Melisa Tuya Redactora jefe de '20minutos'
OPINIÓN

Seres vivos, no motocicletas

Este caballo es uno de los once que estaban en subasta en la Cañada (Madrid). "En la primera puja a mano alzada hubo cuatro caballos por los que nadie pujó, los otros siete, al ver el interés de ciertas personas por hacer negocios, fuimos nosotros los que más pujamos para salvarles la vida", relatan desde el santuario. "Por los otros cuatro se hizo subasta a sobre cerrado, íbamos cada día al ayuntamiento para ver si había algún sobre y diez minutos antes de cerrar la subasta y al saber que nadie había entregado ninguno, metimos cinco euros en un sobre cerrado y salvamos a los cuatro". Uno de ellos era Bayron, un ser extraordinario de tres años "amigo de sus amigos", equilibrado y prudente con las personas. "El era de un color gris oscuro y ahora es casi blanco", aseguran.
Bayron uno de los caballos protegidos por el santuario Winston.
CEDIDA
Este caballo es uno de los once que estaban en subasta en la Cañada (Madrid). "En la primera puja a mano alzada hubo cuatro caballos por los que nadie pujó, los otros siete, al ver el interés de ciertas personas por hacer negocios, fuimos nosotros los que más pujamos para salvarles la vida", relatan desde el santuario. "Por los otros cuatro se hizo subasta a sobre cerrado, íbamos cada día al ayuntamiento para ver si había algún sobre y diez minutos antes de cerrar la subasta y al saber que nadie había entregado ninguno, metimos cinco euros en un sobre cerrado y salvamos a los cuatro". Uno de ellos era Bayron, un ser extraordinario de tres años "amigo de sus amigos", equilibrado y prudente con las personas. "El era de un color gris oscuro y ahora es casi blanco", aseguran.

Dice una leyenda que nació del viento del sur, incansable como el camello y con el mismo amor del perro hacia su dueño. El caballo ha sostenido el progreso de la humanidad en su grupa: como alimento, como arma, como herramienta de trabajo y haciendo del mundo un lugar más abarcable. También ha sido y es, cuando se lo permitimos, compañero; un animal con el que establecer un vínculo único, precioso.

Cada caballo es una vida valiosa, digna de ser protegida, y eso hacen en el Santuario Winston, invitándonos a reflexionar sobre cómo se lo pagamos, porque lo que nunca debería ser un caballo es una motocicleta que revender y desguazar cuando ya no nos sirve.

Es un camino que estamos recorriendo. Cada vez mayor número de voces protestan ante el maltrato animal, también el de los caballos. Noticias como que una yegua enferma muera derrengada bajo el sol sevillano pasan todo lo contrario a desapercibidas y proliferan voces como la Lucie Crehalet en The modern rider y todos los invitados que acuden cada quince días a su programa que nos animan a replantearnos cómo los mantenemos, cómo debemos montarlos y que el respeto a su naturaleza y sus necesidades deben cobrar cada vez más importancia. 

Para los que amamos a los caballos y disfrutamos montándolos, no es fácil ponernos ante el espejo y hacernos preguntas incómodas, percatándonos de todos los errores de concepto que teníamos interiorizados, de cómo sí se debería mantener y tratar a uno de estos animales y cómo no.

La relación milenaria del hombre y del caballo en países como el nuestro, más preocupados por la irrupción de la inteligencia artificial o la evolución de los tipos de interés que por solventar una hambruna generalizada o sobrevivir a conflictos armados enquistados, está evolucionando y muy deprisa. La relación entre el hombre y el caballo, que no es semejante a ninguna otra y sigue fascinando a tantos que se acercan a este animal mágicamente intuitivo, se asentará sobre unas bases más éticas o no será. Solo es cuestión de tiempo.

Melisa Tuya
Redactora jefe de '20minutos'

Soy periodista en '20minutos' y escritora. Coordinadora de 'Capaces' y 'Animaleros'. He ganado el premio Tiflos 2019 de la Once por el reportaje 'La otra vuelta al cole, la de los niños con discapacidad y enfermedades crónicas'; fui ganadora española y finalista europea en 2012 del Health Prize for Journalists de la Comisión Europea; Premio Blasillo al Ingenio en Internet en el Congreso de Periodismo Digital de Huesca en 2008 y Premio Huella de Oro en dos ocasiones al Periodista más comprometido con la protección animal de la Asociación Nacional de Amigos de​ los Animales. Como escritora tengo tres libros publicados: la novela de ciencia ficción Galatea (Lapsus Calami, 2014); el ensayo Tener un hijo con autismo (Plataforma, 2017) y Mastín y la chica del galgo (2019) a beneficio íntegro de la Fundación Amigos del Perro.

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