España y Portugal vuelven a verse las caras esta semana. La ciudad canaria de Lanzarote acogerá el miércoles la 34º cumbre hispanolusa, que llega apenas cuatro meses después de la última y que servirá para profundizar aún más las relaciones entre ambos países, que viven un momento dulce. Sin ir más lejos, ambos ejecutivos socialistas se unieron para aprobar la excepción ibérica del precio del gas, una medida que ahora pretende aplicar toda Europa. Se espera que esta vez firmen al menos una docena de acuerdos en un encuentro que tendrá el océano Atlántico como protagonista.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desembarcará en Canarias con un montante de ministros nada desdeñable. Al jefe del Ejecutivo le acompañarán Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo; Pilar Llop, titular de Justicia; Pilar Alegría, de Educación; Raquel Sánchez, de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana; José Manuel Albares, de Asuntos Exteriores; Carolina Darias, de Sanidad; Miquel Iceta, de Cultura; y Joan Subirats, de Universidades.

Pese a que el inicio oficial de la cumbre es el miércoles, este martes el presidente ofrecerá una cena informal de ambas delegaciones, que estará encabezada por Antonio Costa por parte de los portugueses. Previamente, ambos visitarán la casa museo de Saramago, premio Nobel y destacado escritor portugués, que vivió y murió en Lanzarote. Según fuentes gubernamentales, esta será una forma de celebrar los 100 años de su nacimiento, que se cumplieron en 2022.

Al día siguiente, Sánchez y Costa abrirán la cumbre con una reunión bilateral que irá precedida de encuentros de los ministros del mismo ramo de ambos países. Todos ellos expondrán las conclusiones en un plenario del que se espera que salgan al menos una decena de acuerdos, la mayoría de ellos relacionados con la Estrategia de Cooperación Transfronteriza firmada en 2020. 

Asimismo, se sellarán varias declaraciones de intenciones en materia de Trabajo -formación en economía social-; Educación -escuelas bilingües en zonas fronterizas-; Justicia, para mejorar sus servicios; o Universidades, con el reconocimiento de períodos de títulos. También se intensificará la colaboración entre los departamentos de Cultura para llevar a cabo una agenda cultural entre España y Portugal en 2030.

Sánchez y Costa asentarán que entre España y Portugal solo circulará hidrógeno verde y evitan la polémica con Macron por el nuclear

Evitan la polémica con Macron

La "luna de miel" entre España y Portugal se trasladará también al ámbito de la energía, donde Sánchez y Costa defienden posiciones muy parecidas, ya sea a la hora de fajarse el año pasado para conseguir el mecanismo ibérico, en las posiciones que defienden de cara a la reforma del mercado eléctrico o por lo que respecta al proyecto H2Med, donde no hay tanto consenso con los objetivos de la tercera pata, Francia. Ahora, de hecho, ambos gobiernos están a la espera de que Bruselas dé definitivamente el visto bueno para prorrogar la excepción ibérica seis meses más, hasta el 31 de diciembre de este año, algo que también pidieron de forma conjunta en enero.

El presidente francés, Emmanuel Macron, defiende -y de momento parece que tiene todas las de ganar- que por el H2Med pueda circular también hidrógeno "limpio", de origen nuclear. España se ha opuesto desde el principio a tal cosa, para que solo se tome en consideración el hidrógeno renovable. Pero si, como parece, cada vez existen más posibilidades de que la Comisión Europea dé el visto bueno a la energía nuclear como fuente limpia de energía, que en algunas circunstancias podría ser equiparable a la renovable, el gobierno español insiste en que al menos el hidrógeno de origen nuclear no tenga de ninguna manera la etiqueta de "renovable", como si fuera igual que producirlo a partir de energía eólica o fotovoltaica.

España y Portugal solo producirán hidrógeno verde pero Sánchez y Costa renunciarán en la cumbre de Lanzarote a cargar las tintas contra Francia y contra su -exitosa- batalla en la UE en favor de la energía nuclear como fuente de energía limpia que permitirá ir independizando a Europa de los combustibles fósiles. Así, el Gobierno sigue la línea de rebajar el tono con Francia, después de que hace unas semanas las diferencias a cuenta del origen del hidrógeno provocaran un cruce de declaraciones nada amables entre la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, y el embajador francés en Madrid, Jean-Michel Casa.