Burgos

Narcotráfico, cocaína rosa... las claves del tiroteo en Burgos que ha acabado con un policía investigado muerto

Muchas son las piezas que conforman el puzle de la muerte de Óscar P., el agente de policía abatido en un tiroteo durante la madrugada de este miércoles en una gasolinera de la localidad burgalesa de Villagonzalo Pedernales. Investigado por narcotráfico, con la pistola retirada, un año de baja por motivos psicológicos y huyendo desde Galicia tras robarle el arma a un compañero. Estos son los antecedentes que rodean una muerte con grandes incógnitas por resolver.

Para encajar todas las partes de este suceso es importante empezar por conocer el pasado de un policía de 47 años, natural de Ferrol y destinado desde 2018 en la comisaría de Lonzas (A Coruña). Entró en el cuerpo en el año 2002 y fue condecorado con una medalla al mérito policial con distintivo blanco cuando estuvo destinado en la comisaría de Maspalomas (Gran Canaria).

Implicación en un caso de narcotráfico

En las últimas semanas y después de un año inactivo por baja psicológica, según Delegación del Gobierno, los actos del agente abatido empezaron a alejarse de lo que se espera de un policía nacional, pues a finales de marzo fue detenido por su implicación en un caso de narcotráfico en Valdoviño (A Coruña), donde se investigaba el tráfico de cocaína rosa y en la que hubo un total de cinco detenciones, según informa EFE.

Durante la operación, se le practicó un registro domiciliario en el que no se encontró droga, pero sí un arma que no era la suya reglamentaria. Estos hechos y su condición de investigado desencadenaron en su suspensión como policía nacional en activo y en la pérdida de su arma.

Una relegación de funciones mal llevada

Este martes, Óscar P. acudió por la mañana a la comisaría coruñesa donde estaba destinado, ya que iba a acordar su paso a "segunda actividad", una situación especial del cuerpo por la que abandonan sus funciones policiales, ya que no reunía ni las capacidades físicas ni las psíquicas para ejercer su cargo.

Antes de abandonar las dependencias policiales, el agente bajó a los vestuarios, forzó una taquilla para robar la pistola de uno de sus compañeros y abandonó la comisaría para comenzar su huida, siendo este el acto que ha desencadenado todo lo acaecido y su posterior muerte.

Tras la pista de las cámaras

En la comisaría coruñesa tardaron poco en darse cuenta de que Óscar P. había forzado la taquilla para sustraer el arma y rápido se inició un dispositivo detener al policía, "ya que se tenía la certeza de que el ahora fallecido era el responsable del robo y que había huido por carretera en un vehículo", han asegurado desde Delegación del Gobierno.

Gracias a las cámaras de seguridad de tráfico la Policía Nacional pudo localizar su vehículo y avisaron al Centro Operativo de Servicios (COS) de la Guardia Civil de Burgos, informando de que se dirigía a la capital burgalesa por la carretera A-231 e iba armado.

Cuando los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional pudieron determinar su posición, cerca de Burgos, establecieron un operativo para interceptarlo antes de su llegada a la ciudad, a más de 500 kilómetros de A Coruña. Según se aproximaba al punto donde estaban ubicados, los agentes le dieron el alto, pero este hizo caso omiso y disparó sobre ellos sin causar lesión alguna.

Según relatan las mismas fuentes, empezó la persecución hasta una gasolinera cercana, en la localidad de Villagonzalo Pedernales, donde se produjo un segundo tiroteo que concluyó con el fallecimiento del agente huido. Según Burgos Conecta, recibió, al menos, tres disparos en el cuerpo: uno en el tobillo, otro en la pierna y un tercero, mortal, en el pecho. Además, se produjeron varios impactos de bala en los vehículos oficiales, "ninguno de los agentes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado de servicio resultó herido", informó Delegación del Gobierno.

"Una persona enferma"

El subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, ha lamentado la muerte del agente de policía, pero ha puesto en valor el trabajo de la Policía Nacional y la Guardia Civil, pues "hubo muchos disparos y se producen además tirando al hombre". "Ha sido una operación rápida, compleja y efectiva", ha sentenciado de la Fuente.

Por su parte, el portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP) en Galicia, Roberto González, ha calificado a Óscar P. como "una persona enferma" que "no estaba en su sano juicio". Y ha reivindicado la "vigilancia de la salud mental" dentro de la Policía Nacional, además de "la dotación de armeros para que los policías nacionales puedan depositar sus armas" con un sistema de vigilancia a través de cámaras para que las armas estén siempre "seguras", según recoge EFE.

Los vecinos de la localidad burgalesa no daban crédito de lo que había sucedido: "Un tiro desviado y podía haber acabado en una tragedia", aunque reconocen que "en el pueblo no se ha escuchado nada"”, según recoge Burgos Conecta.

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