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¿Loros que lanzan picotazos? Qué podemos hacer para evitar que sean agresivos

Una de las aves psitácidas rescatadas por Avetropic.
AVETROPIC

Cuando compartimos hogar con animales de compañía a todos nos gustaría que la convivencia fuera fácil y sencilla, sin embargo, no siempre ocurre así. A veces es por el pasado del animal, otras porque no sabemos como acercarnos a ellos adecuadamente, los motivos por el que se pueden crear vínculos agresivos con ellos son muy variados, especialmente si hablamos de loros, de los cuales no podemos olvidar que son animales salvajes.

De hecho, uno de los problemas habituales que se dan en los hogares cuando mantenemos pequeñas psitácidas en cautividad son los picotazos, que es la forma que tienen estos animales de mostrar agresividad. 

"Puede que se dé cuando nos acercamos a ellos o que sean los loros los que nos busquen a nosotros", cuenta Roger Valls, cofundador de la asociación Avetropic, cuya misión es salvaguardar el bienestar de las psitácidas que viven en condiciones de cautividad.

Para evitar este tipo de situaciones o problemas, es importante conocer los diferentes motivos que mueven a nuestros loros a picarnos, destacando el miedo, la territorialidad, la frustración y el aprendizaje, y siendo conscientes de que pueden darse varios a la vez.

Factores más comunes de agresividad en loros

Uno de los motivos más habituales por el que el loro puede atacarnos es el miedo (a modo de defensa). "Se trata de una reacción que se desencadena por el miedo en base a cómo interactuamos con ellos", explica Valls. "Si molestamos todo el tiempo al animal o interactuamos con él de una forma que no le gusta, ya sea por incomodidad o inseguridad, puede acabar lanzándonos un picotazo".

"En estas situaciones es importante trabajar todo lo posible una mejor comunicación con nuestro animal", recomienda. "Intentar entender las señales que nos dan antes del picotazo y también mejorar nosotros cómo nos comunicamos con ellos, evitando aquello que no le gusta y, por tanto, también el ataque".

Si molestamos al animal o interactuamos con él de una forma que no le gusta puede acabar lanzándonos un picotazo

Otro de los motivos más habituales de agresividad en loros se dan por la territorialidad. "Se trata de una serie de comportamientos que consisten en proteger un recurso que ellos consideran de valor para ellos", detalla el experto en psitácidas. "Generalmente consiste en conductas agresivas hacia aquella persona o individuo (puede ser otro loro) que se acerca al elemento de valor para el animal".

"En este sentido, el estilo de vida que llevan en cautividad, ese ambiente restrictivo y con pocos estímulos es lo que contribuye a que estas situaciones se den con más frecuencia", explica Valls. "Para evitar que esto pase es fundamental que el animal tenga una buena calidad de vida: un entorno muy estimulante con muchas actividades, donde pueda desarrollar diferentes comportamientos y que pueda socializar con otros loros"

Por otro lado, la frustración también puede ser un factor influyente de la agresividad en los loros. "Cuando no sabe cómo lidiar o gestionar algo, le puede generar frustración que se termina redirigiendo en ataques tanto a las personas con las que convive, como a cualquier otra", explica el cofundador de Avetropic.

"Por ejemplo, si un animal que está constantemente en un entorno que promueve comportamientos reproductivos pero no tiene pareja, esto le causará frustración y hará que el animal esté más irascible, por lo que es probable que termine atacando", ejemplifica. "Especialmente en este caso tendremos que entender cuál es el origen de esa frustración e intentar evitarlo. Siguiendo el ejemplo, necesitaríamos un entorno que no fomente comportamientos reproductivos".

Valls además recuerda que cuando estos animales viven en cautividad, es probable que se sientan frustrados al no poder desarrollar todos los comportamientos que sí harían en libertad, por ello recomienda mejorar su enriquecimiento ambiental todo lo posible, lo que disminuirá las posibilidades de problemas que terminen en agresiones.

Agresividad aprendida: un loro al que siempre invadimos su espacio acariciándole cuando él no quiere y que termina lanzándonos un picotazo

Por último, Valls avisa de que la agresividad también puede ser resultado del aprendizaje. "Esto se da cuando el animal aprende que agrediendo consigue determinadas cosas", explica. "Por ejemplo, un loro al que siempre invadimos su espacio acariciándole cuando él no quiere y que termina lanzándonos un picotazo que provoca que retiremos el dedo".

"Con esto, el animal aprende que agrediendo le dejamos en paz, que es lo que quiere y, una vez lo ha aprendido, es mucho más probable que muestre ese comportamiento con mayor frecuencia", añade el experto en psitácidas.

Para evitar este tipo de aprendizaje la solución es sencilla "evitar la situación  que provoca que el animal se encuentre en una circunstancia negativa y que no tenga que llegar a la agresividad". "Debemos darnos cuenta de qué motiva al animal a agredirnos (como no acercarle la mano si el no quiere) y evitar así la situación que origina el ataque".

"Si no provocamos esos momentos en los que el animal puede acabar recurriendo a la agresión, no puede aprender ese comportamiento, por lo tanto, no existiría el problema", concluye Valls.

Colaboradora '20minutos'

Soy Inés López García. Me formé en la Complutense con la intención de acabar informando sobre animales y medioambiente. Tuve mi primera oportunidad laboral en el medio local 'Madridiario'; luego entré en '20minutos', donde pude escribir sobre cine, series y videojuegos, mis tres hobbies. Me mudé a Londres para mejorar el inglés y escribir sobre el Brexit y el covid en la distancia. En la actualidad escribo sobre lo que siempre quise, animales, en la sección Animaleros de '20minutos'.

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