La idea de Yolanda Díaz de anunciar su candidatura sin cerrar detalles con Podemos reaviva la tensión entre ambos

  • Podemos mantiene la puerta abierta a no acudir al acto clave de Sumar si no tienen antes las claves de la candidatura.
  • Díaz y el partido morado ni siquiera se ponen de acuerdo en si se avisó a Podemos de que Sumar anunciaría próximamente la candidatura de la vicepresidenta.
  • Las negociaciones no avanzan y el fracaso de la ley mordaza ha evidenciado las diferencias entre Podemos y el resto del espacio.
La vicepresidenta Yolanda Díaz y la ministra Irene Montero, la semana pasada en el Congreso.
La vicepresidenta Yolanda Díaz y la ministra Irene Montero, la semana pasada en el Congreso.
EFE
La vicepresidenta Yolanda Díaz y la ministra Irene Montero, la semana pasada en el Congreso.

Según pasan los días, el anuncio oficial de que la vicepresidenta Yolanda Díaz será candidata en las próximas elecciones generales es cada vez más inminente, y esa cercanía está reavivando las tensiones en el seno de Unidas Podemos. Esta semana, Sumar dio a entender que, tras meses de espera y varios retrasos sobre la fecha prevista, a finales de este mes o principios de abril Díaz confirmará su candidatura. Pero lo hará, previsiblemente, sin haber alcanzado antes un acuerdo con Podemos sobre los detalles de esa lista conjunta, una intención que ha molestado sobremanera al partido morado, que incluso ha amenazado con no acudir al acto de presentación y evitar así la foto con la que, en principio, será su candidata a las generales.

El resurgimiento de estas tiranteces en el seno de la coalición morada se produjo el pasado lunes, después de unas semanas en las que la relación se había mantenido estable e incluso había dado paso a algunos gestos de distensión pese a la distancia que separa a Díaz y a Podemos desde hace meses. Fue entonces cuando Sumar anunció que el "proceso de escucha" de la vicepresidenta está tocando a su fin y prometió que "pronto" arrancará "una nueva etapa" con un acto en Madrid, en el que con toda probabilidad Díaz terminará de deshojar la margarita después de meses de indefinición sobre su futuro. 

En realidad, la vicepresidenta no confirmó nada nuevo, pero el anuncio de que pronto habrá un anuncio -y la certeza de todas las partes de que Díaz tiene más que decidido que será candidata- provocó que se desencadenaran los acontecimientos. Tanto IU y el PCE como En Comú Podem, estrechos aliados de la vicepresidenta, celebraron públicamente que Díaz comience a concretar su candidatura. Pero esa actitud contrastó rápidamente con la frialdad de Podemos, que posteriormente, en rueda de prensa, dejó abierta la puerta incluso a ausentarse del acto.

Los morados no han querido hacer demasiada sangre públicamente durante la semana, pero en el seno de Podemos los ánimos están caldeados porque, aseguran, han vuelto a enterarse a través de los medios de comunicación de un paso importante para el futuro de Sumar y, por ende, de todo el espacio a la izquierda del PSOE. El entorno de Díaz, por el contrario, lo niega y asegura que la comunicación con Podemos y con el resto de formaciones es fluida, lo cual revela que la vicepresidenta y el partido morado ni siquiera se ponen de acuerdo en si mantienen conversaciones o no.

De hecho, el viernes esta falta de comunicación volvió a quedar patente a raíz del acto sobre salud mental y mercado laboral que Díaz compartió con el líder de Más País, Íñigo Errejón, con quien Podemos sigue teniendo unas relaciones extremadamente tirantes. Los morados aseguraron públicamente ese viernes por la mañana que no habían sido invitados al acto, una afirmación que contradijo sucintamente la vicepresidenta durante el acto al asegurar que "estaban invitadas todas las formaciones políticas" como ocurre con "todos los actos" que celebrados por el Ministerio de Trabajo.

No fue el único recado que dejó Díaz a Podemos durante el acto. Sin mencionar en ningún momento al partido morado, pero en una referencia evidente después de una semana de tensiones entre ambos, la vicepresidenta espetó que "la política va de hablar de la vida de la gente, no de ruidos, de fuerzas ni va de presiones", y quiso agradecer expresamente su presencia en el acto tanto a Errejón como a dos diputados autonómicos de Más Madrid, los únicos cargos públicos presentes entre la audiencia.

Ese cruce de reproches se produjo después de que Podemos pidiera a Díaz que, antes de celebrar el acto de anuncio de su candidatura, firme con el partido morado un acuerdo de coalición. Pero, en realidad, lo que busca la formación que lidera Ione Belarra no es suscribir ya esa alianza, algo que jurídicamente solo puede hacerse cuando se convoquen las elecciones generales, sino llegar a un acuerdo político con Sumar en el que quede establecido que ambas organizaciones, Sumar y Podemos, concurrirán a los comicios en igualdad. 

Esa concepción choca frontalmente con la que Díaz ha defendido desde el inicio de su gira por España, ya que lo que ha planteado la vicepresidenta es que los partidos se subsuman en su marca, lo que provocaría que Podemos perdiera buena parte de su peso como formación más potente a la izquierda del PSOE. Y esa es la clave, ya que los morados aseguran que quieren tener claras las líneas básicas de la alianza antes de comprometerse públicamente a apoyar a Díaz como candidata, entre ellas que las listas se elegirán a través de primarias, un método que da a Podemos bastantes opciones de mantener su protagonismo como fuerza principal del espacio.

Una crisis que viene de lejos

Este último desencuentro, no obstante, es el último de una larga lista que, a grandes rasgos, algunos dirigentes de Podemos resumen en que la vicepresidenta ha deslizado numerosas críticas veladas a la formación morada sin necesidad y no les ha hecho partícipes de los pasos que iba dando en la construcción de Sumar. De hecho, con respecto al acto en el que está previsto que Díaz anuncie su candidatura, Podemos asegura desconocer tanto el formato como los asistentes al mismo, más allá de que Sumar ha trasladado de manera más o menos pública que le gustaría que todas las organizaciones a la izquierda del PSOE estuvieran representadas por dirigentes de primera línea.

Además, en Podemos genera recelos la tendencia que, consideran, tiene Díaz de rehuir las cuestiones más críticas o los asuntos menos populares. Y tampoco gusta que la vicepresidenta anunciara, hace ya unos meses, que no tiene pensado hacer campaña para las elecciones municipales y autonómicas, habida cuenta de que en comunidades clave como Madrid o la Comunitat Valenciana las fuerzas de Unidas Podemos competirán con actores que Díaz también quiere integrar en Sumar, como son Más Madrid y Compromís.

Igualmente, tampoco ayuda el hecho de que las negociaciones de Díaz con los partidos, que comenzaron discretamente a principios de año y de las que la vicepresidenta reconoció su existencia hace unas semanas, no hayan registrado demasiados progresos. De hecho, el jueves la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, admitió que "no hay ningún avance" e insistió en que "lo que podemos decir es que queremos un acuerdo de unidad entre Podemos y Sumar y queremos que ese acuerdo se firme cuanto antes, porque estamos en un año muy electoral".

No obstante, la número tres de Podemos, Lilith Verstrynge, señaló el mes pasado que la vicepresidenta había trasladado al partido morado que "no tiene previsto cerrar acuerdos electorales de cara a las generales hasta el verano", una vez pasados los comicios municipales autonómicos. Y fuentes del partido morado consideran que Díaz tiene delante de sí un complicado puzzle que no tiene demasiado claro cómo montar para aglutinar en torno a sí a varias formaciones que, o bien están molestas con ella, como es el caso de Podemos, o bien mantienen relaciones tensas entre sí, como es el caso de Más Madrid y Compromís con los morados. 

El grupo se divide

Así las cosas, las tensiones internas a la izquierda del PSOE se han dejado ver en la última semana también en la convivencia dentro del grupo parlamentario de Unidas Podemos, especialmente a raíz del fracaso de la reforma de la ley mordaza. Podemos se ha quedado solo culpando al PSOE de haber torpedeado la negociación con los socios parlamentarios del Gobierno, ya que tanto En Comú Podem como IU -formación a la que pertenece el líder del PCE, Enrique Santiago, que ha liderado la negociación- han cargado claramente contra ERC y EH Bildu por votar en contra del texto. 

Díaz no se ha pronunciado sobre estas diferencias y tampoco sobre el revés sufrido por el Ejecutivo, pero fuentes de su entorno lamentan que los morados hayan decidido desmarcarse de la posición negociadora de Santiago y acusar al PSOE. De hecho, el ex secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, llegó a enzarzarse en Twitter con el líder del PCE, muy poco dado a exteriorizar los conflictos internos, cuando éste respondió a sus críticas recordándole que "la ley mordaza no menciona una sola vez las pelotas de goma" -cuya no prohibición ha esgrimido ERC como motivo para votar en contra de la reforma- y dejándole claro que "tampoco en Cataluña hay una ley prohibiendo" el uso de este material antidisturbios.

Daniel Ríos
Redactor '20minutos'

Redactor de Nacional. Me hice mayor en Infolibre y llegué a 20minutos a finales de 2019. Sigo a Sumar y a Podemos y me paso la vida en el Congreso, donde también me encargo de la crónica parlamentaria. Cosecha de 1993.

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