Ir al plató del 'Un, dos, tres' era todo un acontecimiento emocional. Chicho Ibáñez Serrador lo supo aprovechar, dando la vuelta a la grada del show. La puso al contrario que el resto de los programas. Justo en la espalda de la presentadora Mayra Gómez Kemp y de los concursantes. Así la ilusión de los asistentes como público se transmitía a las casas. La expresividad de la audiencia era el decorado vivo de la tele.
Y, como buen guionista de cine de terror, Serrador planteaba requiebros de guion para dar más emoción al concurso. Siempre pensando en aprovechar la reacción de los espectadores que estaban allí. Su espontaneidad desprevenida hacía más grande el programa. De hecho, de vez en cuando, maquinaba alguna broma en la grada que era clave para impregnar de más verdad a la emisión. La buena televisión es la que se atreve a ser igual de traviesa que la imaginación de la audiencia. Y este programa lo era. Vamos que si lo era...
Entre las trastadas más emblemáticas al público, estuvo el día en el que dos asistentes se empezaron a pelear en plena subasta final del concurso. Por supuesto, estaba preparado. Eran dos especialistas de la industria del cine. Pero el público picó el anzuelo. Incluso el concursante corrió la escalera para separar a los dos actores. También, picó. Los días siguientes no se hablaba de otra cosa. El momento fue hasta portada de alguna que otra revista. Lo que hoy sería un viral, entonces era una noticia.
Una fila delante de los hombres del público que se abofetearon por exigencias de un guión creado para descolocar al país, estaba una joven que ya en ese mismo instante transmitía una curiosidad imparable con su comunicación no verbal. Se levantó, se asustó y, finalmente, sonrió. Miren bien la imagen, ¿la encuentran? Su entusiasmo ya apuntaba maneras cuando visitaba como una más el 'Un, dos, tres...' Y era protagonista inesperada de uno de los gags que más chocó de la historia de nuestra televisión ochentera. Éramos más ingenuos, teníamos menos impactos audiovisuales en nuestra cotidianidad.
Han pasado casi 40 años. Pero esa sonrisa que representa la curiosidad de la buena comunicadora, aquella que sabe escuchar, mirar y acariciar su alrededor, ahora presenta un programa que también hace historia en TVE. En este caso, porque directamente divulga la historia con ayuda del rigor del humor. Ella está los jueves al frente de El Condensador de Fluzo en La 2, grabado no muy lejos del Estudio 1 de Prado del Rey donde se realizó aquel 'Un, dos, tres...'. Ella es Raquel Martos. Ella, hoy, transmite mantener la pasión de aquella primera vez, cuando vivíamos la televisión como una experiencia única, despierta, imprevisible.
— Falso directo (@falso_directo) March 11, 2023
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