El vídeo de la reacción de Àngels Barceló al enterarse, en plena emisión de Hoy por Hoy, de que habrá elecciones el 23 de julio ha corrido rápido por las redes sociales. Lo mismo ha hecho TV3, emitiendo la grabación de la expresividad de Helena García Melero en el instante en el que Pedro Sánchez comunicaba el adelanto de las generales. Astutos los de la SER y la autonómica catalana al compartir tales momentos, pues un buen plano de reacción puede explicar más que la noticia en sí. Empatizamos con la comunicación no verbal de aquellos momentos que nos pillan por sorpresa. Los grandes de la televisión siempre supieron que tan importante con la imagen principal era el encuadre de reacción.

El maestro Chicho Ibáñez Serrador enriquecía el relato de sus programas con la mirada de los secundarios y el primerísimo plano del público. Tanto que, a veces, se le iba de las manos: como cuando retransmitió un partido de fútbol en Argentina y fue despedido. El motivo: se vio más a la afición que al balón.

Ahora, grabarse la reacción cuando se ve un videoclip de un artista favorito por primera vez se ha convertido en un género propio en redes sociales denominado 'vídeo de reacción', como no podía ser de otra manera. Esas histéricas reacciones que provocan ver lo nuevo de Lady Gaga o Rosalía pueden incluso superar los visionados que el videoclip original que se está observando.

Nos identificamos con las emociones de los protagonistas que descubren una obra por primera vez. Aunque esto tampoco es nuevo de los tiempos de la viralidad. La propia televisión analógica utilizó el modus operandi de los vídeos de reacción como reclamo. O que se lo pregunten a Boris Izaguirre que centró la atención de la audiencia el día que Crónicas Marcianas estrenó el videoclip de la artista anteriormente conocida como Tamara, después Yurena.

'Crónicas Marcianas' y la risa que delató a Javier Sardá

En pleno boom de este tipo de personajes del 'todo por la fama', el late night de Javier Sardá creó un acontecimiento para el estreno del videoclip del ya clásico hit de la historia de la música 'Hoy voy a salir a por ti'. Se cebó el evento como si fuera la puesta de largo de la película del año. Pero esta apuesta, que generaba cierto morbo al público, también tenía un problema: la curva de audiencia solía caer cuando se emitía en un show de entretenimiento un vídeo enlatado.

¿Cómo solucionaron tal dilema? Se abrió una ventanita encima del vídeo para ver la reacción del primer visionado de Boris Izaguirre, que se fue levantando de la silla con cada giro dramático de este especie de cortometraje protagoniazado por Tamara. Es más, Boris iba enriqueciendo con sus comentarios el relato de la historia que pretendía contar el videoclip. A puro grito: "es cleptómana", gritó en el instante en el que la cantante robaba en una tienda. Y la propia Tamara estaba al lado de Izaguirre, compartiendo plano, observándose con media sonrisa de felicidad, sintiéndose una especie de estrella internacional de la música.

El vídeoclip era delirante, pero estaba bien creado: narraba una historia que pretendía transformar a un personaje de la tele en un icono glam. Lo consiguió, al menos, un rato. Más aún gracias a esa inteligencia de Sardá y el propio Boris de interactuar hasta con un vídeo pregrabado para darle esa energía del momento único e irrepetible. Entonces, no era aún habitual enchufar la señal en directo de plató cuando se introducía un vídeo ya rodado y montado. Como consecuencia, la curva de audiencia se mantuvo prendida porque se generó ese interés de ver el videoclip y, a la vez, sentir que no nos reímos solos al ver la reacción de Boris. Como ha pasado esta semana con Barceló y García Melero: su elocuencia expresiva representaba a una España que despertaba tras unas elecciones y se metía, de golpe y en directo, en otras.

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