El joven de 17 años tiroteado hace unas semanas en Kansas, Estados Unidos, ha salido este miércoles del hospital. El menor recibió un disparo en la cabeza por parte de un vecino de 84 años al equivocarse de casa cuando iba a buscar a sus hermanos.

Lo primero que ha hecho tras recibir el alta ha sido caminar para crear conciencia de las lesiones cerebrales causadas por los disparos. El joven se encuentra en buen estado de salud, aunque padece de migrañas, problemas de equilibrio y un trauma a raíz del tiroteo. 

Según la CNN, Andrew Lester, el pistolero, se encontraba en la cama cuando el joven llamó a su puerta. Lester contó a la policía que, al escuchar el timbre, cogió su revolver y se dirigió a la entrada. En la puerta de su casa vio "a un hombre negro de aproximadamente 1,80 metros de altura tirando de la manilla de la contrapuerta exterior".

El autor de los disparos asegura que pensó que "alguien estaba intentando entrar en su casa" y  por eso disparó dos veces. Acto seguido llamó a los servicios de emergencia. No obstante, el joven declaró a la Policía durante su hospitalización que no tiró de la puerta en ningún momento.

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La noche del tiroteo el hombre fue puesto bajo custodia, pero fue liberado dos horas mas tarde porque la Policía reconoció que era necesario realizar más trabajo de investigación. Actualmente, Lester tiene prohibida la posesión de armas y mantener cualquier tipo de contacto con el joven o su familia. 

El tiroteo contra el adolescente fue visto como una agresión racista y rápidamente suscitó la indignación en las redes sociales y protestas en Kansas city. Los manifestantes recorrieron las calles al grito de "Justicia para Ralph" y pidiendo la detención del tirador.