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Rehabilitación en casa para pacientes con lesión medular: "Lo que más ilusión me ha hecho es volver a mover las manos"

Rosendo, con un peso en la mano, trabaja con las pinzas de la ropa
Cedida Instituto Guttmann

"Es recuperar al paciente la movilidad. Yo no me podía vestir: poner los zapatos, los pantalones, nada. Es recuperar los movimientos básicos para vivir. Tuve hace años una operación fallida de aneurisma, me recuperé y después tuve una caída. Empeoré. Había llegado a andar con bastón por la calle y todo eso se me fue al agua con la caída. Ahora, gracias a la recuperación que me han hecho, he recuperado mucho".

Rosendo Haro tiene 82 años, casi, casi 83. Es de Barcelona y tiene una discapacidad debida a una tetraplejia incompleta. Su situación le ha permitido participar en el programa de rehabilitación a domicilio para pacientes complejos con lesión medular del Instituto Guttmann.

Tras una lesión medular, un equipo de profesionales trabaja en el hospital para que la persona pueda reanudar su vida. Sucede que hay casos, como el de Rosendo, donde la persona afectada necesita una intervención más personalizada que la que se puede ofrecer en un hospital. De esta premisa partió el instituto para desarrollar el programa.

"Yo tenía las manos… se me caían las cosas, no podía escribir, se me caía el móvil y he recuperado todo eso. Las yemas de los dedos todavía las tengo insensibles pero cojo las cosas y no se me caen", explica Rosendo.

Dos días a la semana –un total de dos horas– iban a casa de Rosendo un fisioterapeuta y un terapeuta ocupacional. "Cuando se iban me quedaba al día siguiente que no podía hacer nada, pero luego estaba mejor. Estoy muy contento porque he notado la diferencia. A veces he hecho recuperación en hospitales y no, pero claro, aquí es intensivo, dedicado a ti, te hacen trabajar y se ve el resultado", explica Rosendo.

Una de las ventajas de trabajar en casa, además de evitar los desplazamientos, es que el trabajo se desarrolla en el entorno de la persona. En un hospital no están los objetos y espacios cotidianos de la vida de una persona como Rosendo.

"Mi relación con ellos –fisio y terapeuta– ha sido muy buena. Eran severos, como tiene que ser. Ha sido duro, pero lo recomiendo", cuenta Rosendo. "Me mandaban ejercicios: una barra subirla y bajarla, me ponían pesos en los pies y en las manos. Al principio no confiaba porque veía que estaban haciendo cosas que no se le veía fruto, veía que la cosa era muy lenta, pero ya el segundo mes notaba cosas como poder comer solo: cortar la carne, coger los cubiertos y me animé, podía hacer las cosas por mí mismo. Dentro de lo que cabe, poder hacer un poco de vida normal. Podía levantarme de la cama, del sofá, de la taza del lavabo, que antes necesitaba ayuda".

Rosendo acaba de terminar el programa en casa con su fisio y su terapeuta, pero sigue teniendo deberes. Le dijeron que tenía que seguir con los ejercicios. "Es una lástima, yo por mí que hubieran seguido viniendo porque ves que te va bien. Y sigo, tengo voluntad, aunque yo solo no los hago con la misma intensidad que con ellos. Me estiro en la cama y subo las piernas, por ejemplo. Con los brazos hago lo mismo, también tengo cosas de movilidad, de coordinación. Cojo pinzas de tender la ropa y las abro. También tengo un par de pelotas y las cojo, les doy vueltas. Tengo un tarro con arroz y busco cosas dentro como botones. También hago nudos en las cuerdas. Y lo hago todos los días, pero alguno me lo salto, sobre todo los que están nublados porque me pesa más el reuma y bajo el nivel".

Rosendo haciendo ejercicios de rehabilitación en su casa junto al personal de Instituto Guttmann
Foto cedida Instituto Guttmann

Rosendo no puede vivir solo y vive con una cuidadora de lunes a viernes. El fin de semana se turna para ir a casa de sus hijos. Su cuidadora también está implicada en el proceso de recuperación, "muchas veces viene y me dice, Rosendo, tienes que hacer tal cosa o tal otra".

"Hoy me siento bien, ilusionado porque veo que no va a peor, va a mejor. Salgo a la calle a diario en silla de ruedas con mi cuidadora y en casa voy con el andador. Me gustaría volver a ir con bastón porque me da movilidad para ir al mercado, por ejemplo. Me distraería, sería útil, incluso".

Rosendo no tiene metas concretas, trabaja poco a poco y todo lo bueno que venga bienvenido sea. Lo que más ilusión me ha hecho ha sido volver a mover las manos. Es que no podía coger ni el móvil ni el mando de la televisión. Y ahora escribo mal, pero escribo. Se te hace duro porque como tienes problemas de movilidad tu vida consiste en cama y sofá, así que por lo menos poder mover las manos…”, concluye.

Soy periodista social freelance, creadora del blog Grandes Minorías y ganadora de los Premios 20Blogs. En 20minutos, además de contar historias de personas que como sociedad solemos ignorar, a través de Grandes Minorías, informo sobre discapacidad en Capaces.

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