, menos a la judía que periódicamente es perseguida y masacrada.

Esta historia, como la de los bebés robados por el franquismo en España y otros muchos casos en el siglo XX, nos lleva a la fijación de los regímenes totalitarios por los niños, ¿su control es el del futuro y el de la esperanza de un mundo mejor?El mundo no es mejor ni peor, ya que cada generación es un reseteo, pero es cierto que nos pesa la historia, aunque la desconozcamos, tenemos impreso en nuestro ADN los errores y contradicciones de nuestros antepasados. España fue una sociedad monolítica por mucho tiempo, nosotros inventamos el nacional catolicismo, una especie de ideología rancia que pretendía aunar las glorias del pasado y las creencias religiosas. Ahora, en la mayoría de los países, hay una reacción anti globalización y un intento de recuperar el pasado perdido. Se corre el peligro de convertirnos en víctimas de nuestra propia historia gloriosa magnificando el pasado o negarnos a nosotros mismos. Somos lo que somos y asumirlo, tanto lo bueno como lo mano, nos hace más libres.

Nueva historia de gentes anónimas luchando por la verdad y por la humanidad… ¿Es el leit motiv de su obra de ficción?Sí, creo que el ser humano está perdiendo su dignidad. Primer Charles Darwin nos asimiló al resto de la bestias del mundo, robando nuestra alma y convirtiéndonos en simples animales evolucionados. Sigmund Freud nos hizo desconfiar de la razón, diciéndonos que nos gobernaba en realidad el subconsciente y, por último, Friedrich Nietzsche nos quitó la herencia divina, al anunciar que Dios había muerto. El hombre sin trascendencia es un mero animal que intenta sobrevivir y se convierte en una lucha del más fuerte. La moral, el arte, la cultura y la belleza son el resultado de creernos que pertenecemos a una raza humana que tiene dentro de sí mima algo sobrenatural. El posmodernismo y metamodernismo nos hacen sentirnos más seguros al decirnos que la vida material es lo único que existe, pero crean un profundo vacío interior. Si no hay Verdad, Justicia, Belleza, Altruismo, Amor, la vida no merece ser vivida.

Cuando los ecos de una nueva guerra global vuelven a resurgir en este siglo XXI, con Rusia o Taiwán, ¿hay que reflexionar si de verdad el mundo aprendió algo de la Segunda Guerra Mundial y el nazismo?El mundo no aprende porque es un ente abstracto, tenemos que hacerlo cada uno de nosotros. Me pregunto, ¿qué franja de tierra vale tanta muerte? ¿Qué ideal puede pedir el sacrificio de niños y gente inocente? Ninguno, yo me aferró a las palabras de Jesús, “ama a tus enemigos” Si amamos a nuestros enemigos, seremos capaces de convertirlos en nuestros amigos y derribar esas paredes de odio que nos separaban. El amor siempre gana, si no, todos estamos perdidos.

Mario Escobar

  • Historiador y novelista nacido en Madrid. Es autor de una abundantísima obra literaria que ha tenido más éxito fuera de España (en EE UU, Hispanoamérica y Polonia, principalmente) que dentro de España. Sus obras más famosas han sido novelas centradas en el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial.
Portadista y Redactor '20minutos'

Soy periodista en 20minutos y escritor. Además de mi trabajo en la sección de Última Hora, en este periódico llevo también el blog de narrativas históricas XX Siglos, por el que resulté merecedor del galardón honorífico de los X premios de Literatura Histórica Hislibris (2020). Soy jurado del premio de novela histórica Ciudad de Úbeda desde 2016. He publicado dos novelas: 'El contratista' (Roca Editorial) y 'Los últimos días del imperio celeste' (Roca Editorial).

loading...