¿Qué invitados se sentarán el 6 de mayo en la Abadía de Westminster para la coronación de Carlos III?

El rey Carlos III de Inglaterra.
El rey Carlos III de Inglaterra.
NEIL HALL / EFE
El rey Carlos III de Inglaterra.

Se ha especulado mucho sobre los nuevos criterios que la corte británica ha seguido a la hora de establecer quién sí, o quién no, será invitado para la coronación de Carlos III el próximo 6 de mayo.

Criterios en parte relacionados con razones lógicas de economía y de espacio en la abadía de Westminster (las 3.000 personas invitadas a la coronación de Isabel II en 1953 serán ahora en torno a 2.000), pero que también apuntan al deseo del rey de que sea la 'meritocracia' y no la 'aristocracia' lo que en este caso haya primado a la hora de cursar las invitaciones.

De ahí que haya habido no pocas frustraciones, aunque personas de gran relevancia en el entorno familiar de los Windsor, como Lady Pamela Mountbatten, hija del afamado último virrey de la India, lo han entendido a la perfección, considerando su ausencia como "algo muy sensato".

Por todo ello, serán muchos menos los invitados pertenecientes a ese gran grupo que es la gran familia extendida del nuevo rey, pues solo se ha llamado a participar a los descendientes del propio rey Carlos, de Isabel II, de Jorge VI y de Jorge V).

Asimismo, también serán menos los representantes de la familia regia europea que, en esta ocasión, envían únicamente a 2 personas por cada familia real, primando la importancia del personaje sobre el grado de parentesco con el nuevo rey.

No obstante, todas las monarquías en ejercicio en Europa estarán representadas aunque en esta ocasión también se ha querido terminar con la vieja tradición no escrita por la cual los soberanos reinantes nunca asistían a las coronaciones británicas, por así no tener que ejercer su derecho de precedencia protocolaria sobre el monarca coronado (solo la exótica reina Salote de Tonga asistió a la coronación de Isabel II).

Este es un cambio de criterio que ha sorprendido a muchos, pero que sin duda obedece a la actual necesidad de mantener los estrechos vínculos que todavía unen a los soberanos de las diez monarquías en ejercicio, que enviarán a sus más altas representaciones.

De España irán los reyes don Felipe y doña Letizia; el rey Carlos Gustavo de Suecia irá acompañado de su hija, la princesa heredera Victoria; los reyes Guillermo Alejandro y Máxima representarán a Holanda; por Bélgica serán los reyes Felipe y Matilde; Luxemburgo enviará a los grandes duques Enrique y María Teresa; no faltarán Alberto y Charlène de Mónaco (los primeros en confirmar); y Dinamarca, Noruega y Liechtenstein mandarán a sus príncipes herederos y sus consortes.

Y junto a ellos, y como deferencia a parientes en otro tiempo reinantes en monarquías ya abolidas, allí estarán la reina viuda Ana María de Grecia con su hijo, el príncipe Pablo, los reyes Simeón y Margarita de Bulgaria, los príncipes Alejandro y Katherine de Serbia y la princesa Margarita de Rumania y su esposo Radu Duda, grandes amigos de Carlos III.

Un recorte muy sustancial habida cuenta de la gran presencia de parientes europeos en coronaciones previas, pues de las viejas familias reinantes o principescas alemanas solo es esperable, por el momento, el margrave Bernardo de Baden.

Ya en 1917, la monarquía británica comenzó un progresivo proceso de insularización por su deseo de hacer olvidar sus orígenes alemanes en tiempos de guerra, y desde entonces la presencia de muchos primos considerados incómodos para la opinión pública se fue restringiendo hasta su mínima expresión actual.

Por otra parte, y dado que se trata de una ceremonia de estado y no familiar, para el Reino Unido es de importancia capital dar mayor presencia y acogida a los representantes de los muchos territorios de la Commonwealth, por lo que en Londres veremos al rey de Tonga o al exótico rey Tuheitia de los maoríes de Nueva Zelanda, sin olvidar a los reyes de Jordania, Marruecos, Tailandia y Bután, a los príncipes herederos Akishino y Kiko de Japón y a los sultanes de Omar, Qatar y Brunei.

En esa misma línea de actuación, el duque de Norfolk, gran responsable de la compleja organización de todo el aparato que implica la coronación, también ha tenido que hacer importantes recortes entre los miembros de la poderosa nobleza británica, 40 pares del reino en esta ocasión, a quienes se ha animado a no desempolvar sus vistosos mantos ribeteados de armiño y a dejar en casa las coronitas (los coronets) con los que siempre se cubrieron en coronaciones previas. Pero no por ello dejarán de tener un rol protocolario fundamental como representantes de la nación, pues algunos elegidos formarán parte del vistoso cortejo de entrada en la abadía, portando los distintos elementos de la rica regalía que se desplegará durante la ceremonia. Ese será el caso del duque de Buccleugh, portador del cetro con la cruz; la baronesa Elizabeth Anionwu, que llevará el orbe de oro y piedras preciosas; el conde de Loudoun, encargado de las espuelas de oro; o el duque de Wellington, que se ocupará de la corona de la reina Mary con la que será coronada la reina Camila.

También se espera a numerosos miembros de la familia de la nueva reina, entre quienes se ha incluido a su exesposo, Andrew Parker-Bowles, a los siete últimos primeros ministros y a numerosos jefes de estado que nunca antes habían sido invitados a estas ceremonias.

Como era esperable, Emmanuel Macron no ha querido faltar a la cita, en la que coincidirá con Jill Biden, primera dama de los Estados Unidos, los presidentes de Alemania, Italia, Polonia, Filipinas o Chipre y los primeros ministros de Pakistán, Australia, Nueva Zelanda o Bangladés. Una lista interminable de figuras de primer orden mundial, que incluirá a nivel local al arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia de Inglaterra que oficiará la ceremonia, el Gran Rabino de Gran Bretaña, celebridades como Stella McCartney o Rowan Atkinson y miembros de las numerosas fundaciones y asociaciones caritativas que reciben el apoyo de los nuevos reyes.

Otros, como las princesas Beatriz y Catalina Amalia de Holanda y la princesa heredera Elisabeth de Bélgica, se unirán a los invitados en la recepción que el rey les ofrecerá el día previo en el palacio de Buckingham, en la que se espera que las invitadas, a diferencia del día de la coronación, sí que vistan galas y joyas importantes.

Como grandes ausentes, la polémica Meghan Markle, sola con sus hijos en los Estados Unidos, y Sarah Ferguson que, aunque ya no forma parte de la familia real, sí se unirá a ellos en algunas de las celebraciones posteriores que durante días poblarán toda la geografía del Reino Unido. Sin embargo, aún cabe esperar sorpresas que solo podrán desvelarse el mismo día de la ceremonia.

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