Tope de 180€, mecanismo ibérico, alerta por desabastecimiento...la caída del precio del gas deja en suspenso la red de seguridad de la UE

  • Marzo cerró con un mínimo de 37 euros/MWh y continuó un tendencia a la baja frente a los picos del verano pasado.
  • La fluidez del comercio de GNL y la menor necesidad de rellenar las reservas alejan el riesgo de volver a máximos.
  • El 'renacer' de China tras la covid, incidentes en plantas de producción y, sobre todo, Putin podrían volver a empeorar.
Evolución del precio diario y a un día vista del gas natural entre el 1 de junio de 2022 y el 30 de marzo de 2023.
Evolución del precio diario y a un día vista del gas natural entre el 1 de junio de 2022 y el 30 de marzo de 2023.
Mibgas
Evolución del precio diario y a un día vista del gas natural entre el 1 de junio de 2022 y el 30 de marzo de 2023.

La vuelta del precio del gas natural en el mercado internacional a los niveles preguerra en Ucrania ha hecho que las medidas con las que España y la UE han tratado de tejer una red de protección frente a precios desorbitados quede de momento en suspenso. El mecanismo para limitarlo a 180 euros que con tantas dificultades acordaron los Veintisiete el pasado diciembre no se ha activado ni una sola vez, como tampoco ha sido necesario declarar la situación de alarma en la UE por el desabastecimiento de gas en varios Estados miembros, que habría convertido en obligatorio el compromiso de momento voluntario de recortar el consumo un 15%. La prórroga acordada entre el Gobierno y la Comisión Europea la semana pasada para prolongar el mecanismo ibérico hasta el 31 de diciembre nació más como un "seguro" que como algo que vaya a aplicarse, con un gas que está más barato que el límite que fija.

Después de los sobresaltos del año pasado, el gas natural lleva meses dando un respiro a gobiernos, hogares y empresas. Cerró el año 2022 a 75 euros/Mwh y entró en 2023 con una tendencia a la baja que, salvo en alguna jornada, se han hecho cada vez más pronunciada hasta situarse en los alrededores de los 40 euros en enero y febrero y bajando incluso de esa barrera en marzo, 37 euros el día 30. Según el Mercado Ibérico del Gas (Migbas), la tendencia continuará en los próximos meses. El gas se situará en torno a los 38 euros en abril y mayo, subirá a 40 para junio y podría 'escalar' hasta los 50 cuando entremos en 2024. Una progresión al alza muy distinta a cuando el año pasado los saltos iban de 140 a 150 160 euros el megavatio hora.

Prórrogado pero no activo

Con estas cifras, España y Portugal obtuvieron luz verde de la Comisión Europea para extender la vigencia siete meses más, hasta el 31 de diciembre, del mecanismo ibérico que desde que empezó el año no se ha activado prácticamente, debido a que el precio del gas en el mercado ha estado por debajo de los 40, 45 y 50 euros, el tope del gas para generar electricidad en los meses de enero, febrero y marzo. Tampoco está previsto que supere los precios marcados en la nueva senda del mecanismo ibérico, que pondrá el límite en 56,1 euros Mwh en abril para terminar con 65 euros en diciembre. "Si el gas natural se mantiene en los precios actuales, probablemente no se active el mecanismo", afirmó la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, el día que se confirmó la prórroga para un instrumento que, si el año pasado sirvió para contener en buena medida el precio de la luz, ahora se contempla más bien como un seguro, una garantía de que los consumidores tendrán una protección si el gas vuelve a subir. 

El decreto-ley de la prórroga también describe la situación: "De mantenerse el actual contexto de precios, bien es cierto que la eficacia del mecanismo ibérico queda relegada a un plano secundario ya que, al situarse los precios del gas natural por debajo del umbral fijado por el instrumento regulatorio, los efectos del mecanismo ibérico sobre los procesos de casación marginal en los mercados mayoristas son nulos".

La caída del precio del gas explica en parte la de la inflación y tiene otra consecuencia, que el Ministerio de Transición Ecológica haya revisado a baja la tarifa regulada del gas (Tarifa de Último Recurso, TUR), que en el segundo trimestre del año será un 30% más barata que entre enero y marzo. El Gobierno lo hace cada tres meses siempre que haya habido una variación de al menos un 2% del precio de mercado del gas, algo que llevaba sucediendo desde 2022, pero para encarecerse cada tres meses.

Más oferta, menos demanda

Varias fuentes del sector energético español certifican que el gas vuelve a estar en precios de antes de la guerra de Ucrania o de que, meses antes, el presidente ruso, Vladimir Putin, empezara a apretar los tornillos de las exportaciones de gas a la UE. Los motivos son tan nítidos como la ley del mercado: hay menos demanda y más oferta.

Menos demanda porque, después de un invierno que ha sido suave, la UE llega a la primavera y al final de la temporada de calefacción con sus reservas de gas muy por encima de lo habitual. El año pasado, la crisis energética pilló a los gobiernos europeos con los almacenes prácticamente vacíos y la obligación que entonces se acordó de que el 1 de noviembre deberían estar al 90% hizo aumentar la demanda para conseguir este objetivo. No se verá algo así este año. Los gobiernos europeos encaran la preparación para el próximo invierno con las reservas al 58% a mitad de marzo. En España, los almacenes subterráneos están al 78% de su capacidad y los de las regasificadoras, al 46%, lo que equivale a que, en el improbable caso de que no llegara ni un centímetro cúbico más de gas, habría para satisfacer entre 36 y 40 días de consumo en invierno

El incremento de la generación de electricidad con energía renovable también ha contribuido a reducir la demanda de gas, que en muchas jornadas no ha sido necesario para completar el mix energético de los países o en mucha menor medida que en otras circunstancias. Se complementa con acciones como la reapertura de centrales de carbón y nucleares en algunos países para no tener que recurrir al gas.

También contribuye el hecho de que la UE ha logrado en tiempo récord diversificar su suministro de gas, pasando en términos globales, de depender en buena medida de las exportaciones de Rusia a abrirse a un mercado en el que el gas natural licuado de otras procedencias o el gas noruego han sustituido al que se transportaba por gasoductos que están prácticamente clausurados. Estos nuevos flujos comerciales, sobre todo desde Estados Unidos, están funcionando bien, lo que favorece a una mayor oferta que han disipado uno de los mayores temores en la UE el año pasado, que un corte total del gas ruso provocara desabastecimiento, sobre todo en el centro y este de Europa.

Ni 180 euros ni desabastecimiento

No por mar, pero el gas ruso dejó de fluir por gasoducto y ningún Estado miembro se quedó sin él, de modo que la UE también tuvo que aparcar el dispositivo que diseñó en julio del año pasado que habría obligado a sus países a recortar el consumo de gas un 15% en términos generales o del 7-8% en España. No sucedió y los países europeos trabajaron con rebajas voluntarias del 15% que algunos como España superaron para alcanzar un ahorro cercano al 20%.

A pesar de ello, los ministros europeos de energía acordaron la semana pasada prorrogar este plan de ahorro un año más, hasta marzo de 2024, como una manera de prepararse para el invierno 2023-2024, aunque con mucha menos incertidumbre que el año pasado y más optimismo en que la situación energética será mejor.

Tampoco se cumplieron las previsiones más catastróficas y el mecanismo para limitar en toda la UE el precio de las importaciones de gas si su precio marcaba durante tres días 180 euros/Mwh y había una diferencia de 35 euros con otros mercados se acordó, se diseñó pero no ha tenido que activarse ni una sola vez. La fecha a partir de la cual podría ponerse en marcha fue el 15 de febrero, un día en el que gas marcó 56 euros, 124 menos que un tope que, aunque menor que aquel desorbitado de 275 euros que planteó la Comisión en un primer momento, sigue siendo excesivo a ojos del sector. "Se aprobó una cosa que de ninguna manera se iba a aplicar. Si eso pasaba [todas las condiciones] no se iba a tener que utilizar porque se iba a morir todo"

Putin y China

A pesar de la aparente tranquilidad con la que los gobiernos y el sector observan una "coyuntura favorable" de cara al verano de este año y próximo invierno, los riesgos de que todo vuelva a empeorar siguen allí, empezando por un nuevo giro de guion por parte de Vladimir Putin. "Mañana nos echa dos bombas atómicas y se va todo al carajo", advierte una voz desde los mercados energéticos.

Sin llegar a tanto, las llamadas a la "prudencia" son indisociables de una mejor situación energética a la que se podría dar la vuelta desde  casi cualquier rincón del mundo. 

Empezando por China. Su salida de la política cero-Covid ha reactivado económicamente al gigante, que se sumará con más fuerza a una demanda internacional de gas natural licuado que podría llevar los precios hacia arriba.

Por otra parte, los equilibrios son tan frágiles que una avería en una planta gasificadora en Estados Unidos o una avería en una central de carbón o nuclear en un país como Alemania podrían comprometer de nuevo -ya se vio el verano pasado- el flujo de gas o el empleo de otras energías para generar electricidad que, de nuevo, podría hacer subir sus precios.

Redactora '20minutos'

Actualmente cubro la información relacionada con energía, transición ecológica y transportes. Antes, también en 20 Minutos, me encargué de la cobertura sobre la crisis sanitaria por Covid y, previamente, de la información relacionada con Presidencia del Gobierno. Antes trabajé en la revista Tiempo y, en Bruselas, en las agencias Europa Press y Notimex y fui colaboradora de el periódico Levante-EMV, entre otros medios. Soy licenciada en Ciencias de la Información y postgrado en Información Internacional y Países del Sur por la Universidad Complutense. En 2021 terminé un Máster sobre Museología y Gestión de Museos de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).

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