Las colonias felinas han sido uno de los temas sobre la nueva Ley de Bienestar Animal de los que más se ha hablado desde que se anunció el anteproyecto de ley. Su gestión ha desatado un profundo debate sobre el gato como animal depredador y como problema para la conservación de la biodiversidad. ¿Cómo ha quedado finalmente reflejado en la normativa estatal?
Es el Capítulo VI de la ley el encargado de establecer el marco legal para la gestión de poblaciones felinas en libertad, las colonias con su origen en gatos abandonados, extraviados o merodeadores sin esterilizar, y de las camadas procedentes de éstos, que son producto de la tenencia irresponsable, según queda escrito en el texto.
Además, se introduce el concepto de gato comunitario, definido como "el gato libre que convive en entornos humanos y que no es adoptable debido a su falta de socialización" y se establece una gestión integral de los mismos "con métodos no letales basados en el método CER, con el objetivo de reducir progresivamente su población mientras se controla el aporte de nuevos individuos con la esterilización obligatoria de los gatos en el hogar".
Además, la Ley define como gestión de colonias felinas "el procedimiento normalizado, acorde al desarrollo reglamentario establecido por la administración competente, mediante el cual un grupo de gatos comunitarios no adoptables, son alimentados, censados y sometidos a un programa sanitario y de control poblacional CER, controlando la llegada de nuevos individuos".
Solo las personas debidamente autorizadas serán las encargadas de realizar esta labor de atender a los gatos de las colonias y de seguir este procedimiento, sin que puedan considerarse personas titulares o responsables de los gatos de las colonias.
Formación para gestores, policías y cuidadores
La primera medida presentada por la Ley de Bienestar Animal es que todos los gatos deberán estar identificados mediante microchip (tanto los caseros como aquellos pertenecientes a las colonias felinas, que lo harán bajo la titularidad de la administración local competente), y esterilizados quirúrgica de todos los gatos comunitarios.
La gestión de las colonias felinas será competencia de las entidades locales, quienes deberán desarrollar programas de gestión de colonias felinas que incluyan la colaboración ciudadana y con entidades de protección animal regladas y la responsabilidad de atención sanitario de los gatos que lo requieran.
El programa también debe contar con protocolos de actuación en aquellos casos en los que las colonias felinas se formen en ubicaciones privadas, la implementación de campañas de formación e información a la población sobre la gestión de las colonias y planes de control poblacional de los gatos comunitarios. Además, "el municipio deberá contar con un lugar adecuado con espacio suficiente y acondicionado para la retirada temporal de su colonia de los gatos comunitarios en caso de necesidad", dice la normativa.
El municipio deberá contar con un lugar adecuado para la retirada temporal de su colonia de gatos en caso de necesidad
"De acuerdo con los criterios que establezca la comunidad autónoma en los protocolos previstos en el artículo 40 (sobre las funciones de la administración autonómica), se establecerán los procedimientos a realizar de forma que se eviten afecciones negativas sobre la biodiversidad de los ejemplares que habitan las mismas", dicta la ley.
Sobre estas funciones que le corresponderán a las autonomías, destaca la formación y acreditación de las personas cuidadoras de las colonias y de los diferentes empleados públicos que estén implicados en la gestión de las mismas. De esta forma, se pretende evitar que cualquier persona proporcione alimentos perjudiciales a los individuos de la colonia.
Además, también tendrán que recibir formación en gestión de colonias felinas los miembros de policías locales, con el fin de poder intervenir en los protocolos de rescate y otras situaciones especiales que puedan surgir relacionadas con las colonias.
Los ciudadanos también tienen obligaciones
Como ciudadanos de nuestras localidades, tendremos que respetar la integridad, seguridad y calidad de vida de los gatos comunitarios que integran las colonias felinas, así como sus instalaciones de comida y refugio.
"Las personas titulares o responsables de perros deberán adoptar las medidas para evitar que la presencia de éstos pueda alterar o poner en riesgo la integridad de las colonias felinas y de los gatos comunitarios, así como de los recursos destinados a los mismos", se explica en la normativa, con el fin de evitar accidentes con los mininos.
Por último, la nueva Ley de Bienestar Animal prohíbe el sacrificio de los gatos de las colonias, "salvo por desórdenes que comprometan la salud del gato a largo plazo" o en las excepciones permitidas por la misma ley, en cualquier caso debiendo estar "certificado y realizado por un profesional veterinario".
Tampoco está permitido el abandono de gatos en las colonias, "sea cual sea su procedencia"; la suelta de gatos en colonias distintas a la propia de origen, o la retirada de los mininos de sus colonias excepto por enfermedad, por ser gatos socializados a los que se les puede encontrar un adoptante o "cachorros en edad de socialización".
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