Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Antonio Gala y la serenidad pilla

Letras andaluzas en México. El escritor español Antonio Gala durante un encuentro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, la más importante de las letras iberoamericanas, que esta edición rinde homenaje a Andalucía.
El escritor español Antonio Gala durante un encuentro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara
José Méndez / EFE
Letras andaluzas en México. El escritor español Antonio Gala durante un encuentro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México, la más importante de las letras iberoamericanas, que esta edición rinde homenaje a Andalucía.

"Me parece una ordinariez ser plenamente feliz". Antonio Gala descuadraba las ideas preestablecidas. Porque las ideas no son cuadradas. Su corrosiva verborrea era una explosión del arte de la ironía que primero descoloca, luego empuja a pensar y, después, termina ensanchando la mente.

Antonio Gala triunfó por su escritura, por su poesía, por su dramaturgia, pero también por su habilidad para jugar con las palabras en los medios de comunicación. Con la provocación con trasfondo, sin la intensidad del postureo vacío y forzado: "La espiritualidad no tiene nada que ver con el arte. No soy nada espiritual, soy un materialista absolutamente decidido", concretaba a Jesús Quintero en una de las tantas visitas de Gala a sus programas de micrófono, escucha y silencio. Periodista y autor se entendían muy bien, disfrutaban juntos, pues a los dos "les ponía" el ping-pong de la reflexión que no se muerde la lengua.

Gala fallecía hace justo una semana, a los 92 años. En sus últimas entrevistas, podía haber transmitido la imagen de abuelo venerable. Sin embargo, a pesar de su mala uva y afilado divismo teatral, siempre terminaba dibujando en su rostro la media sonrisa de la travesura infantil que lo puede todo, aunque las reticencias crezcan con el tiempo.

Sonrisa de ilusión -granuja, astuta, pilla-, que no lograba encubrir cuando lanzaba pullas que, en realidad, eran la triaca para relativizar e incluso desenchufar las expectativas con las que nos calentaron la cabeza sobre triunfos y derrotas vitales. Él, que no creía en los viacrucis:  

"Hace tiempo que la felicidad no la busco, me pasa como con el amor. Supongo que si el amor tiene que volver otra vez a mi vida, tocará a mi puerta. No se puede andar por las esquinas buscando el amor. Eso conduce nada más al insomnio y a la resaca. La felicidad igual, la felicidad vendrá. Y si no que la zurzan, porque tampoco es imprescindible. Para mí ya es imprescindible otra cosa, que es la serenidad. Y, poco a poco, yo que creí que la serenidad era una cosa de serenos, de esos que antes había por las calles pregonando la hora y abriendo las puertas, ahora comprendo que la serenidad es sentirse como una pequeña tesela de un gran mosaico, prescindible, mínima, confusa, pero en su sitio". Antonio Gala.

Borja Terán
Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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