Sevilla alberga ya el legado de Magallanes y Elcano en un centro de interpretación permanente

Hace más de 500 años, Sevilla fue testigo de un viaje histórico con el que el hombre siempre había soñado: alcanzar el Oriente por el lado inexplorado del mundo. Ese viaje lo inició Fernando de Magallanes en 1519 y lo concluyó Juan Sebastián Elcano y los hombres que lo acompañaban en la Nao Victoria en 1522, en lo que se convertiría en la Primera Vuelta al Mundo.

Ahora, el considerado como el kilómetro cero de aquella expedición, el histórico Muelle de las Muelas, a orillas del río Guadalquivir y junto a la Torre del Oro, en el corazón de la Sevilla marítima y exploradora, alberga desde la pasada semana un centro cultural, patrimonial, turístico y divulgativo permanente, Exploraterra, que bajo el lema Explorar el pasado, descubrir el futuro, pretende preservar el legado de una hazaña memorable.

El proyecto, impulsado por la Fundación Nao Victoria, está cofinanciado por el Programa de Cooperación Transfronteriza España-Portugal, y ha contado con la participación de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales de la Junta de Andalucía, la Axencia de Turismo de Galicia, la Associação Portuguesa de Treino de Vela (Aporvela) y la Entidade Regional de Turismo do Algarve, así como con la colaboración del Ayuntamiento de Sevilla y de Acción Cultural Española.

Se ubica en uno de los edificios hasta ahora sin uso del paseo Marqués de Contadero, que ha sido cedido por el Consistorio, y cuenta con 1.745 metros cuadrados de espacios expositivos. En ellos se ofrece una exposición permanente sobre el viaje narrada en primera persona por su protagonista, la propia Nao Victoria, y descubre a través de audiovisuales, escenografías y facsímiles los orígenes y protagonistas de la Armada del maluco, los principales acontecimientos y su repercusión en la historia.

El centro cuenta también con una instalación artística, que rinde homenaje a los exploradores de todas las épocas. Y con una biblioteca y un archivo sobre las exploraciones geográficas, la historia marítima y la construcción naval, que podrá ser consultado por los especialistas con cita previa. Este espacio acoge, entre otros documentos, el archivo documental y bibliográfico de Ignacio Fernández Vial.

Uno de los epicentros de este nuevo espacio es la Nao Victoria 500, una réplica del barco protagonista de este viaje atracada junto a Exploraterra. El barco tiene 26 metros de eslora, una manga de 6,6 metros, un calado de tres metros y tres palos, que enarbolan seis velas con una superficie de 290 metros cuadrados. Su construcción fue fruto de doce meses de intenso trabajo donde participaron todos los oficios relacionados con la construcción naval, como los carpinteros de ribera o los calafates.