Las autolesiones en las personas con discapacidad: "Pueden ser una forma de comunicar el dolor o la angustia emocional"

  • "La autolesión es un comportamiento preocupante y peligroso que puede tener consecuencias graves para la salud física y emocional de las personas con discapacidad" según la psicóloga especialista Patricia Solís.
Close portrait of little autistic boy with strong negative face expression closing ears and grins teeth
Las autolesiones son más probables entre las personas con discapacidad intelectual y problemas de comunicación
Sergey Novikov/serrnovik
Close portrait of little autistic boy with strong negative face expression closing ears and grins teeth

En los últimos años, han aumentado considerablemente los casos de personas que se autolesionan, especialmente entre los jóvenes. De hecho, según datos de la Sociedad Internacional de Autolesión, el 17,2% de los jóvenes de entre 10 y 17 años se ha lesionado alguna vez y la Fundación ANAR alerta de que las llamadas de menores que afirmaban haberse autolesionado ha subido un 180% en los últimos años.

Los datos no son tan claros entre las personas con discapacidad, pues, como ocurre en general con este colectivo, las estadísticas incluso no existen. Sin embargo, la ausencia de datos no significa que el problema no esté ahí. De hecho, es una cuestión que afecta directamente a las personas con discapacidad, especialmente la intelectual, como asegura Patricia Solís García, especialista en psicología educativa y discapacidad y profesora del máster universitario en Educación Especial de UNIR, "la autolesión es un comportamiento preocupante y peligroso, y puede tener consecuencias graves para la salud física y emocional de una persona", explica.

Aunque no siempre es fácil, detectar las causas y proporcionar a las personas con discapacidad las herramientas adecuadas para que expresen de otra manera su malestar puede ayudar a minimizar el problema.

Autolesiones, una forma de calmar el dolor

Una autolesión es un comportamiento intencional en el que una persona se hace daño a sí misma, y puede tomar formas diferentes, como "cortarse, arañarse o rozarse en exceso, quemarse, morderse o golpearse a sí mismo". A menudo se asocia con problemas emocionales y psicológicos, como la ansiedad, la depresión, el estrés y la falta de habilidades de afrontamiento, por eso las personas que se autolesionan a menudo lo hacen como una forma de "aliviar el dolor emocional o físico que sienten", explica Patricia Solís.

Las causas detrás de las autolesiones y del aumento de este tipo de conductas son complejas y multifactoriales, y pueden variar de una persona a otra, pero la pandemia y el shock emocional que supuso, incluso los cambios radicales de rutinas, ha sido una de las causas de este aumento. Esto se ha notado especialmente entre las personas más vulnerables, como los adolescentes o las personas con discapacidad, "la pandemia ha destacado que los determinantes sociales son un factor clave en el aumento del riesgo de problemas de salud física, emocional y ambiental. El aislamiento social, la interrupción de las rutinas diarias y las restricciones en el ocio, junto con el uso excesivo de la tecnología, son algunos de los factores precipitantes", explica.

Algunas personas con discapacidad pueden tener dificultades para comunicarse, lo que puede llevar a la frustración y la ansiedad

Si nos centramos más en las personas con discapacidad, Solís advierte de que las causas también pueden ser muy diversas, tan diversas como es la discapacidad, "pueden ocurrir por diversas razones, algunas de las cuales tienen una naturaleza particular a este colectivo. Algunas personas con discapacidad pueden tener dificultades para comunicarse y expresar sus necesidades y emociones, lo que puede llevar a la frustración y la ansiedad. Siempre debemos recordar que la conducta problemática, entre la que se incluyen las autolesiones, está tratando de comunicar".

El dolor y la angustia, ya sean físicas o emocionales, al igual que ocurre en las personas sin discapacidad suelen algunos de los desencadenantes habituales, "algunas discapacidades pueden provocar sensaciones desagradables, como dolor crónico, que pueden llevar a las personas a lesionarse para aliviar ese dolor. Pensemos, por ejemplo, en una persona con discapacidad sin habilidades comunicativas que siente un dolor de muelas. ¿Cómo comunica ese dolor a su entorno? Probablemente encontremos a esa persona golpeándose la cabeza contra la pared o dándose puñetazos en la mandíbula", explica la profesora de la Universidad Internacional de La Rioja.

También puede haber factores psicológicos subyacentes, como la depresión o la ansiedad que pueden aumentar el riesgo de autolesiones. Sin embargo, se trata de causas generales, pues es importante destacar que "cada persona con discapacidad es única y las razones para las autolesiones pueden variar según su situación individual".

Más frecuente en la discapacidad intelectual y con problemas de comunicación

Las autolesiones se incluyen dentro de las llamadas conductas problemáticas o desafiantes, que tienen una mayor prevalencia entre las personas con discapacidad debido, entre otros factores, a las limitaciones en funcionamiento adaptativo. No existen datos precisos, pero sí se sabe que es más común entre las personas con discapacidad intelectual y que tienen un trastorno mental asociado, aunque también es algo difícil de estimar, "no disponemos de datos claros actualizados por varios motivos: las dificultades de recoger datos estadísticos de informantes clave, la disparidad en la definición del propio concepto de conducta problemática-autolesión y quizás lo más importante: estamos ante un colectivo muy medicalizado", explica Solís, "en el caso de la discapacidad intelectual nos encontramos con la dificultad que supone el diagnóstico de enfermedad mental en estas personas, pues muchas personas con discapacidad intelectual están tomando psicofármacos (antipsicóticos) para tratar problemas de conducta, aunque no tengan un diagnóstico de enfermedad mental. Un estudio reciente de Serna et al. realizado en Extremadura ha encontrado que entre las personas que presentan conducta desafiante pero no tienen diagnóstico de enfermedad mental un 85% tienen prescripción de este tipo de fármacos", añade.

El dolor crónico que provocan algunas discapacidades puede llevarles a lesionarse para aliviarlo

Trastornos mentales aparte, las autolesiones también son más frecuentes entre este colectivo, como apuntaba Solís anteriormente, cuando existen mayores limitaciones comunicativas, "en la discapacidad intelectual grave se da una mayor limitación de conducta adaptativa, una menor comprensión del contexto social y una menor tolerancia a la frustración. Por ello, imaginemos a una persona que ha adquirido pocos hábitos de autonomía, no comprende lo que se espera de ella, qué es lo que tiene que hacer, experimenta frustración y ansiedad y su forma de lidiar con esa situación es la autolesión. La clave estará en el entorno, en dotar a la persona de los apoyos necesarios para lidiar con esa frustración".

Cómo abordan las autolesiones en las personas con discapacidad

Problemas complejos y multifactoriales precisan también de soluciones complejas y, a menudo, personalizadas, por lo que Patricia Solís adelanta que "no existe una única forma de eliminar las autolesiones, ya que esto dependerá de la causa subyacente de la conducta y de las necesidades específicas de cada persona. Por eso, se recomienda un abordaje multidisciplinario que combine diferentes estrategias y enfoques terapéuticos".

El abordaje de las autolesiones en personas con discapacidad intelectual dependerá, por tanto, de las necesidades individuales de cada una, "es fundamental llevar a cabo una evaluación completa para determinar las causas subyacentes de las autolesiones y diseñar un plan de tratamiento adecuado".

La clave estará en el entorno, en dotar a la persona de los apoyos necesarios para lidiar con esa frustración

El entorno, especialmente en la prevención, será un elemento clave, “si entendemos que la conducta problemática autolesiva está comunicando algo (un deseo, una necesidad) necesitamos dar un apoyo a la persona para que pueda comunicar eso mismo de un modo adaptativo. En ello se basa el Apoyo Conductual Positivo (ACP). Este es un enfoque de intervención para ayudar a las personas con discapacidad y problemas de conducta. Se basa en el principio de que la conducta problemática es una forma de comunicación, y que se puede mejorar el bienestar de la persona mediante la identificación de las necesidades subyacentes que motivan esa conducta y la implementación de estrategias de apoyo adecuadas". 

Mejorando la comunicación de las personas con discapacidad, reduciremos, por tanto, las autolesiones. La comunicación se mejorar aportándoles las herramientas necesarias para ello y adaptadas a sus necesidades, por ejemplo, sistema alternativos o aumentativos de comunicación, como paneles, comunicadores con pictogramas, imágenes, etc.

El ACP enfatiza el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, la promoción de la autonomía y la elección, y la construcción de relaciones positivas y solidarias entre la persona y su entorno. Busca crear entornos de apoyo que fomenten el bienestar y la inclusión de la persona, así como la prevención y el manejo de las conductas problemáticas de una manera proactiva, en lugar de reactiva, "el ACP es un enfoque basado en la evidencia que se ha demostrado efectivo en la reducción de las conductas problemáticas, la mejora del bienestar de las personas y su inclusión en la comunidad. Es utilizado por profesionales de la salud, educadores, terapeutas y cuidadores de todo el mundo como una alternativa a los enfoques más tradicionales basados en la contención física y la medicación que atentan en ocasiones contra la dignidad de la persona", explica Patricia Solís.

Referencias bibliográficas

- Informe anual Teléfono/Chat ANAR en tiempos de COVID 19. Año 2020.

- Gámez-Guadix, M., Mateos, E., Wachs, S., & Blanco, M. (2022). Autolesiones en Internet Entre Adolescentes: Prevalencia y Asociación con Depresión, Ansiedad, Cohesión Familiar y Recursos Sociales

- Serna, A. M., García-Baamonde, M. E., Guerrero-Molina, M., & Manso, J. M. M. (2023). Uso de psicofármacos en personas con discapacidad intelectual en Extremadura, España. Acta Colombiana de Psicología, 26(1), 200-213.

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