Omar Anguita Diputado y portavoz Socialista de Infancia y Juventud
OPINIÓN

La ultraderecha, la moción y la vergüenza

Tamames y varios diputados de Vox posan una vez concluida la moción de censura.
Tamames y varios diputados de Vox posan tras la moción de censura.
Tamames y varios diputados de Vox posan una vez concluida la moción de censura.

Pues ya pasó. La moción de censura que presentó la ultraderecha ha sido, incluso, más vergonzante que lo que se la podía presuponer. Vayamos por partes. Tal y como está reglado, un moción de censura en nuestro país es una herramienta constitucional constructiva, es decir, ha de presentarse para ser elegido Presidente y es necesario explicar el programa de gobierno que se lleva. No es que no hayan presentado un programa, es que por poco no se presenta ni el candidato.

Tamames creía que venía a darnos la lección vital por la que iba a ser recordado y, sin embargo, se acabó quejando de que todos los grupos hablaban y hablaban mucho. Y, además, no le daban la razón. El problema no era la edad del candidato, eran las viejas ideas que sobrevolaban en su intervención.

Pero no quiero centrarme en quién quería protagonismo. Me quiero centrar en quién ha querido pasar desapercibido: el Partido Popular. Feijoó lo ha tenido fácil: si siendo senador no va al Senado, muy ilusos tendríamos ser si esperáramos a que viniese al Congreso sin ser diputado.

El PP se ha abstenido finalmente. Se abstiene por cobardía, ni por principios ni por valores. Se abstiene porque sabe que no va a ganar al PSOE en las elecciones y que su única fórmula de gobernar es sumando con la ultraderecha. La moderación de Feijoó se quedó en aquel yate durante las vacaciones con su amigo Marcial Dorado, el conocido narco gallego.

La derecha tradicional quiere obviar que sus compañeros de viaje son la antítesis del progreso y el avance, son los del NO-DO. Una derecha que no es capaz de poner límites a sus socios ultras se convierte en el mismo peligro que la ultraderecha. Si no se quieren diferenciar de la ultraderecha para poder pactar con ella, aceptarán sus propuestas como ya han hecho en Castilla y León.

En definitiva, tenemos un gobierno fuerte al que la derecha y la ultraderecha no soporta: no soporta que subamos el SMI, no soporta las leyes feministas, no soporta los impuestos a los ricos, no soporta no gobernar. Pues que se vayan acostumbrando.

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