El Banco de España mejora su previsión de avance del PIB para 2023 al 1,6% y adelanta la recuperación a la segunda mitad del año

La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, flanqueada por el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, flanqueada por el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.
JJ GUILLÉN / EFE
La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, flanqueada por el presidente, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz.

El Banco de España ha revisado al alza su previsión de crecimiento para la economía española en 2023 que sitúa ahora en el 1,6%, tres décimas por encima de su anterior augurio elaborado en diciembre del año pasado. La mejoría responde fundamentalmente a la revisión de los datos de PIB acometida por el INE el pasado enero. Unas revisiones que desde que estalló la pandemia han producido modificaciones más fuertes de lo habitual. 

El mejor pronóstico de crecimiento ha provocado que el Banco de España adelante la fecha de recuperación total del PIB anterior a la pandemia a la segunda mitad del año. En diciembre la había alejado hasta comienzos de 2024. Actualmente, España es el único país junto a la República Checa que no ha recuperado aún su nivel de producción previo al impacto del Covid después de ser el que más se hundió en 2020. La mayoría de los países lo habían logrado ya el año pasado.

No obstante, las tres décimas de más en que se ha revisado el PIB para 2023 vienen acompañada de una rebaja de cuatro décimas en la estimación de crecimiento para el año que viene. De cara a 2024, el Banco de España prevé un avance del PIB del 2,3%, un cambio a peor que se explica por el efecto negativo de las subidas de tipo de interés y el peor comportamiento de las exportaciones y aspectos fiscales entre otros elementos. En 2025 se espera que la economía vuelva a avanzar por encima del 2%.

El arranque del año ha estado marcado por el escaso tirón del consumo empresarial y de los hogares, lastrado por el desgaste al bolsillo que deja el más de año y medio de fuertes subidas de precios continuadas. El margen para tirar de ahorros es cada vez más reducido y la fuerte subida de tipos del BCE comienza a hacer su efecto, frenando la financiación de hogares y empresas. 

En el otro lado del espectro, la bajada en el precio de la energía -especialmente del gas, que ya está a niveles similares a antes de la guerra- ha contribuido a mejorar la confianza e impulsar algo la actividad. A esto hay que añadirle el efecto positivo que ha supuesto el final de la política china de Covid cero, que ha mejorado las perspectivas económicas a nivel global.

Con todo, la economía española ha empezado 2023 en una situación "algo más favorable" que lo que se preveía en diciembre. Los indicadores de confianza han mejorado, el empleo ha crecido de manera importante y el turismo extranjero ha seguido recuperándose. De hecho, el supervisor ha revisado a la baja su previsión de tasa de paro, que se reducirá dos décimas hasta el 11,8%.

Las previsiones del Banco de España apuntan a que la economía saldrá de su letargo invernal con la llegada de la primavera. Se espera que la inflación siga disminuyendo, que los problemas en las cadenas de suministro se alivien y que se intensifique el despliegue de los fondos europeos de recuperación. 

Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo grande, especialmente en lo que respecta al efecto que puedan tener las subidas de tipos de interés. El supervisor bancario cree que el consumo y la inversión irán a mejor a medida que avance el año, lo que permitirá sentar las bases para el crecimiento de 2024, que estará muy influenciado por lo que ocurra en el segundo semestre de este año.

La inflación se reduce a la mitad, pero se estanca

El supervisor bancario prevé una fuerte bajada de la inflación este año.    En promedio, el Banco de España espera que 2023 cierre con unos precios del consumo un 3,7% más altos que los de 2022. Lo que supone un importante recorte respecto a su estimación de diciembre, en el que se esperaba una inflación del 4,9%. No obstante, el IPC se mantendrá en niveles superiores a los observados en la última década al menos hasta 2025.

Las razones fundamentales por las que se espera un descenso brusco en el IPC de este año respecto al anterior son el abaratamiento esperado de la energía y los efectos de base (a partir de marzo, la comparación interanual se hará sobre meses de 2022 en los que ya se registraba el efecto de la guerra).

En 2024 el pronóstico de inflación es prácticamente idéntico, con una expectativa de subidas de precios del 3,6%, todavía claramente por encima del objetivo del 2% que se marca el Banco Central Europeo (BCE). La razón para ese estancamiento es que se espera que decaigan todas las medidas para amortiguar los efectos de la crisis energética, lo que provocará un rebote en los precios. Para bajar de este umbral del 2% habrá que esperar a 2025, en el que el supervisor augura una subida de precios del 1,8%.

Los dos primeros meses del año han interrumpido la senda descendente en la inflación iniciada en julio del año pasado, particularmente por el alza en el precio de los alimentos. El Banco de España constata que la rebaja del IVA sobre ciertos alimentos básicos ha tenido un efecto solo parcial. De igual manera, el supervisor bancario estima que el cambio en la metodología con la que el INE calcula el IPC introducido en enero contribuyó a elevar la inflación siete décimas dicho mes.

Una de las hipótesis que plantea el Banco de España para explicar la lenta bajada de la inflación es que las caídas en los precios de la energía vistas en los últimos meses podría no estarse trasladando tan rápido ni tan intensamente a los precios de venta como ocurrió cuando estos empezaron a subir. Un postulado parecido al de la "pluma y el cohete" -los precios suben como cohetes pero caen como plumas- que se aplica tradicionalmente a las gasolinas.

Fuertes incertidumbres

El Banco de España insiste en que sus predicciones, de nuevo, están rodeadas de gran incertidumbre. Por un lado, la guerra en Ucrania no tiene perspectivas de resolverse en el corto plazo, con la consiguiente posibilidad de que pueda provocar nuevos shocks económicos. Tampoco se sabe a ciencia cierta cuánto durará el traslado de costes a precios de venta, ni cómo reaccionarán los salarios y los beneficios empresariales en los próximos meses. 

Tampoco está claro el alcance que puede tener sobre el crecimiento las turbulencias bancarias que se han vivido en las últimas semanas y que todavía no se han resuelto. En todo caso, el Banco de España destaca que "parece probable que la incertidumbre que se ha generado ejerza un cierto efecto adverso sobre el desarrollo de la actividad económica en los próximos trimestres". Aunque este efecto podría tener un reverso positivo en forma de bajadas de la inflación más rápidas de lo previsto.

Jorge Millán
Redactor '20minutos'

Redactor de Economía y Datos desde 2021. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. En 20minutos desde 2019. Antes pasé por la sección de Internacional del diario El Mundo. Adicto al Excel y a la web del INE. En lucha constante por acercar el obtuso lenguaje de la economía a la realidad de las personas.

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