El último bastión de Donetsk: el frente de Avdiivka resiste bajo las ruinas

El último bastión de Donetsk: el frente de Avdiivka resiste bajo las ruinas.
El último bastión de Donetsk: el frente de Avdiivka resiste bajo las ruinas.
Olha Kosova
El último bastión de Donetsk: el frente de Avdiivka resiste bajo las ruinas.

"Allí se ve la ciudad de Donetsk", me comenta Muja, un hombre joven de unos 29 años, que pertenece a la unidad de las fuerzas especiales de la ciudad de Avdiivka. Y me enseña el horizonte. Esa proximidad hacia el territorio controlado por las fuerzas prorrusas provoca un sentimiento muy confuso. A unos pocos kilómetros de aquí está una parte del país tan cercana y, al mismo tiempo, tan inalcanzable… A una distancia de nueve años de guerra. En las trincheras de ambos bandos, miles y miles de vidas rotas.

Desde nuestra última visita han pasado meses, pero parece una eternidad. Atacada en tres direcciones, desangrada y en las ruinas pero, al mismo tiempo, verde y decorada con flores: así se ve la ciudad esta primavera.

Estamos en el tejado de un edificio de nueve plantas. Para subir hasta este punto pasamos por las puertas abiertas de los pisos vacíos y las pilas de los restos de las ventanas rotas. Subir a las alturas es una operación bastante arriesgada en una ciudad bombardeada cada día por la aviación rusa. Al escuchar la palabra "Aire" por el walkie talkie, un aviso que mandan los militares aquí, una sensación escalofriante recorre la espalda… Esas cuatro letras significan aquí que estos minutos para alguien pueden ser los últimos.

Los edificios en Avdiivka siguen cayendo con tanta facilidad como si fueran bloques de Lego. El único adorno de la ciudad que sigue en pie es una iglesia bajo el patriarcado de Moscú, que sirve en la ciudad como escudo mágico para los bombardeos de aviación. A unos cuantos metros de la iglesia, el edificio que no está tan inmune a los cohetes se ha convertido en una tumba para los civiles atrapados en el sótano.

La poca distancia a Donetsk es la que convirtió la ciudad en la meta en el año 2014, y una de las razones por las que no se puede tomar tan fácilmente durante la invasión a gran escala. La ofensiva no avanza por las líneas de defensa. Después de la victoria pírrica de Rusia en la ciudad de Bajmut, que le ha costado 100.000 bajas, Avdiivka, que fue el segundo objetivo principal, se ha convertido en el bastión de la región que no ha caído en las manos del Kremlin. 

La táctica que aplica Moscú aquí no es distinta de la que lleva a cabo en el resto de las ciudades: convertir los distritos en polvo con tanques, artillería y el riego generoso con bombas tiradas desde el cielo… Todo para la toma de las ruinas. Sin embargo, Rusia aún no ha conseguido de momento llevar la batalla a las calles. "Algunas posiciones las toman los rusos, otras las recuperan los ucranianos. Y así seguimos", comentan los militares de la zona.

Esta toma de posiciones parece algo rutinario de los libros militares. Pero en la práctica es un proceso que está desangrando a los defensores y los invasores.

Imagen de edificios destrozados en la ciudad. Al fondo, a la derecha, la iglesia se mantiene intacta
Imagen de edificios destrozados en la ciudad. Al fondo, a la derecha, la iglesia se mantiene intacta
Olha Kosova

Muja mira al suelo y hace una mueca, como demostrando un dolor interno, intentando desterrar los pensamientos duros. Como aquel día veraniego, que empezó a las cinco de la madrugada con el sonido del fuego artillero sin parar. Fue un asalto exitoso para las fuerzas rusas en la minería de Butivka. Al final, la tomaron. "Cuando los nuestros pierden alguna posición, llega un grupo móvil para salvar la situación y recuperarla antes de que se establezcan allí los del bando contrario", comenta Muja. Pero un dron ruso lo notó. Los soldados no conocían bien la ciudad y no sabían dónde esconderse. 

Las fuerzas rusas atacaron de repente, bombardearon al grupo sin parar. Y los civiles y los edificios se convirtieron en los daños colaterales. Al principio, Muja no sabía bien qué pasaba. "Me acerqué al primero de los heridos… ¿Cuántos sois?". Muja recuerda la cara asustada del soldado y su propio sentimiento de horror cuando se dio cuenta de lo que ocurría. Junto a sus compañeros de la Policía intentaba salvar a los heridos corriendo por las calles bajo el intenso fuego. En cada patio hubo un soldado herido. "Pensé que era mi último día en esta tierra…pero aquí estoy", suspira Muja.

Al día siguiente lo pasamos con Shtryh de guardia en uno de los centros de invencibilidad en un sótano con ducha, cocina y agua caliente. De paso me enseña la única tienda que funciona en la ciudad, con una variedad de productos impresionante… y con un terminal. Los vendedores comentan que a todos los periodistas internacionales siempre les sorprende el pago contactless en medio de una batalla. Un tema del que aquí también se habla es el porqué la gente se sigue quedando.

Imagen de la devastación que sufren los edificios de Avdiivka
Imagen de la devastación que sufren los edificios de Avdiivka
Olha Kosova

"Mi mujer es de esa ciudad… Allí donde ahora se ve el agujero negro antes estaba nuestro piso", me comenta Shtryj, compañero de Muja. Ninguno de los dos es originario de aquí, pero llevan casi una década en la región. Ambos son de los primeros voluntarios en las batallas de la región de Donetsk

La calma en situaciones críticas y la reacción casi instintiva ante el peligro, antes de que se escuche cualquier sonido, son los rasgos que delatan a los militares con años de experiencia… Shtryj y Muja se enamoraron de mujeres locales y echaron raíces aquí y, según su oficial, nuestro conocido Maksym Lyutyi, es uno de los pasos importantes que les permitieron mantener disciplina en la unidad. Shtryh comentó que su mujer, como muchos otros habitantes de Avdiivka, no quiso abandonar su ciudad. Y tuvo que recurrir al "chantaje emocional" para lograr que se marchara junto a su hijo. Y no se arrepiente, lo ve como un método justificado para salvar a la familia.

En los pueblos cercanos, la situación a veces es incluso peor que dentro de la ciudad. Los militares de la unidad de inteligencia militar que están en la zona ven que nos acercamos y sonríen. Los hombres llevan aquí sin salir ya varios meses, y la visita de una amiga enfermera se convierte en un día festivo. Hablan sobre las batallas con los enemigos y de que, a pesar de todos los esfuerzos, no se desgastan y no pierdan la esperanza de conquistar Avdiivka.

"¿Qué ha pasado con la casa de al lado?", dice una de las médicas voluntarias. "Un fuego, el vecino olvidó apagar el cigarrillo y se incendió la casa", contesta uno de los hombres. Las pintas de lo que un día fue un hogar indican que "ese fuego tonto" fue una explosión. Pero nosotras fingimos que "compramos" la versión para no arruinar el ambiente de la tarde…

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