El gran día de Ramón Tamames, un "último capítulo" político que se hizo demasiado largo

El candidato de la moción de censura, profesor y economista Ramón Tamames, durante un debate de la moción de censura, en el Congreso de los Diputados, a 21 de marzo de 2023, en Madrid (España). El Salón de Plenos del Congreso acoge hoy y mañana, 22 de marzo, el debate de la moción de censura firmada por los 52 diputados de Vox que presentan como candidato a la Presidencia del Gobierno al veterano economista Ramón Tamames. Esta es la sexta moción de censura desde la Constitución de 1978, la segunda que presenta Vox esta legislatura y la primera de la historia que va encabezada por un candidato independiente, sin vinculación orgánica con el partido que le propone. Para prosperar, la moción de censura exige recabar la mayoría absoluta del Congreso (176 votos). 21 MARZO 2023;VOX;MOCION DE CENSURA;DEMOCRACIA;GOBIERNO;PRESIDENTE Eduardo Parra / Europa Press 21/3/2023
El candidato de la moción de censura, profesor y economista Ramón Tamames.
EP
El candidato de la moción de censura, profesor y economista Ramón Tamames, durante un debate de la moción de censura, en el Congreso de los Diputados, a 21 de marzo de 2023, en Madrid (España). El Salón de Plenos del Congreso acoge hoy y mañana, 22 de marzo, el debate de la moción de censura firmada por los 52 diputados de Vox que presentan como candidato a la Presidencia del Gobierno al veterano economista Ramón Tamames. Esta es la sexta moción de censura desde la Constitución de 1978, la segunda que presenta Vox esta legislatura y la primera de la historia que va encabezada por un candidato independiente, sin vinculación orgánica con el partido que le propone. Para prosperar, la moción de censura exige recabar la mayoría absoluta del Congreso (176 votos). 21 MARZO 2023;VOX;MOCION DE CENSURA;DEMOCRACIA;GOBIERNO;PRESIDENTE Eduardo Parra / Europa Press 21/3/2023
Ramón Tamames se queja de la duración del discurso de Sánchez.
Europa Press

Ramón Tamames entraba al Congreso de los Diputados a las nueve de la mañana, arropado por Santiago Abascal e Iván Espinosa de los Monteros, además de por la chaqueta gris que con prudencia acostumbra a ponerse bajo la americana. Al comienzo del que sería "uno de los últimos capítulos" de su vida, le recibían en un hemiciclo aún medio vacío un puñado de diputados de Vox, el partido que le ha dado esta oportunidad. 

Animado por el anhelo de dar su visión de la situación y los problemas que asolan a España, como ha manifestado reiteradamente durante el último mes, el (casi) nonagenario se sentaba de nuevo en un escaño del Congreso haciendo efectiva la "vuelta a casa" que lo llevó a aceptar la candidatura, una ocurrencia que su amigo Sánchez Dragó propuso a Abascal allá por diciembre. 

Pero aún quedaban dos horas y media para que Tamames pudiera hacer lo que había ido a hacer, dar su discurso. Antes del ansiado momento, Tamames tendría que escuchar al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a Santiago Abascal, presidente de Vox y proponente de la moción de censura, dispararse mutuamente durante horas. Con Alberto Núñez Feijóo, por supuesto, presente en las palabras de ambos.

En dicha intervención, Sánchez se disfrazó de su vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a la que parafraseó en varias ocasiones. "Le voy a dar un dato", dijo el jefe del Ejecutivo en hasta en cuatro ocasiones. Terminaron siendo cientos.

Abascal, encargado de inaugurar la jornada, comenzó dedicando unas palabras a la prensa y criticando el atuendo de algunos diputados de la izquierda. "Un disparate, un circo, una chirigota, un juego excéntrico, una mala broma, una patochada, un teatrillo, un esperpento, un show...", repasaba el líder de Vox en referencia a las múltiples etiquetas que la iniciativa había recibido. Pero el show, que a penas había comenzado, se iba a hacer muy largo, como una película tediosa, especialmente para el propio candidato.

Abascal recibió los aplausos de toda la bancada de Vox, pero no el de Ramón Tamames, mientras que Pedro Sánchez, que lucía en la americana un pin de la Agenda 2030, daba las primeras señas de su objetivo del día: dar imagen de un Gobierno unido frente a la derecha y protagonizado por él mismo y por Yolanda Díaz. 

Ramón Tamames no aplaude el discurso de Abascal.

Se enfrentaba Pedro Sánchez a la cuarta moción de censura de su historia. La sexta de la democracia y la segunda contra su persona, pero no la única. En 2017, Pablo Iglesias, otrora líder de Podemos y reconvertido hoy en líder mediático, intentó disputarle el liderazgo de la oposición. Lo hizo con Irene Montero, hoy ministra de Igualdad. La tercera ya es conocida: es con la que en 2018 fue aupado a la Moncloa gracias al propio Iglesias, que años después se convirtió en su vicepresidente, y a la mayoría de la investidura, que este miércoles volverá a unirse gracias al 'pegamento' Tamames.

De las cuatro que ha vivido el presidente en la Cámara Baja, la que acogió el Congreso de los Diputados este martes -y que finalizará este miércoles- es la que mejor le podía venir al presidente. Por el momento -a poco menos de 70 días para las elecciones municipales y autonómicas y con el Gobierno acumulando problemas cada semana- y por el contenido -Vox trata de marcar agenda frente al PP, cuyo presidente ni ha pisado el hemiciclo-. 

Se lo agradeció así al profesor Ramón Tamames, que fue poco más que un convidado de piedra en el que el Gobierno vio la oportunidad de presumir de su gestión. "Gracias por la oportunidad", le diría el presidente tras escuchar una visión modificada del discurso filtrado la semana pasada.

Ramón Tamames comenzó su intervención remontándose al año 1956, a sus tiempos de estudiante revolucionario y antifranquista de los que ya no queda casi nada. Tal y cómo había adelantado, el discurso tenía más que ver con un análisis político alineado con el partido proponente que con un programa de Gobierno. Habló de su carrera profesional y política y ofreció su diagnóstico, evitando en lo posible adentrarse en asuntos peliagudos como el dilema catalán, la Unión Europea o el cambio climático. Y entonces llegó la respuesta de Sánchez. 

Tras agradecer al candidato el tono de su intervención, empezó el fuego a discreción. Sánchez sorprendió de nuevo. Cuando nadie pensaba que fuera a dedicar más de diez minutos a Tamames, él decidió echarle horas. El pergamino que sostiene la estatua de Isabel II situada en el marco izquierdo del hemiciclo se quedó corto frente al "tocho de folios" del presidente. El candidato, incluso, se lo afeó. Parecía querer solo hablar de su libro sobre Cataluña. En un momento dado, Tamames pidió la palabra mientras comparecía el presidente para quejarse, con el consecuente enfado de Meritxell Batet, guardiana de las normas de la Cámara. "Primera 'tamarrada'", decía un diputado socialista.

Ramón Tamames ha pedido la palabra para interrumpir la réplica de Sánchez a su discurso. (EP)

Así las cosas, Sánchez habló durante un largo rato de la gestión de su Gobierno de coalición. Una hora y cuarenta minutos, más concretamente, duró la interpelación que le dedicó al candidato, que lo cronometró en directo. La primera victoria se la apuntó Sánchez por agotamiento. Más aún, teniendo en cuenta que cuando termine esta moción (si termina) viajará a Bruselas para estar en un Consejo Europeo y a Santo Domingo, para asistir a la Cumbre Iberoamericana. Con la crisis de Gobierno de telón de fondo, claro.

Tan largo fue el debate que Tamames, de broma, temió por su vida. Algún periodista repitió el chiste en los pasillos de la Cámara Baja. "Nos vamos a morir", dijo el "profesor" para quejarse de que, como marca el reglamento, el presidente hablara sin límite de tiempo. "Ha hablado usted incluso del imperio romano", insistió el candidato, que criticó que se comparara a Vox con Blas Piñar, procurador franquista y fundador de Fuerza Nueva y el Frente Nacional.

Tamames, que a cada poco se giraba con cierta confusión hacia Santiago Abascal para preguntarle qué había dicho Pedro Sánchez, pudo responder al fin al presidente. Y lo hizo con honestidad, confesando en primer lugar que estaba cansado de escuchar tanto y hablar tan poco. "Como lo tenía escrito en un papel, nos ha dado lecciones sin responder a mis preguntas. Yo tenía un discurso muy largo y lo recorté", reprochaba el economista a su adversario de la jornada. 

Como si no hubiera previsto que la moción continuaría más allá de su primera intervención, Tamames agilizaba la respuesta y le explicaba al presidente que si no había sacado el tema de Cataluña es porque ya tiene un libro escrito sobre ese asunto. "Yo, por mi parte, no intervendría más", culminaba el candidato. 

Pero le quedaba todavía la regañina de Yolanda Díaz, que tomó la palabra "preocupada" y "confundida" al contemplar que aquel exdiputado del PCE había acabado por defender los postulados de Vox. La vicepresidenta segunda del Gobierno fue incluso más tajante con el economista, mostrándose como una fiel defensora de las políticas sociales del Ejecutivo y señalando un "vacío" en el discurso de Tamames: las mujeres.

La vicepresidenta segunda acusa al candidato a la moción de censura de menospreciar a las mujeres en su discurso inicial. (EP)

Díaz se metió de lleno en las políticas de los ministerios de Trabajo, Economía, Hacienda e Igualdad confrontando, una a una, todas las críticas de Tamames. Como si no diera crédito de la situación -parecía casi decepcionada con el devenir del economista-, Díaz se extendió durante más de una hora en su particular censura a Tamames, que parecía incapaz de aguantar más aquella bronca. 

Y efectivamente, cuando terminó el turno de Yolanda Díaz, Tamames ventiló en dos minutos la última respuesta que daría en toda la jornada. "Yo no haría más comentarios, agradecería las lecciones que hemos recibido y convidaría a irse a comer". Y por si la situación no era lo suficientemente inaudita en la Cámara Baja, a sus puertas estaba merodeando Marco Antonio Navarro Tacoronte, el mediador del caso de corrupción que implica al exdiputado socialista Juan Bernardo Fuentes Curbelo, al que se había mencionado reiteradamente a lo largo de la mañana. 

Al comenzar la tarde, a Tamames le tocaría recibir los reproches del resto del arco parlamentario (a excepción del PP, que intervendrá este miércoles). Su perplejidad era absoluta mientras escuchaba a Aitor Esteban (PNV) hablar de un buque butanero divisando 52 ovnis, una analogía del viraje que Vox ha motivado en la carrera del exmilitante del PCE. El presidente se había marchado y Abascal tardó horas en volver al hemiciclo. 

Tamames, como el resto de diputados, parecía desear por encima de todo que acabase la jornada. Por encima incluso del triunfo de la moción. Aún le quedaba escuchar a Iván Espinosa de los Monteros, el último en intervenir, alabando a Santiago Abascal y situando a Vox como el único partido que ha renunciado "a la comodidad" frente al "sanchismo"

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