La noticia se ha hecho esperar y ha alimentado todo tipo de rumores, pero finalmente el palacio de Buckingham ha confirmado que el príncipe Harry asistirá a la ceremonia de coronación de su padre el rey Carlos el próximo día 6 de mayo en la abadía de Westminster.
La invitación había sido enviada, recibida y no contestada hasta última hora pese a que el pasado 3 de abril era la fecha límite para la confirmación. Los Sussex finalmente han optado por una extraña solución salomónica: él viajará a Londres y ella se quedará en California, al cuidado de sus hijos, según aclara la nota oficial. Precisamente ese mismo día el mayor, Archie, cumple cuatro años.
Esta solución de compromiso no oculta los graves problemas de fondo que desde el primer momento han enturbiado las relaciones familiares y que no han hecho sino incrementarse con el paso del tiempo hasta llevarlas al punto actual: Harry siendo desposeído de sus funciones como miembro de la familia real y abandonando su residencia inglesa para instalarse con Meghan en California.
El rey había manifestado que le gustaría contar con la presencia de su hijo en la abadía de Westminster, pero no parece dispuesto a que participe en la foto oficial de la familia real en el balcón del palacio de Buckingham. Allí solo quiere que le acompañen "los royals en activo", los que mantienen y cumplen su deber institucional con la Corona.
Harry intentó hasta el último momento negociar para imponer sus condiciones, pero los vientos no soplan a su favor. El apoyo popular a la pareja se desploma en las encuestas.
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