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Arranca la campaña electoral del 28M con aroma de anticipo de generales

Imágenes del arranque de la campaña del 28-M
EFE / EP

Los líderes políticos llevan semanas, si no meses, de mitin en mitin, haciendo promesas, criticando al adversario y dándose baños de masas ante sus simpatizantes. Pareciera que la campaña electoral de los comicios municipales y autonómicos arrancó hace mucho, pero es esta noche cuando da oficialmente el pistoletazo de salida con la tradicional pegada de carteles. Desde este viernes y hasta dentro de dos semanas, los partidos se lanzan a una carrera frenética para ganarse el apoyo de los ciudadanos en ayuntamientos y doce comunidades autónomas, pero también se trata de una campaña con cierto aroma a elecciones generales, pues de su resultado se podrán extraer conclusiones que hagan pensar en qué tendencia podría marcar la cita con las urnas del próximo mes de diciembre.

Y es que el 28 de mayo será el primer 'round' que enfrentará a Pedro Sánchez y a Alberto Núñez Feijóo. Lo que está en juego esta vez son los territorios. Y los dos tienen diferentes objetivos: si ambos han proclamado que ganarán los comicios, los socialistas salen a defender el gran resultado que obtuvieron cuatro años atrás -empujados por el arrastre de las elecciones generales que acababan de ganar- y los populares, a recuperar parte de lo perdido entonces, cuando cosecharon un mal resultado.

En mayo de 2019, el PP estaba liderado por Pablo Casado. Vox todavía no tenía fuerza, pero Ciudadanos estaba en su momento dulce. Eso sí, el desgaste del PSOE en estos últimos años y la llegada de Feijóo a la presidencia de Génova hace augurar un resultado de lo más apretado en muchas de las plazas clave de estas elecciones locales y autonómicas. En muchos escenarios, el quid de la cuestión no estará tanto en qué partido queda primero en la votación, sino en los pactos postelectorales que se puedan armar a partir del día 29 en función de los escaños conseguidos.

Si los resultados están, a priori, bastante claros en la Comunidad de Madrid, Asturias o Murcia, en otras autonomías como Aragón, Comunidad Valenciana o Castilla-La Mancha los dos grandes partidos echarán el resto al ser los territorios más disputados por su importancia en número de votos, ya que ganar -o gobernar- allí es visto tanto por socialistas como por populares como un indicativo de lo que puede pasar en diciembre. En los dos primeros, sobre todo, ambos se ven con posibilidades. 

Son comunidades, además, a las que el PP da mucha prioridad porque formar gobierno implicaría arrebatar a su adversario directo algunas de las plazas más importantes que se juegan en estas elecciones. En el caso de la Comunidad Valenciana, supondría reconquistar un territorio en el que los populares gobernaron más de 20 años y en el que se presentan como un partido renovado tras el desgaste sufrido por la corrupción. Además, así lograrían tumbar a Ximo Puig, el barón socialista con más poder territorial en la actualidad y que pretende liderar la autonomía por tercer mandato consecutivo.

Es por ello que tanto PSOE como PP darán mucho protagonismo a esta autonomía durante estas dos semanas, con más de un mitin, y, de hecho, ambos partidos, con sus líderes al frente, coincidirán el mismo fin de semana en el ecuador de la campaña. Sánchez, el sábado 20. Feijóo, el domingo 21.

La otra batalla del bipartidismo la juegan sus socios. Alguna líder del PSOE, de hecho, señala que ella y sus compañeros aguantarán "muy bien", pero asegura que, en muchos sitios, quién obtenga el gobierno dependerá de los resultados de Podemos. La organización morada ha aparcado la lucha con el Sumar de Yolanda Díaz y busca resistir con unas federaciones territoriales ya muy debilitadas. Su entrada podría ser clave en diferentes territorios, como la ya mentada Comunidad Valenciana, donde PSOE y Compromís necesitan su supervivencia.

En la Comunidad de Madrid, que Unidas Podemos supere la barrera del 5% necesaria para tener escaños es de lo que puede depender que Ayuso logre mayoría absoluta o se quede al borde. En el Ayuntamiento de la capital, incluso, podrían ser decisivos para que el bloque de la izquierda se impusiera al de la derecha. Asimismo, en Extremadura podrían tener un papel con el que ahora no cuentan, al poder ser necesarios para Guillermo Fernández Vara si no logra la mayoría absoluta de nuevo.

En el caso del PP, podría necesitar a Vox en algunos territorios para despojar del poder a los gobiernos de izquierda, un escenario posible, por ejemplo, en Cantabria. La formación de Santiago Abascal terminará de implantarse en el territorio, pues se prevé que consiga representación allí donde no lo logró en las municipales y autonómicas de 2019. Navarra es uno de esos casos. Pese a no ser un partido nuevo, hace cuatro años Vox acababa de empezar a despuntar tras lograr sorprender y entrar con fuerza en el Parlamento de Andalucía y cosechar 24 diputados y más de 2 millones y medio de votos en las generales del 28 de abril de ese año.

En esa cita, Ciudadanos logró despuntar. Fue tercera fuerza, tuvo 57 diputados y Albert Rivera se quedó a poco más de 200.000 votos de superar a Pablo Casado. En las autonómicas y municipales replicaron el éxito, se hicieron con algunas ciudades y lograron entrar en el gobierno de otras tantas, como por ejemplo en Madrid. Cuatro años después, lo que está en juego es su supervivencia. Esta vez ha presentado 800 listas, menos de la mitad que entonces, y donde sí podrán ser votados, las encuestas no les auguran un buen resultado.

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