Almeida y Ayuso o dos estrellas del rock por Salamanca: "El 28 de mayo ganamos seguro"

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, por Salamanca.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, por Salamanca.
PP Madrid
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, por Salamanca.

El PP se siente como en casa en el barrio Salamanca. En las elecciones municipales de 2019, José Luis Martínez-Almeida arrasó con el 38% de los votos, 18 puntos por encima de Más Madrid. Y en las autonómicas de 2021 el 61% de los habitantes de uno de los barrios con mayor renta media de la capital confió en Isabel Díaz Ayuso, a una distancia innumerable de la segunda fuerza. Por eso, cuando el alcalde de la ciudad y la presidenta de la comunidad pisan el que cualquier politólogo consideraría ya un feudo de los populares, las calles se ponen -casi- como cuando hay concierto de rock del Wizink Center.

En la tarde de este miércoles, el ticket electoral del PP a los comicios del 28 de mayo se dio un paseo por el callejero de ­­­Salamanca. O lo intentó. Antes de que la regidora madrileña apareciese con su séquito por Jorge Juan, el alcalde, más puntual, ya vaticinaba lo que estaba a punto de ocurrir. "Esto va a ser un baño de masas", se frotaba las manos con los primeros acercamientos de los vecinos. No exageraba. "Hasta los viejos venimos a verte", jaleaba un hombre de 94 o 95 años, "ya que más da". "Vamos a votarle", le prometía una señora, que después de cruzar unas palabras con él, se volvía a su acompañante para recordarle que, como le había advertido, son "de la misma altura". Puede incluso que Almeida fuera motivo de alguna discusión de pareja esa noche:

—Conmigo no te haces foto y con el sí...—le reprochaba una mujer a su marido después de pedirle una instantánea al alcalde.

Entonces, apareció Ayuso. Y la calle empezó a estrecharse. Entre los curiosos que se arremolinaban para saludar a "¡la presidenta!", se camuflaban delegados, concejales y consejeros azules. De Cibeles llegaron Inmaculada Sanz, portavoz y delegada municipal de Seguridad; Borja Carabante, titular de Medio Ambiente y Movilidad; Andrea Levy, responsable de Cultura o José Fernández, concejal del distrito de Salamanca. De Sol, también se sumaron a la cita el secretario general del PP madrileño, Alfonso Serrano o el portavoz del Gobierno regional, Enrique Ossorio. Todos de muy buen rollo. Casualidad o no, ninguno ha salido perjudicado en las listas electorales que se publicaron esta semana.

Almeida y Ayuso disfrutan de una horchata.
Almeida y Ayuso disfrutan de una horchata.
PP Madrid

La primera parada del paseo fue para tomar una horchata. No en cualquier sitio. En el quiosco de la familia Guilabert, el último aguaducho de Madrid, que sirve refrescos en la calle Narváez desde 1944. "Esto está de muerte, qué rico", sorbía la presidenta de la Comunidad, a la que Miguel y Manuel, los dueños que hoy dan nombre a este superviviente, le obsequiaron con un libro de la historia del negocio. "¿Quién prefiere un granizado?", proponía Almeida. A su alrededor, la marabunta ya era incontrolable. Así que algunos políticos tuvieron que arremangarse: el presidente del PP de Salamanca, Jorge Rodrigo, se convertía en una especie de escolta de la regidora, mientras Carabante hacía de fotógrafo para el alcalde. En precampaña, lo que haga falta.

Entre el ir y venir de selfies, Almeida se llevó deberes a casa. Un matrimonio del parque de Berlín le pidió que revisará las terrazas, pues aun con las "ventanas cerradas" oían las conversaciones. Y otra pareja de Goya le sugirió que los coches pudieran torcer por el mercadillo de los hippies, hoy solo habilitado para la entrada de las autobuses de la EMT. "Al menos, que puedan pasar los taxis, que si no se tienen que ir al quinto pimiento". El alcalde se llevó "su voto de confianza" y prometió considerar sus propuestas. A estas alturas, por la cantidad de gente se agolpaba, Sanz, número dos del primer edil, no confiaba en que fueran a llegar nunca a su destino final. "Que traigan aquí la mesa".

Pero, finalmente, llegaron. Y allí, bajo la carpa azul corporativo y los carteles electorales, esperaban decenas de afiliados para recibirles. La nota de color la puso un fan del Real Madrid que le cambió a Ayuso un pin del equipo blanco por un autógrafo. Con Almeida se quedó en deuda, pues es bien sabido que "él es del Atleti". Entre aplausos, Alejandro, miembro de Nuevas Generaciones, intentaba explicar la sensación que recorre a los populares madrileños a menos de cuarenta días de las elecciones. "Ayuso no es una presidenta cualquiera. Gestionó como nadie la época del Covid, combinando salud y economía. Y Almeida la acompaña. Se nota la ilusión en la gente. El 28 de mayo ganamos seguro".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento