El antiguo psiquiátrico abandonado de Navacerrada desaparecerá bajo la piqueta

El antiguo complejo sanitario de La Barranca, en Navacerrada, pasará a la historia en los próximos meses. Así se ha decidido este miércoles en el Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid, que ha aprobado una inversión de 3,4 millones para demoler las edificaciones. Durante el siglo XX, los inmuebles funcionaron, primero, como sanatorio antituberculoso y casa de reposo y después como hospital psiquiátrico. En 1995, las instalaciones quedaron abandonadas para siempre.

Pasó entonces a forjarse una leyenda en torno a La Barranca, pues el paraje comenzó a ser frecuentado por los amantes de los fenómenos paranormales. Esa fama parece que también sucumbirá bajo las máquinas de demolición.

El antiguo hospital ocupa una finca de 45.724 m2, que lleva por nombre Santo Ángel de la Guarda, y está situada en las inmediaciones del Parque Nacional Sierra de Guadarrama, una cercanía que desde luego ha sido fundamental para la renaturalización del paraje. El recinto lo forman una edificación principal y tres menores, además de otras cuatro construcciones auxiliares, que suman un total de 18.495 m2 construidos, de los cuales 17.446 corresponden al edificio principal de 6 alturas.

Madrid publicará el 11 de abril otro listado de nuevos beneficiarios del Bono Alquiler Joven

"El proyecto contempla la ejecución de una serie de actuaciones de restauración ambiental en la parcela, con el fin de que el terreno antes ocupado alcance condiciones de estabilidad y se integre en el paisaje", ha precisado el Gobierno con sede en la Puerta del Sol.

La Comunidad no ha detallado si los trabajos que se llevarán a cabo en la Barranca tienen ya fecha de inicio, pero en cualquier caso no parece que se vaya a demorar mucho. La demolición y las posteriores actuaciones en el entorno ya se han encargado a la empresa Tragsa, que de acuerdo con el Ejecutivo regional tardará en ejecutar las labores unos ocho meses.

La singularidad de la ubicación, en terrazas sobre la finca, además del estado de deterioro de las construcciones y del impacto que se prevé que tenga la actuación en el medio natural justifican tanto el encargo de la actuación a una firma externa como la duración de la intervención.