El FMI recomienda a los gobiernos ajustes fiscales para bajar la inflación y evitar más subidas de tipos

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en el foro de Davos.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en el foro de Davos.
MICHAEL CALABRO / EP / DPA
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, en el foro de Davos.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha consagrado un capítulo especial en su informe fiscal de marzo a los efectos que tiene la inflación sobre las cuentas públicas de los Estados. En él, recomienda a los gobiernos ajustar sus presupuestos —ya sean por la vía del recorte de gasto o de subidas de impuestos—  para frenar la inflación y facilitar así la labor de los bancos centrales para que no tengan que subir tanto los tipos de interés. Además, advierte de que los efectos favorables que tiene la inflación sobre los déficits públicos "se disipan con el tiempo".

Los expertos del FMI señalan que una reducción en el déficit público lleva aparejado una bajada similar de la inflación, lo que provoca que los bancos centrales tengan que subir menos los tipos de interés para controlar las subidas de precios. Reduciendo gasto público o subiendo impuestos se puede reducir más rápido la demanda y, en consecuencia, los precios. Algo que, conviene recordar, enfriaría la economía.

La receta por la que se inclina el FMI es la de una reducción de déficit compensada a la vez con más transferencias a los hogares vulnerables. De esta manera, arguyen, se produciría una menor caída del consumo privado total y, por tanto, de daño a la economía. 

En esta línea, conviene recordar que el organismo que preside la economista búlgara Kristalina Georgieva recomendó a España un ajuste en sus cuentas públicas de entre 3.000 y 6.000 millones de cara a este año. Algo que, como bien es sabido, solo se puede ejecutar por dos vías: la del recorte del gasto o la de la subida de impuestos.

Lo que te da la inflación, te lo quitará

El organismo señala que cuando se produce una sorpresa inflacionista como la que estamos viviendo desde mediados de 2021, las ratios de déficit disminuyen a medida que la economía avanza y los ingresos fiscales crecen, mientras que el gasto tarda más en aumentar, pero lo acaba haciendo finalmente. 

El gasto primario —es decir, el que no tiene en cuenta el pago de intereses de la deuda— no se incrementa inmediatamente con la inflación, pero puede subir con retardo si se vinculan automáticamente partidas como los sueldos públicos, los beneficios sociales o las pensiones a los precios. En el caso de España, solo están indexadas a la inflación por completo las pensiones, aunque se ha tenido en cuenta la evolución de los precios para las subidas salariales a los funcionarios, prestaciones como el IMV o rentas como el salario mínimo interprofesional (SMI).

Los expertos del FMI recomiendan a los gobiernos que "eviten la indexación excesiva u otras políticas que hacen la inflación más persistente" y que se elija con cuidado a los grupos que se quiere proteger de la erosión en las rentas que provo ca la inflación. Además, el FMI recuerda que si las tarifas impositivas no suben con la inflación —es decir, si no se deflactan— los contribuyentes pueden verse empujados a tramos más altos en los impuestos. 

Esto ocurre, por ejemplo, con el IRPF en España, un impuesto en el que las tarifas que determinan cada tramo (que van desde los 12.450 euros del primero hasta los 300.000 del último en su apartado estatal) llevan sin actualizarse desde 2008. En la práctica, esto acaba provocando una subida de impuestos encubierta —denominada "progresividad en frío" en el argot— dado que los contribuyentes pagan más por IRPF a medida que crecen los salarios, aunque las subidas no hayan provocado ganancias de poder adquisitivo.

Beneficios para deudores, perjuicios para acreedores

El informe del FMI incide también en que la inflación disminuye el valor real de las deudas. En el caso de la deuda pública, esta se mide sobre el PIB nominal, que crece más cuando los precios se disparan, lo que provoca que la ratio se reduzca. El impacto se lo llevan los tenedores de bonos, cuyos precios disminuyen y tienen que venderlos a un menor precio si quieren deshacerse de ellos en el mercado secundario.

En concreto, en los países más endeudados (aquellos con un 50% o más de deuda sobre el PIB, como es el caso de España) el FMI estima que por cada punto de subida sorpresa de la inflación se reduce la deuda pública seis décimas, con efectos duraderos a medio plazo.  

Este fenómeno también se da en el caso de las familias: el valor real de sus deudas disminuye, por lo que los hogares más endeudados —habitualmente jóvenes— salen beneficiados. Por contra, los ahorradores salen perdiendo dado que sus ahorros se devalúan por la subida de los precios.

Jorge Millán
Redactor '20minutos'

Redactor de Economía y Datos desde 2021. Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. En 20minutos desde 2019. Antes pasé por la sección de Internacional del diario El Mundo. Adicto al Excel y a la web del INE. En lucha constante por acercar el obtuso lenguaje de la economía a la realidad de las personas.

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