Internacional

Entrevista

Jordi Cañas, eurodiputado de Cs: "La UE ha dejado claro que no habrá espacios de impunidad en el mundo digital"

Jordi Cañas, durante una intervención en el Parlamento Europeo.
Frédéric MARVAUX

La Unión Europea aspira a convertirse en un regulador firme del mundo digital. Si el mundo real cambia, el digital tiene que hacerlo también, y por eso la aprobación de la ley de mercados digitales y de la ley de servicios digitales (DMA y DSA por sus siglas en inglés) se consideran dos "pasos históricos" en el marco de la Unión. El Parlamento Europeo celebra ese avance y Jordi Cañas (Barcelona, 1969), eurodiputado de Ciudadanos, atiende a 20minutos desde Estrasburgo para dar las claves sobre una nueva normativa, que es pionera y que sienta las bases del presente y del futuro cercano sobre todo lo que trasciende a lo analógico. 

“Lo que es ilegal en el mundo real lo ha de ser también en el digital”. ¿Es esa la máxima de la DSA?Es una de las máximas, sí y probablemente sea uno de sus principales objetivos. Creo que todos deberíamos empezar a eliminar la distinción entre mundo físico y digital porque al final nos movemos en un mundo en el que lo digital no se puede separar. Hay que regular todos los espacios de interacción entre las personas, las empresas, los productos y los servicios. Para eso se requiere una legislación especial porque justamente esa separación había creado una sensación de impunidad; en el mundo digital parecía que los derechos de los ciudadanos eran menos que en el mundo analógico.

El Parlamento Europeo ha definido las dos normas como “históricas”. ¿Qué más objetivos tienen?Además del que decíamos, que es extender el marco regulatorio, hay otro fundamental: proteger los derechos de los ciudadanos. También delimitar a las grandes compañías en su ámbito de acción, no se pueden creer que por ser muy grandes están al margen de la regulación. Parecían demasiado grandes para que alguien se metiera con ellas y la UE les dice que no; aquí las normas se cumplen. Se demuestra que no hay impunidad ni siquiera para las grandes compañías tecnológicas, y no se les va a permitir que campen a sus anchas.

¿Son los gigantes tecnológicos un problema, una oportunidad o un reto para la UE?Todo un poco, en realidad. Ya se han aprobado en otros países como EEUU leyes antimonopolio y precisamente si uno mira a las grandes compañías se ve que algunas ejercen ese monopolio, por lo que es evidente que eso debe ser regulado porque el monopolio o los oligopolios tienen una posición de dominio sobre el mercado que acaba afectando a las libertades y a los derechos de los ciudadanos, pero también a la competencia. Las grandes compañías no son un problema en sí mismo, sino también oportunidad. Pero se corre el riesgo de que su posición de dominio las convierta en una amenaza a los derechos y a la competencia. Pueden ser un peligro pero se puede evitar que lo sean.

¿Internet es una jungla ahora mismo que la UE aspira a ordenar?Internet tiene que seguir siendo un espacio de libertad que hay que regular pero no encorsetar. A mí la jungla me encanta. Tiene que haber de todo, no todo puede ser un jardín, pero el tema está en que en esa jungla sea segura, sin delincuentes y en la que uno sepa dónde se mete. Nosotros como partido liberal defendemos que los ciudadanos sean conscientes precisamente de dónde se meten; en el mundo no hay nada gratis porque al final tú estás cediendo tu identidad, tus datos, y lo que hay que hacer es regular y concienciar a la gente. El ciudadano tiene que entenderlo. Hemos pasado de una total confidencialidad de los datos a que uno se exponga voluntariamente. Tiene que ser, repito, un espacio en el que no quepa la impunidad.

¿Cuál es entonces la conclusión?Que quizás sea una jungla y deba seguir siéndolo, pero tiene que imperar la ley igual que fuera de ella. Hay que entender que todo va a evolucionar pero lo que no tienen que cambiar son los principios, y lo importante aquí es que todo el mundo sepa que la UE no va a permitir espacios de impunidad en el mundo digital y los derechos y libertades de los ciudadanos van a estar protegidos y amparados.

¿Están entonces nuestros datos personales en peligro si no se crea un marco efectivo?Lo que está claro es que la autorregulación no ha funcionado y cuando esto pasa queda claro que hay que regular. Los datos personales son personales y uno tiene que decidir a quién los entrega, pero esa entrega tiene que ser consciente y libre porque esos datos personales son la materia prima del mundo digital. Es evidente que hay usos lícitos pero hay muchos ilícitos, y todo el mundo yo creo que es consciente de ello. Hacen falta unos mecanismos y unos recursos porque las compañías siempre van a ir por delante. Es un tema muy complicado porque requiere de unas capacidades muy específicas. Los datos y la falta de regulación son un cóctel explosivo y por eso DMA y DSA son una forma de poder orden.

Y la UE es pionera en este sentidoSomos los primeros en el mundo que lo hacemos y eso que es cierto que muchas veces los legisladores no tienen los conocimientos necesarios para abordar asuntos de esta magnitud. Todo avanza muy rápido. Ahora estamos por ejemplo con el debate de la IA, con conceptos que son complejos. Pero Europa va a ser una vez más el regulador global y por ejemplo en Brasil ya se está desarrollando una ley que usa como referencias DSA y DMA. Generamos un marco regulatorio y vamos a marcar la tendencia global. Esto demuestra que la UE no se pliega a las presiones de los poderosos.

Podemos decir que hemos sido los primeros y no nos hemos plegado a las presiones

Además las sanciones por incumplimiento (que incluyen DSA y DMA) son especialmente potentes. La Comisión está facultada para imponer multas a las compañías por un importe de hasta el 10% de su facturación mundial total en el ejercicio fiscal precedente, que podría ascender hasta el 20% en caso de reincidenciaPor eso podemos decir que hemos sido los primeros y no nos hemos plegado a las presiones. Este Parlamento y las instituciones europeas han sido capaces de plantarse ante las empresas, con una voluntad de colaboración porque no son el enemigo. Pero sí nos hemos sentado a decir hasta aquí hemos llegado y esto vamos a regularlo. Hemos sido los primeros, no hemos tenido miedo y somos una garantía de defensa de los ciudadanos.

Otro de los objetivos de las normas, explicaron, es que “Europa reciba a las mejores compañías y no sólo a las más grandes”. ¿Éramos tibios o poco selectivos hasta ahora?Ninguna de las grandes compañías tecnológicas es europea, entonces son compañías muy grandes que impiden que en el ecosistema digital aparezcan otras más pequeñas y eso afecta al principio de la competencia. Nos podría encantar que hubiera un Google europeo o un Meta europeo, pero no los hay, y entonces tenemos que garantizar que esos gigantes no drenen la competencia; que su presencia, su capacidad y su tamaño no impidan el desarrollo del mercado único. La idea es crear un ecosistema en el que las medianas y las pequeñas compañías puedan competir y coexistir con las grandes.

¿Qué queda entonces por hacer?Queda desarrollar la DSA y la DMA, claro. El problema de cualquier ley es que cumpla sus objetivos y esa es la labor de todos; hay que hacer que sea eficaz y mejorar aquello que tenga que ser mejorado porque la realidad va por delante de la reglamentación. Teníamos una normativa del año 2000 y era necesario reducir esa distancia. Tenemos que lograr que eso no se vuelva a producir.

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