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El teletrabajo pierde fuerza y se consolida como una opción ocasional: solo uno de cada ocho trabajadores lo practica

El teletrabajo pierde fuerza.
Carlos Gámez

La pandemia puso patas arriba el mercado laboral y obligó a muchas empresas a adaptar su actividad al modo remoto. El teletrabajo se instaló a toda prisa y millones de trabajadores tuvieron que convertir sus hogares en oficinas improvisadas. Los más optimistas vaticinaban que esa nueva realidad había llegado para quedarse. Sin embargo, tres años después, las oficinas han vuelto a ocuparse. El teletrabajo ha ido perdiendo fuerza progresivamente, aunque se ha afianzado como una opción ocasional, con diferentes grados de implantación por comunidades autónomas.

Según los últimos datos publicados por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), el número de personas que trabajan a distancia -al menos un día a la semana- se redujo en el último trimestre de 2022 un 6,5% en comparación con el mismo periodo del año anterior, en el que había 2,74 millones de personas que lo practicaban. La cifra cayó en los últimos meses del año pasado hasta los 2,56 millones de trabajadores -1,19 millones de mujeres y 1,37 millones de hombres-, lo que supone un 12,5% del total de población ocupada.

Este descenso, que ha cerrado la brecha de género, tiene letra pequeña. El teletrabajo habitual, es decir, el que se realiza más de la mitad de los días en los que se trabaja, ha perdido fuerza. En el último año, el número de personas que lo practican se ha reducido un 17,4%, pasando de 1,59 millones en el cuarto trimestre de 2021 a 1,31 en el mismo periodo de 2022, lo que supone el 6,4% del total de trabajadores. 

Sin embargo, al mismo tiempo, el teletrabajo ocasional -el que se realiza menos de la mitad de los días trabajados- ha crecido. Según los datos manejados por el organismo adscrito al Ministerio de Asuntos Económicos, entre octubre y diciembre había 1,25 millones de personas que optaban por esa fórmula, un 8,4% más que en el mismo periodo de 2021. Este repunte eleva la incidencia del teletrabajo ocasional sobre el conjunto de la población ocupada hasta el 6,1%, pero no compensa la caída del teletrabajo habitual.

"Aproximadamente la mitad de los teletrabajadores surgidos por la pandemia ha vuelto a trabajar exclusivamente en modo presencial", estima el Adecco Group Institute. Durante la pandemia, llegó a haber 3,55 millones de personas trabajando a distancia entre abril y junio de 2020 -un 27,9% más que en la actualidad-, mientras que antes del confinamiento la cifra apenas alcanzaba los 1,64 millones. Con la recuperación de la normalidad, los trabajadores han vuelto progresivamente a sus lugares de trabajo, pero al mismo tiempo la fórmula del teletrabajo se ha mantenido como una opción ocasional.

Detrás del comportamiento de trabajadores y empresas, subyacen las ventajas e inconvenientes del teletrabajo. "Por un lado, se generan condiciones favorables y tiene efectos beneficiosos, pero a la vez puede tener efectos disfuncionales y restringir la obtención de un óptimo rendimiento del personal", señala Pilar Ficapal-Cusí, profesora de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y coautora de una reciente investigación sobre los múltiples factores que afectan al desarrollo del teletrabajo. "La fatiga es el factor que más afecta en negativo al rendimiento del teletrabajo, seguida de la confianza, en positivo, y del aislamiento social, también en negativo", precisa.

"Un fenómeno madrileño"

La implantación del teletrabajo no es igual en todas las realidades laborales. De hecho, según los datos del ONTSI, los teletrabajadores por cuenta propia (26,4%) casi triplican a los asalariados (10%). Por grupos de edad, las diferencias no son tan marcadas, sobre todo entre los mayores de 25 años, donde la tasa de teletrabajo oscila entre el 11,9% de los de 24 a 34 años y el 13,5% de los de 35 a 54 años, siendo más común la fórmula habitual hasta los 44 años. En cambio, en el grupo de 16 a 24 años, la aplicación del trabajo a distancia apenas alcanza al 6,1% del total de población ocupada.

Por comunidades autónomas, Madrid es con diferencia la región donde más se practica el trabajo a distancia, seguida por Cataluña. "El teletrabajo es fundamentalmente un fenómeno madrileño y, en menor medida, catalán", explica Javier Blasco, director del Adecco Group Institute. "A pesar de que la Comunidad de Madrid alberga al 15,6% del total de ocupados, tiene al 23,8% de todos los teletrabajadores del país. Cataluña, con el 17,2% de los ocupados de España, tiene el 19,3% de todos sus teletrabajadoras. Entre las dos suman el 43,1% de los teletrabajadores", añade.

Los datos del ONTSI corroboran esas diferencias autonómicas. En el cuarto trimestre de 2022, el 19,1% de la población ocupada de Madrid teletrabajaba -habitual u ocasionalmente-, un porcentaje superior al 14,1% de Cataluña y al 11,9% de la Comunidad Valenciana. Y eso a pesar de que la región presidida por Isabel Díaz Ayuso es la segunda donde más se ha reducido el teletrabajo en el último año, solo por detrás de Baleares. Por el contrario, en Extremadura la proporción de teletrabajadores sobre el total de ocupados apenas llega al 6,8% y al 8,5% en Castilla-La Mancha.

Lejos de Europa

Las cifras de España en lo que a implantación del teletrabajo se refiere están lejos de las de los países de su entorno. Según datos del centro de estudios de Adecco, España ocupa el puesto 16 en cuanto a penetración del teletrabajo (12,7%) entre las veinte mayores economías europeas, por detrás de Francia (30,4%), Alemania (22%) o Italia (13,1%) y solo por delante de Hungría (12%), Croacia (11,8%), Rumanía (5,8%) y Bulgaria (5,7%).

La brecha de España en materia de teletrabajo respecto al promedio de la Unión Europea (20,6%) se ha ampliado casi dos puntos respecto a la distancia que había en 2019, antes de la pandemia. "El teletrabajo empezó a descender en España ya en 2021, no solo antes de que alcanzara niveles homologables con los de los países más avanzados de la Unión Europea, sino mientras el teletrabajo continuaba en ascenso en los países de nuestro entorno", señala Blasco.

Para avanzar en la implantación del teletrabajo y dar respuesta a la demanda social existente, Ficapal-Cusí recuerda que es necesario "reforzar la confianza de las personas empleadas en el teletrabajo y en la organización que lo impulsa estableciendo mecanismos para minimizar los sentimientos de aislamiento social y fatiga". "El teletrabajo se vislumbra como un instrumento para retener y captar talento. No obstante, debe superar varios desafíos para su generalización, ya que requiere un esfuerzo de las administraciones, empresas y trabajadores", concluye la experta.

Redactora '20minutos'

Graduada en Periodismo y Ciencia Política por la Universidad Rey Juan Carlos. En 20minutos desde 2022, primero en la sección de Última Hora y actualmente en Nacional. Escribo sobre todo de economía, aunque también he cubierto la actualidad política.

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