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Entrevista

Valeria Vegas: "Las leyes son necesarias, pero la evolución más importante es la de la sociedad"

Valería Vegas, autora de 'La mejor actriz de reparto'.
MISTA STUDIO

Periodista, documentalista, colaboradora de televisión, presentadora, ensayista y, ahora también, novelista. Valeria Vegas, que ya ha publicado anteriormente cuatro libros, se adentra en su primera historia de ficción, La mejor actriz de reparto (Temas de Hoy), una obra en la que dos mundos muy diferentes colisionan entre sí por un fin mayor.

Las vidas de Esther, una chica de la limpieza, y Catalina, una actriz retirada y en horas bajas, se entrecruzan a finales de los 90, y no precisamente manteniendo una buena relación al principio. Pero su unión termina siendo cada vez más cercana cuando un crimen les da la oportunidad de redimirse.

Con esta novela, la periodista, que actualmente está trabajando en los guiones de Vestidas de azul, la segunda temporada de Veneno, suma una más a las aventuras que ha emprendido en su vida.

Valeria Vegas

  • 8 de agosto de 1985 (37 años), Valencia
Durante su amistad con Cristina Ortiz, La Veneno, escribió '¡Digo! Ni puta ni santa', biografía de la vedette en la que se basó la serie de los Javis. Tras esto, Valeria Vegas se ha convertido en un nombre habitual de los medios escritos, así como de programas de radio y de televisión, como el 'Deluxe', 'La hora de La 1' o 'Y ahora Sonsoles'.

Es la primera vez que escribe ficción, ¿tenía ganas?
Sabía que en algún momento de mi vida iba a hacer novela, porque me gusta escribir, me gusta contar historias. Aunque sea periodista y ejerza de ello, me definiría más como comunicadora, pero si no me incitan a algo, no lo hago. Aquí fue la editorial la que me dijo '¿tú querrías escribir ficción?'. Y dije que sí, tenía dos ideas y cogieron esta. Tenía historias en mi cabeza que quería desarrollar pero, si no me llegan a motivar, igual esto no habría salido todavía.

¿Cómo ha sido la experiencia?Ha sido dura, aun siendo una novela corta. No es escribir como en el ensayo, ahí sentía siempre que podía parar: estás con datos, es algo mucho más periodístico, y cuando estás tirando de hemeroteca para contrastar algo puedes pausar y ponerte otra cosa. Cuando vuelves, ahí sigue el periódico que estás contrastando, la película que estabas viendo, la entrevista que estabas transcribiendo... Pero en la novela, si me iba tres días, perdía la voz del personaje, es como que me salía del papel. Sentía que no podía permitirme salir de la historia. Cuando me pasó un par de veces entendí que una novela es constancia, así que, durante tres o cuatro meses, dejé de hacer muchas cosas, dejé muchos trabajos, mucha vida social, porque era la única manera. La novela te pide mucho, te esclaviza.

¿Sentía a veces que quería parar pero su cabeza seguía creando?También, dormía con la historia, no todos los días, pero me pasaba si me iba a la cama con el mapa un poco hecho. Generalmente escribo por las mañanas, entonces, tras escribir muchas horas, pausaba y, si me quedaba pensando en la trama o los diálogos, esa noche soñaba. Mezclaba el sueño con la novela. Eso me amargó mucho.

Esta historia cuenta la inesperada unión de dos perfiles muy distintos entre sí. ¿En quién se ha inspirado para escribir a los personajes?En el caso de Catalina tengo muchas referencias de actrices que he visto cómo han sido olvidadas o incluso ignoradas en los premios, en los eventos, en los estrenos. A la hora de construir a la actriz protagonista cogía un poco de muchas intérpretes: me imaginaba el carácter de una, el currículum de otra, la paciencia, el sentido del humor... He construido un poco un Frankenstein de muchas actrices.

¿Los personajes o la historia tienen algo de autobiográfica?No, lo que más hay de mí es mi fascinación por las asistentas. Mis padres tienen en casa una, Tere, desde el año 97, y me fascina mucho la relación que se puede crear. Tere es una amiga y, cuando se va de vacaciones, mi madre va a cuidar su gato y todo. Me gustaba ese vínculo y aquí quería un poco jugar con ello.

¿Cree que es más fácil escribir desde la ficción o desde la autobiografía?He escuchado gente que le parece mucho más fácil escribir desde su lugar, porque empiezan a tirar de sí mismo. En mi caso no lo he probado nunca, porque no soy nada egocéntrica. Entonces no me motiva, me cuesta. De hecho, en la serie de Vestidas de azul, que está basada en mi libro anterior, estoy de guionista en los primeros cinco episodios, pero pedí no guionizar el presente. El personaje de Valeria, interpretado por Lola Rodríguez, no quería escribirlo yo. Imagínate que tienes que guionizarte a ti, en tercera persona, es muy raro. A mí se me da mejor buscar otras tramas e inventarme historias.

Ambas protagonistas se unen para interpretar 'el papel más importante de su vida'. ¿Cuál diría que ha sido su 'papel más importante'?Saber llegar a ser yo misma y ser consciente de mis limitaciones. Estoy muy contenta de ser quien soy, tengo 37 pero me siento con 80, en el mejor sentido. Tengo un punto en el que no le tengo ya ni miedo a la muerte, es raro. El mejor papel de mi vida es haber llegado a quererme mucho y a conocerme. Tengo muchas amigas metidas en constante terapia, que me parece lógico en los tiempos que vivimos y para eso están los psicólogos, pero yo no la he necesitado nunca, no arrastro traumas. Te podría decir el nombre y apellidos de cada uno de mis agresores del colegio, porque tengo buena memoria, pero no he dejado que eso me haga mella. Me los podría encontrar y decirles algo, positivamente. Debe ser como una cosa de resiliencia que no sé de dónde me viene, pero mi padre era un poco así.

"Te podría decir el nombre y apellidos de cada uno de mis agresores del colegio, pero no he dejado que eso me haga mella"

Daniela Santiago (Veneno) me comentó en una entrevista que consideraba que siempre había sido actriz porque se había visto obligada a interpretar un papel que no era el suyo. ¿Se ve reflejada?No me ha tocado actuar toda mi vida, he actuado porque me ha apetecido. No he sentido nunca que tuviera que guardar esa apariencia. Hace poco por redes me contactó un compañero del colegio y me dijo: 'Tú eres la misma persona que ya eras'. O sea, la persona de 10 años es la misma de los 37, eso me sorprendió y me gustó; que me dijera eso alguien muy lejano en el tiempo quiere decir que no debo haber actuado mucho.
Lo que pasa es que siempre supe la mujer que iba a ser, aunque no sabía en qué momento, no sabía lo que iba a hacer porque no había tanta información. Me acuerdo de que, sobre los 14 años, vi la carátula en VHS de una película de Vicente Aranda protagonizada por Victoria Abril que se llama Cambio de sexo. El eslogan era 'Es transexual quien siente el deseo irrefrenable de cambiar de sexo'. Entendí todo, menos la palabra irrefrenable, así que le pregunté a mi madre y me dijo que era 'que no se podía evitar'. No lo verbalice, pero pensé 'yo no lo puedo evitar, sé que voy a acabar siéndolo'. Iba aprendiendo por el camino, pero nunca me sentí superoprimida. Es que tengo un entorno maravilloso. Debería ser lo normal, pero es que somos conscientes de que hay entornos malos, no solo para personas LGTBI, sino en general, hay niños que sufren y padres en situaciones complicadas.

Valeria Vegas.
BIEL CAPLLONCH

¿Cree que hemos avanzado como sociedad en términos de inclusividad y diversidad?Sí, siento que ha evolucionado muchísimo. Me sabe muy mal que haya gente joven tan negativa, entiendo que son tiempos difíciles, pero también considero que no son conscientes de lo mal que estábamos. No te digo en el franquismo, los 80 y los 90 también eran duros, legislativamente. Había mil cosas que no se podían hacer: no te podías casar, no accedías a muchos derechos, en la sanidad no se contemplaba a una persona trans... Entonces estamos muy bien, hay visibilidad. Soy muy positiva en ese sentido, aun siendo consciente de la discrepancia que existe. Pero discrepancia ha habido siempre, no es que el mundo ahora sea peor, es que hay más altavoces.

¿Ha ayudado la 'ley trans' en esta evolución?La 'ley trans' para mí es un paso más. Las leyes son necesarias, pero la evolución más importante es la de la sociedad. Porque si es empática, si a pie de calle se puede convivir, eso está por encima de las leyes. La ley se hace porque la gente oprime a otra gente, a lo mejor no hubiera hecho falta esta ley si el mundo estuviera más preparado y no se metiesen contigo porque tienes otro nombre distinto. Al final se está haciendo porque ese nombre te convierte en alguien vulnerable.

¿Cree que han surgido nuevas figuras jóvenes que son buenos referentes?Samantha Hudson me flipa, obviamente. Tiene un discurso muy guay, potente, empoderador, centrado en la autocrítica y demostrar saber reírse de una misma. Me parece muy guay que exista.

La Veneno era un referente. ¿Cree que usted puede ser ahora un referente para algunas personas?Me hacen saber que soy referente, gente de 15 años. Está muy guay y mola mucho, lo agradezco, pero me lo creo lo justo, aunque me lo digan con sinceridad. Entiendo y es lógico que yo sea referente para alguien tan joven, sus figuras no van a ser Manolita Chen o Coccinelle, que me gustaban a mí en los años 70, porque no las conocen, no conocen ni a las mujeres cis de esa época. Por generación, para esa gente estamos cuatro o cinco.

¿Estaría orgullosa La Veneno al ver lo que significa su figura?'Conosía mundial', como ella decía. Pienso que hay un lugar desde donde nos está viendo y tiene que estar flipando. Ya con la serie fue el acabose, eso le hubiera dado una felicidad increíble. Había algo en ella como premonitorio, ella sabía que era importante. Pero ojo, hoy en día todo es muy políticamente correcto y La Veneno no lo era. Entonces, si Cristina estuviese, igual la estaría adorando mucha gente y otros estarían criticándola. No era perfecta, pero es que nadie lo es. Ella era muy necesaria en una televisión donde la visibilidad que se daba era muy negativa, pero ella estaba plasmando muchas verdades, sin saberlo: ella hablaba de su pueblo, pero representa a muchos pueblos de España; ella hablaba de su familia, pero hablaba de muchas familias...

Ahora están centrados en la segunda temporada de la serie, que está basada en su libro, Vestidas de azul.Ya es como una trilogía, casi: existe un documental del 83, a raíz de esto hice un ensayo y la serie relata cómo el personaje de Valeria escribe ese ensayo. Igual que en Veneno, Valeria iba escribiendo el libro y era el hilo conductor para contar una historia, aquí en el presente es la excusa para viajar al 83 y contar la historia de las chicas de Vestidas de azul en el pasado. Y repiten actrices como Paca La Piraña, Juani Ruiz, Ángeles Ortega, que hacía de La Manola, Lola Rodríguez, que hace de mí...

¿Aparecerá usted también en esta temporada?No, en Veneno me pidieron que lo hiciera y tuve ese atrevimiento, pero a mí no me gusta actuar, aunque me gustan mucho las actrices. Puedo hacerlo si no se convierte en algo profesional, de manera muy puntual. Creo que hubiera sido una muy buena actriz, porque tengo inventiva, pero en cuanto me encasillas en una frase pierdo naturalidad. También pasa hoy en día, hay muchas actrices que deberían ser modelos, más bien.

Cada vez está más presente en televisión: Y ahora Sonsoles, el Deluxe… ¿La veremos pronto en algún otro programa?Tengo una cosa en Televisión Española, y es la cosa más bonita que voy a hacer en mi vida: voy a copresentar Cine de barrio con Alaska, que para mí es muy bonito. No todos los sábados, pero estaré en algunas entregas. Es el cine que me gusta, son estas señoras de las que te hablaba, es prepararte una película... Y Alaska me parece un icono de España.

¿Y qué proyectos tiene en el futuro, además de la serie? ¿Está trabajando en otro libro?Tengo una idea. Tengo una libreta donde apunto ideas de libros, tengo algo que no es ficción y también algo de ficción que me ronda mucho por la cabeza. Y el resto sigue igual: colaboraciones de radio, tele, ya menos prensa porque no saco tiempo... Y hay un documental que he dirigido sobre Nadiuska, el icono de los 70, que está pendiente de estrenarse en Atresplayer en primavera.

Periodista cultural '20minutos'

Graduado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Politécnica de Valencia y máster de Periodismo Digital por la URJC. Formo parte del equipo de Cultura de 20minutos desde 2019. Me encanta el periodismo de videojuegos, televisión y literatura, especialmente cómics.

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