Internacional

La OTAN presiona a Turquía para que levante el veto a la entrada de Suecia, pero rebaja la esperanza de Ucrania

El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg.
EFE

Ayudar a Ucrania sí, y el tiempo que haga falta, pero dentro del realismo. La OTAN no se mueve ni un milímetro de su posición sobre Kiev al mismo tiempo que enfoca su ampliación con la entrada de Suecia. Tras el sí a Finlandia, el secretario general de la Alianza Atlántica viajará a Ankara para presionar a Turquía para que levante el veto a la adhesión de Suecia. En paralelo, Jens Stoltenberg pide que se asuma de una vez que la entrada de Ucrania no se dará a corto plazo, aunque sí se le pueden dar "garantías de seguridad". Y eso se producirá más pronto que tarde, con la mirada puesta en la cumbre de Vilna (Lituania) que se celebrará el 11 y el 12 de julio con la presencia de Volodimir Zelenski.

Stoltenberg lanzará en el encuentro una propuesta de un paquete de apoyo militar para mejorar el Ejército ucraniano y espera que haya "consenso" sobre él. La cita en Vilna debería de servir también para que Suecia reciba el sí definitivo de Turquía, para lo que el líder noruego se verá con Recep Tayyip Erdogan -recién reelegido como presidente otomano- con la idea de pulir las últimas dudas del Gobierno turco.

El pasado mes de julio la cumbre de Madrid sirvió para que la OTAN renovase su concepto estratégico, el plan a largo plazo en el que identifica amenazas (Rusia) y desafíos (China). En Lituania, un año después, se espera ver una Alianza reforzada y ampliada que 'apadrine' a Ucrania pero sin hablar de fechas sobre su adhesión.

No obstante, la ayuda militar seguirá "el tiempo que haga falta", tal como vienen repitiendo desde Bruselas desde el inicio de la invasión rusa. "No sabemos cuándo acabará la guerra, pero debemos asegurarnos de que, cuando lo haga, contemos con acuerdos creíbles para garantizar la seguridad de Ucrania en el futuro y rompamos el ciclo de agresión de Rusia", aseguró Stoltenberg, que reconoce que se tienen que estudiar todos los detalles del siguiente apoyo dependiendo de las necesidades que tengan las tropas de Zelenski sobre el terreno.

"Hay que estudiar qué tipo de marcos podemos establecer para ofrecer las garantías necesarias para que Vladimir Putin no pueda volver a atacar Ucrania", sostuvo. Sobre estas garantías de seguridad hablaron también este lunes el propio Zelenski con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al inicio de la reunión de la Comunidad Política Europea en Moldavia. En ese sentido, el presidente ucraniano pidió celeridad tanto a la OTAN como a la UE. "Ucrania, que defiende los valores europeos pagando un precio de sangre, no tiene todavía una respuesta positiva sobre su adhesión a la Unión Europea y a la OTAN", lamentó.

A este respecto, Von der Leyen trasladó a Zelenski que Bruselas "trabajará duro" para que Ucrania "consiga el objetivo" de entrar el UE, según explicó la dirigente alemana en su cuenta de Twitter. Ambos mandatarios también abordaron la forma de poder implementar el plan de paz que ha propuesto Zelenski, según explicó él mismo en las redes sociales tras su encuentro con la líder del Ejecutivo comunitario.

Los aliados, con todo, quieren que Ucrania tenga los pies en el suelo. Estados Unidos siguió en esa línea. Washington ha confirmado que ofrecerá un "fuerte" paquete de apoyo político y militar para reforzar las relaciones con Ucrania en la cumbre de líderes de Lituania en julio, evitando por el momento hablar de un calendario para la adhesión a la Alianza, tal como especificó el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, que llamó también a alcanzar un acuerdo entre todos los socios de Kiev, de nuevo como muestra de unidad frente a Putin.

"Espero que cuando los líderes se reúnan en Vilna haya un sólido paquete de apoyo, tanto político como práctico", comentó Blinken en rueda de prensa tras la reunión cita de ministros aliados. En cuanto a las posibilidades de avanzar en la adhesión de Ucrania a la OTAN, el secretario de Estado no ha entrado al fondo de la cuestión y se ha limitado a recalcar que los aliados siguen defendiendo la posición de Bucarest de 2008, cuando la OTAN reconoció la perspectiva euroatlántica de Kiev. "No hay división respecto a esta propuesta", defendió, insistiendo en que cualquier cambio se tendrá que decidir con el consenso de los 31 miembros de la OTAN.

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