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Isabel Preysler no permite que hablen de Íñigo Onieva

Isabel Preysler.
Patricia J. Garcinuno / Getty Images

El próximo 8 de julio Tamara Falcó e Íñigo Onieva se darán el 'sí quiero' ante más de 500 invitados. Un enlace matrimonial que no está exento de polémica. Son varias las voces que afirman que el empresario habría iniciado conversaciones con otras mujeres con fines amatorios.

Deslizan que, para el desconsuelo general, Íñigo habría vuelto a las andadas y que, por tanto, aquel beso furtivo en el Burning Man habría sido una premonición.

Nada más lejos de la realidad. Nadie del entorno de Tamara cree en las informaciones de quienes disparan sin aportar nombres, lugares o fechas exactas. Todo el entorno de la marquesa de Griñón ha cerrado filas en torno a Íñigo. Sus más allegados reconocen a este periódico que el joven está teniendo "un comportamiento irreprochable" y que, a día de hoy, nadie duda de su lealtad y compromiso.

Es la propia Isabel Preysler la que se niega a seguir alimentando la rumorología, cortando por lo sano aquellas conversaciones que pretenden dañar y que no son más que una acumulación impúdica de chismes.

A Íñigo no se le toca. Y no es para menos, pues, dicen, está entregado en hacer feliz a Tamara. "Decir lo contrario sería mentir, si está todo el día cuidándola y protegiéndola. Es un amor real y nos ha sorprendido a todos", dice uno de los famosos que más frecuenta a la pareja.

Estas palabras son importantes, reseñables y claramente significativas, pues ninguno de los amigos de la socialité se anda con ambages: si no le consideraran un buen tipo, se limitarían a sonreír y callar.

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