Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Una moción atípica

Tamames cita a Guerra para arremeter contra Sánchez por sus pactos con los que atacan a España
Tamames, durante la moción de censura.
Europa Press
Tamames cita a Guerra para arremeter contra Sánchez por sus pactos con los que atacan a España

Muchos nos anticipamos a calificar la moción presentada por Vox contra el Gobierno de coalición como absurda, esperpéntica o simplemente una pérdida de tiempo de quienes tienen que dedicarlo a la búsqueda de soluciones a los problemas que enfrentan los ciudadanos y en la adaptación de la legislación, la administración, la economía, la educación y las relaciones internacionales a la evolución del tiempo que nos va tocando vivir.

Y no puedo por menos de expresar que en mi opinión está respondiendo plenamente a esta previsión. Todavía no han terminado los debates mientras escribo ni se han celebrado las preceptivas votaciones que en la práctica se anticipan innecesarias. Es arriesgado anticipar al cien por cien los resultados, voto arriba o abajo, pero sería un milagro político que la moción consiga más allá del apoyo único del partido que la propuso y la encomendó a la personalidad de Ramón Tamames.

Pero a pesar de lo dicho, personalmente el seguimiento de las primeras intervenciones – excluida quizás la del promotor de la moción, el señor Abascal con alguna de sus lucubraciones extemporáneas – opino que se han desarrollado con una corrección, un respecto al adversario y un conocimiento de cuanto estaban argumentando o defendiendo los adversarios de un nivel que hacía mucho, lo mismo que unas formas que hacía tiempo no veíamos en el Congreso.

El señor Tamames se notaba claramente que no mantenía esperanzas de alcanzar sus objetivos, que no eran otros que la sucesión en la presidencia del Gobierno, y se limitó a recurrir a su erudición y capacidad de exposición con una serie de críticas, algunas razonadas y otras rayanas con la utopía, del pasado y sobre todo en el presente que atraviesa la situación del país, sus déficits y sus fallos en el balance, pero sin obviar directamente algunas exigencias.

En su réplica obligada, el presidente Sánchez no se desvió del mismo todo tanto en las formas como en el conocimiento de las respuestas que había mostrado su opositor. Replicó con cordialidad y muestras de respeto a la personalidad que le había criticado y pretendía derrocarlo y aportó en sus respuestas y análisis con una documentación en datos y detalles minuciosos y precisos que dejaron claro que contaba también con argumentos para salir airoso sin inmutarse del reto.

No cabe esperar mucho más después de escucharlos. La moción de Vox pensada para obtener un eco que no parece vaya a beneficiar mucho a sus promotores ni a sus tesis anacrónicas. Queda sin embargo una conclusión para compensar el tiempo perdido y es, que después de escuchar a Tamames y Sánchez en esta Cámara donde prodigan los exaltados, es posible el debate correcto y, como dice el tópico, constructivo, cuando menos en las formas y los contenidos incluso entre los extremos que no llegan a tocarse.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento